CXLIII

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Desde aquel día, las cosas marcharon mucho mejor de lo imaginable. Volvía al estado su usual excitante paz con sabor a frutos frescos y murmullos del viento, el mar y la gente. Unos días se sentían pasar en un segundo, otros eran un poco más holgados y carismáticos con las labores y el paso de las horas. El trabajo empezó a ir muy bien. Se endulzó cada día como la miel a los tés que Iseul iba aprendiendo a preparar para servir al joven magistrado.

Durante el otoño el clima se volvió espeluznante. O lo fue hasta que Namoo le enseñó a hacer aros silbantes para jugar con el viento y la entrenó a montar lento para llevarla a pasear en los amplios paisajes alrededor o a disfrutar de quedarse dentro, charlando con sus compañeros mientras disfrutaban cálidas comidas. Después vino el invierno (el crudo invierno en la costa) a cambiar las rutinas. Ya había vivido uno tras su llegada; sabía que casi no nevaba y llovía muchísimo, pero había sido todo lo que supiera hasta su nuevo solsticio. Descubrió desde los parapetos pequeños copos cristalizando la espuma del mar volviéndola densa, por lo que los barcos se quedaban anclados. La bruma subía demasiado bajo el monte y hacían parecer que siempre fuese de madrugada o de noche si no se encendían las linternas, aunque en la mansión sólo les afectaba el cielo nublado. De vez en vez se asomaba el sol entre nubes grises, sonriendo como un niño jugando al escondite, a acariciar sus pieles ya pálidas, ligeramente engrasadas con aceites como medida de precaución.

"El invierno puede ser muy crudo, no como en zonas más alejadas del mar, pero el frío salado es igual de peligroso. Los aceites lubrican la piel impidiendo que terminemos llenos de cortes por todo el cuerpo que, en el peor de los casos, nos haría morir desangrados sin enterarnos por el entumecimiento."

Había explicado Namoo cuando ella terminó llorando luego de creerse llena de sudor frío y descubrirse, al retirar el abrigo, que estaba bañada en sangre. El magistrado le había asignado al médico de la mansión para curarla y luego le había explicado que el año pasado había hecho mucho frío afuera, pero ella se había pasado gran parte del invierno encerrada en las mazmorras o en la mansión y cuando salió el clima ya era menos agresivo. Esa noche había sido él quien se quedó despierto, sentado sobre sus propias piernas junto al reposo de ella. Cuidándola.

Después volvió la primavera con sus clásicas tormentas de inicios a lavar el frío.

Los cristales estaban ligeramente escarchados. Daban la impresión de romperse con el mínimo tacto como un bloque de hielo muy muy delgado. Afuera, a veces, las nubes se abrían dejando ver espacios muy azules recordando que aún estaba ahí detrás; el viento soplaba con fuerza y batía desde las finas telas hasta los fuertes troncos y el oleaje del mar se escuchaba estrellándose contra las enormes rocas vigilantes. Fue por esas fechas en que volvieron las visitas a la mansión filarca por parte de emisarios de los regentes.

Pareció sencillamente sorprendente la facilidad con la que ella misma pudo relacionarse con casi cualquiera desde aquel festival, sin mencionar su creciente amistad con el aprendiz del señor maestre: Soo-Yun, quien concurría normalmente en la mansión para revisar y verificar el estado de los ocupantes.

En las primeras semanas disfrutaron de buen clima. No había sol, pero la temperatura se sentía un poco más cálida. El aire, aunque aún helado, llevaba tintes dulces anunciando su próxima calidez. La matrona solía cantar o tararear con notas bien timbradas alguna especie de melodía improvisada mientras colgaban las prendas en una pieza interior con vistas al enorme patio. Luego bromeaba con sus compañeros. Terminaban riendo como niños... pero esa noche algo era diferente. Incluso respirar y la calma dejaba sentir que algo no estaba bien...

— Los británicos mantienen un margen simbólico para mantener al alza la resistencia contra las revueltas que se están dando ahora mismo por el denominado Primer Imperio Francés. Dicen en sus cartas que "Andalucía" es la cúspide ahora de la hambruna y la muerte. Mueren más de los que nacen. Y cito:
"Es, la única estrategia a la que hemos podido recurrir, una base naval desde donde se pueda partir con rumbo a los puertos bombarderos de los aliados. El servicio naval a la disposición de vuestra real majestad responde a la labor de librar los combates decisivos, mantener las rutas marítimas dispuestas y enviar embarcaciones de armamento y víveres a las ciudades españolas. Desdichados de nosotros. Habituados a defender las causas de la corona española a más de tres años, nos volvemos incapaces de ceder victoria a Bonaparte, al mismo tiempo que vemos la ineficiencia creciendo para proteger nuestros propios territorios de una creciente amenaza de invasión por este mismo por tierra y por mar, no nos hemos hallado más remedio que recurrir a un ruego de vuestra clemencia; si los franceses triunfan, dos pueblos se verán condenados a morir entre el hambre y la violencia.
Mas, oh, señores, que han prevalecido con gracia divina, no nos juzguen de vividores y calañas morbosas que osan aprovecharse de vuestra generosidad; sepan, en cambio, que la tierra británica ha transportado, por año, la mitad de nuestros víveres totales para intentar solapar las cruciales circunstancias de los aliados de la rosa, recibiendo incluso las desgarradoras noticias de asaltos a embarcaciones guiados por bandidos más ensimismados que compadecidos de sus compatriotas o por soldados entremezclados de Bonaparte.
Transcurren los días, los meses y los años. La guerra no hace sino acrecentarse. ¿Podremos algún día librarnos?
Ruego, mi amistoso señor, emerja una luz de compasión en vuestro corazón y auxilien a esta gente desvalida. No imploro por soldados, tampoco armas, pero, oh, carismático señor, no nos condene a este padecimiento por falta de comida para las muchas bocas que alimentar. Os damos nuestra solemne palabra de pagar en peso completo cada bocado con el que su corazón se haga en concedernos apenas nuestra situación mejore."

Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora