CLIV

12 2 48
                                    

Al paso de unas semanas, el médico de la mansión se presentó en la pieza designada para revisar de nuevo a la chica. Namoo se había sentado en una esquina observando el procedimiento que no fue más allá de tomarle el pulso, hacerle unas cuantas preguntas y revisar su temperatura. Luego resumió su completa mejoría para informe del magistrado superior, quien lució una expresión neutral y mugió corto para emitir su satisfacción, mas, aún le impidió levantarse; al menos hasta que llegó la mañana.

— Buenos días, mi señor. Su desayuno está servido.

Anunció con una clara sonrisa en sus labios. El joven apenas la miró de reojo mientras colocaba fichas rojas sobre un mapa extendido en su mesa.

— Así que, ¿estás bien para reasumir tus labores?

Curiosa pregunta, le pareció, ya que había estado pensando en ello desde la noche anterior. Su rutina de indemnización había sido horriblemente aburrida, por lo que levantarse y retomar sus actividades generaba una sensación como si flotara.

— Me siento muy bien, mi señor. Le agradezco que se ocupara de mí mientras estuve enferma. Ahora cuidaré también de usted. —Colocó la bandeja junto al chico. Con una cálida delicadeza elevó una pequeña almohadilla bien abombada; dentro, las florecillas de árnica estaban apretadas y listas para ser calentadas al vapor de un quemador que otra muchachilla se encargó de transportar horas antes para calentar la pieza.
— Debería comer mientras preparo el tratamiento, mi señor.

— Puedes hacerlo mientras trabajo. El señor maestre y la dama de consignación vendrán hoy.

Iseul lo miró sorprendida.

— ¿Vendrán? ¿Puedo preguntar a qué? —Luego pensó. — ¿Es recurrente que hagan estas visitas en este tiempo? Como... ¿lo hacen cada año? —Namoo la miró. Rió.

— ¿Por qué de pronto te preocupa?

— Porque la mansión usualmente no tiene visitas, mi señor. Me preocupa que se vea usted en problemas, especialmente porque pronto se cumplirá el plazo que dijo el médico para venir a inspeccionar él mismo.

— Es verdad. La mansión filarca es una de las propiedades menos bulliciosas, pero no es que sea completamente distante. El médico vino ayer e hizo la investigación pertinente sobre mi brazo y sobre mi estado, entre lo que le he comentado que fui yo quien te envió a hacerle esas preguntas y que me has traído la respuesta. En cuanto a problemas, yo no tengo problemas. Nadie aquí está en problemas, es simple y sencillamente que se ha aprobado enviar víveres para el reino británico y algunos de sus aliados, así que mi madre y mi tío vienen a confirmar las nuevas limitaciones que tendremos por ello y los puertos de la ciudad. El viaje por mar cuando el clima está frío todavía puede ser un riesgo si no se toman las medidas necesarias, por eso se deben asegurar de que todo esté en orden.

— Mmm. Entiendo.

Lo vio arremangar su propia manga sobre su codo y observarlo. Lucía un vendaje cómodo, no demasiado apretado, blanco y limpio, envolviéndolo desde la mitad del brazo hasta el primer tercio del tríceps. Movió un poco la mano, aferrado a la imagen de su extremidad. No parecía doler. Al menos no en ese momento.

Ella recogió la almohadilla ya caliente y la colocó sobre un cuenco vacío. Luego frotó un poco sus manos para calentar sus dedos antes de comenzar a deshacer el envoltorio con cuidado. Su piel pálida se reveló dejando ver una ligera marca amoratada en el sitio donde se hallaba la cicatriz. Sobre ese bulto de hueso que parecía rodeado de una leve inflamación.

— ¿Le duele mucho?

— No duele. —Pareció una frase más cercana a tratar de convencerse a sí mismo. Ella analizó las marcas con la mirada. Tomó la almohadilla de nuevo y la colocó gentilmente sobre ese lugar. Él no se quejó, aunque contrajo ligeramente el brazo, y ella se preguntó si lo estaría soportando, quizá no podía sentir el dolor por el clima, o simplemente no dolía como ella imaginaba. Al volverle una mirada discreta, lo halló aún centrado en su mapa, marcando con sus fichas y concluyó que eran los puertos del estado y las rutas que podrían llevar por las líneas trazadas precisas con un trozo de carbón sólido.

Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora