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Los hechos sellados con la sangre de la anterior línea imperial no remordieron ni impidieron que los sobrevivientes disfrutaran de un festín que se desplazó desde los jardines del palacio hasta los mercados de todas las provincias en aquella ventosa noche de finales de verano. Las casas, calles y árboles, con el follaje a medio pintar de colores otoñales, eran adornados con linternas, adornos de papel, y otros artículos de la época. La gente llenaba las calles por montones. Los hombres llevaban sus ropas de colores sobrios, pero no así las mujeres que lucían colores alegres y vivos, tocados con formas de flores, de mariposas, sus abundantes cabelleras negras y un maquillaje nuevo, limpio y brillante, tanto como su posición se los permitía. Los cascos de los caballos resonaban entre las voces de cuantos pasean entre el carnaval, transportando fuegos artificiales, comidas o visitantes.

Dentro del palacio el sonido metálico del jing se fundía con otros instrumentos mientras bailarines con máscaras daban su espectáculo al centro del pavimento. Alrededor de este se encontraba la familia imperial y las familias nobles que habían sobrevivido también.

- Madre real -Inició Young Hwa mirando un instante a la mujer-, este baile anuncia buena fortuna. La emperatriz lo ha seleccionado especialmente para que lo disfrutes. -La mujer mayor sonrió y miró a su nuera.

- Sin duda, esta es mi buena hija.

- Gracias, emperatriz viuda. -Sonrió también ella hacia la dama mayor.

- Sus majestades -Llamó el maestro de ceremonia y guardia principal del banquete una vez que el baile terminó-, la provincia de Andong es administrada por la primera princesa Hana. Para celebrar su coronación, su majestad, la princesa ordenó que se seleccionara a las artistas más destacadas para traerles un espectáculo maravilloso. La casa kisaeng de Hahoe es conocida como la más elegante y cautivadora de la península, así que ha enviado a sus doce mejores artistas para deleitar a la familia imperial.

- Bien. Hazlas pasar. -No había mostrado especial interés en ver más presentaciones de nadie y, de hecho, estuvo cerca de despedirse primero y dejar a los demás disfrutando, pero dado que su hermana lo había preparado, llegó a causarle intriga que aceptara a damas kisaeng para presentarse en el palacio, pues ella nunca había dejado de enmarcar lo mucho que reprobaba la práctica, sus pensamientos sobre el horrible trabajo que ejercían y lo bajo que hacían parecer a todas las mujeres.
«Su presencia insulta a las damas que se encuentran en lo más alto de nuestra sociedad.»
Había dicho en algún momento.

La sorpresa no terminó allí. Una docena de chicas rondando los veinte años, vestidas de gala, con sedas finas, voluminosas pelucas que hacían lucir sus cabelleras negras mucho más abundantes (y pesadas), las cuales eran llamadas gache y solían ser muy caras, por lo que resaltaban así sus largas filas de clientes muy adinerados. El maquillaje hacía que sus rostros lucieran pálidos como la leche, sus cejas negras y labios rojos daban un acabado parecido a las muñecas que exportaban para las niñas de la nobleza desde china.

Entre todas, sobresalía una de corta estatura. Rondaría quizá los 160 centímetros. Su larga, oscura y trenzada cabellera, adornada con tocados coloridos, enmarcaba su rostro pálido. Su nariz pequeña apenas lucía como una fina línea que podría no tener más función que decorar la mitad de su cara. Había decorado sus ojos con un tono rosado, quizá rojo pálido o naranja y un delineado que parecía haberse hecho con tinta de lo más oscura, preparada por uno de los eruditos de las mejores academias por la perfecta textura que se podía ver en sus párpados y cejas.

Young Hwa se quedó en silencio completamente inmóvil observando el rostro de aquella tercera chica en la segunda hilera. Habían pasado años, pero esas facciones no le eran completamente indiferentes. Lo sabía. Todo en su interior estaba moviéndose tan rápido que no estaba seguro de si lo que sentía era una emoción satisfactoria o un malestar estomacal que arruinaría su festín y su próximo amanecer.

Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora