Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇

XXV

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Hwan solía ser muy, muy meticuloso a su manera. Había sido suficientemente descarado como para burlarse de la emperatriz, mirándola de frente cuando consiguió escapar del horrible encierro al que ella lo había sentenciado; se había colado en los aposentos de sus hermanos mayores y había sacado la espada "tormento del purgatorio" como si se tratase de una pieza cualquiera, la había mostrado sin temor a ser reprendido, pero ir de frente y decirle a Im Jin Kyong lo que había sucedido en el campamento militar doce días atrás era algo que simplemente no haría. Ansiaba verla llena de desesperación y horror, pero tendría que perder esa función, pues ese era el detalle perfecto para derrumbarla.

— ¿Hwan asesinó a mi padre!

La emperatriz se puso de pie ante la noticia. Su mensajero se encontraba inclinado frente a ella.

— Así es, majestad. El octavo príncipe dejó que todos los soldados vieran su horrible tortura y dijo que sería el destino de los que huyeran. Ahora están horrorizados. Han jurado ganar la guerra con lealtad al emperador y a wonja.

— ¿Cómo se atrevió! ¿Por qué no hiciste nada!

— Su majestad, soy un simple sirviente, ¿cómo podría intervenir en las órdenes de wonja?

— Mi pobre padre. —Volvió a sentarse en su trono. Una de sus manos se dirigió a su pecho.
— Él actúa tan rápido. Ahora no tengo a nadie con quién contar en ese lugar. El emperador confía en Hwan y le ha permitido llegar a este extremo.

— El emperador también acaba de enterarse de la ejecución del capitán, su majestad. Quizás aún pueda hacer algo.

— ¿Qué han hecho con el cuerpo de mi padre?

— Wonja ha ordenado que lo incineren, su majestad. No sé qué hicieron después de eso.

Jin Kyong paseó sus pupilas por el suelo. Ignoraba las razones por las que Hwan habría sentenciado a tal tortura a su padre, o, mejor dicho, no quería reconocerlas. El intenso odio que ella sentía hacia Eunyeong, su recuerdo y cualquier cosa que se le enlazara, había provocado tal horror creciendo en el único niño que el emperador adoraba realmente, pero era obvio que ella no lo creería así porque, en primer lugar, se suponía que Hwan no debía saber que ella estaba detrás de todo.

— "No. No hay manera de que lo sepa. Él ni siquiera conoció a la consorte Jung, mucho menos sabría de su familia o que fui yo quien ayudó al único hermano de ella que sobrevivió. No. Si lo supiera, habría cuestionado a Han kyul y a Young hyun desde hace mucho tiempo."

Escuchó el repique de los tambores desde los parapetos. Llamaban a todos los habitantes de los palacios a recibir a su nueva residente.

—¡La princesa Gyeong-hui de la casa Choe ha llegado!

Resonó la voz del anunciante.

— Oh, sí. La hija del príncipe Choe llegaría hoy. —Se puso de pie.
— Envía a mi familia incienso y dinero suficiente para honrar a mi padre. —Apenas dio una mirada a su sirviente. — Resolveré esto después de la ceremonia.

— Sí, majestad.

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Según las tradiciones del budismo, cada ritual es un acto simbólico que contiene alguna clave, por la cual se reconocen los miembros de cierta comunidad. Estos símbolos representan los valores para mantener la comunicación y unión de los miembros. Como tal, las bodas no se consideran una unión mística por una deidad todopoderosa, pues no existe en el budismo la creencia de un "Creador", tampoco se les ve como un contrato que pueda tener una intervención legal, sino una mera celebración para reconocer una relación humana ante la sociedad, principalmente con la familia y amigos. Estas no contemplan ceremonias nupciales, mas aún hay un par de requerimientos para que el vínculo conyugal sea reconocido: se deben encontrar presentes testigos, naturalmente. Entre estos, debe considerarse primordial la presencia de quien concede el matrimonio. En segundo punto, la carga emotiva es grande, así que se hace, mínimamente, mención de seres queridos presentes y ausentes.