El pensamiento se manifiesta como palabra; la palabra se manifiesta como hecho; el hecho se convierte en hábito; y el hábito se concreta hasta transformarse en carácter. Por eso debe observarse cuidadosamente al pensamiento y sus costumbres y permitir que surja de un amor nacido en la preocupación por todos los demás seres... Así como la sombra sigue al cuerpo, nosotros nos convertiremos en lo que pensamos.
"Buda"
Entendido como un arte abstracto, en Hwang había nacido la definición de "el aro". Esto no era otra cosa que realizar en la imaginación la visualización de, como tal, un aro. Una circunferencia sin más que el diseño de una línea formando un círculo hueco. Sobre ese básico concepto, entendido por forasteros como algo ilógico, Hwang habían encontrado el más profundo significado. ¿Qué es un aro? ¿Qué lo hace especial? Un aro puede no ser nada, entonces, ¿por qué significa algo en occidente al ponerlo en el dedo de una mujer? ¿Por qué toma presencia al formarse, con este, la boca de un pozo? ¿Por qué tiene más o menos significado si está en los dedos, las muñecas, el cuello? ¿Puede ser un simple aro símbolo de terror o de alegría? Mientras otros le ponen un significado de acuerdo con el nombre con el que se le designa, para Hwang, es la suma de todo lo que, sencillamente, es. Algo que no es nada y, siendo nada, lo es todo potenciando en ambas partes su poder.
Aunado a las centenas de lecciones cotidianas, esa metáfora representaba la infinidad en su más simple forma. La trascendencia total del tiempo y el espacio en un orden pactado en cada aspecto de la teoría (hasta entonces desconocida) de la entropía...
La marea llegó y se retrajo con el ligero murmullo de la arena. Sus ojos castaños y siempre atentos estaban abiertos y sin parpadear, pero no veía lo que había delante ni alrededor; en cambio, analizaba mentalmente los rincones del estado con la imagen sobreflotando en su consciencia, bloqueando la parte de su cabeza que la hacía escuchar y, por ende, responder. La otra parte de su pensamiento estaba demasiado ocupada evocando ideas mezcladas, deformes, completándose unas a otras para terminar siendo rechazadas por la negación. Sentía que estaba ocurriendo, pero no quería saberlo. Sabía que podía olerlo en esas olas saladas, pero no quería aceptarlo. Dentro de su mente existían altas murallas que ella misma había colocado para conseguir controlar sus explosivas reacciones, para mantenerse en calma, pero... había días en que, como ese mar incontrolable, alguna pizca de su mente se saltaba esas barreras y andaba prófuga causando muchos problemas.
La marea iba y venía. El viento agitaba cuanto a su paso fuese débil. La playa estaba desierta. Sólo ver aquello equivalía a cinco años de terapia psicológica...
Y entonces la llamó una voz...
— ¿Principal Yeoreum?
No se sobresaltó como haría cualquier inadvertido. No miró "repentinamente". Al percibir su voz, simplemente bajó sus pupilas un segundo y luego (apenas) giró su cuello para poder ver a la esclava completamente por el rabillo de sus ojos.
— El magistrado superior ya ha reunido todos los documentos que le pidió, pero el clima se ha enfriado mucho para que la deje marchar hoy. Dice que sería bueno que entre para calentarse un poco y por la mañana la enviará de vuelta a la mansión maestra.
— Gracias.
Fue su solemne respuesta mientras volvía a mirar al mar.
La esclava esperó un movimiento; una palabra; lo que fuera que pudiera darle una señal de que la chica no estaba en un trance del que ella misma tuviera que decidir sacarla o dejarla. Dudó si debía decir algo más; quizás incitarla a entrar en la calidez de la mansión o cuestionar su angustia, un poco retraída por la idea de profundizar en temas que no le correspondían. Para su tranquilidad; y como si la nativa leyera su mente; robó Yeoreum las primeras palabras.
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Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇
Historical FictionHay quienes dicen que la mala sangre se hereda, que si has nacido con un corazón negro así será para siempre, pero lo cierto es que nadie nace odiando, mucho menos deseando ver a todos a su alrededor muriendo en soledad y agonía, en el olvido, la de...