Capitulo 23 Ebrio

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Envíe a Estela a su casa y regrese al comedor. No era divertido comer sola, pero ya era muy tarde y no podía darme el tiempo de salir. Después de darle unas cuantas mordidas a la cena, regrese a la habitación. Álvaro no había regresado y no tenía mucho por hacer. Pase los siguientes dos días leyendo y buscando casas en la ciudad Q en internet. Si yo fuera a vivir ahí, tendría que encontrar un lugar decente para mi bebe y yo. De pronto , una llamada telefónica me detuvo; era Mayra. Al momento de responder , mis odios resonaron antes de poder hablar.

-¡Maldita! ¿Abortaste el bebe? -Solo habían pasado unos días.

-Si, ¿Como te enteraste?

Mayra se puso como loca

-¿Como me enteré ? ¿Todavía tienes las agallas de preguntarme eso? ¿Acaso no me consideras una amiga? ¿Como pudiste haber hecho tal cosa sin decirme nada? -Ño había forma de ganarle a esta mujer cuando se enojaba y me apreté la cabeza por que dolía un poco.

-Retrasar la cirugía iba a causar más problemas y por eso tuve que hacerlo lo más rápido posible. Quise decirte, ¡Pero has estado ocupada estos días y pensé en esperar dos días más!

-¡No me vengas con estupideces! No estoy en contra del aborto, pero ¿no necesitas que alguien te cuide después de la cirugía? ¡Nunca me dijiste nada! ¿Que tal si te pasa algo? -Mayra estaba tan frenética que no medía sus palabras, pero ni corazón se sintió cálido al saber que se preocupaba por mi. Luego de dejarla enseñarme una lección, por fin pude hablar.

-Planeo divorciarme de Álvaro, May y quizás me vaya de la ciudad J. ¿Quieres venir también? Decidí no contarle nada del bebé por ahora. De igual forma, no tenía caso hacerlo, pero tenía que contarle sobre mi idea de irme. Después de todo , Mayra estaba en ciudad J gracias a mi y si me marchaba sin decirle nada, se iba a molestar conmigo. La mujer se quedó callada por un momento antes de preguntar:

-¿Cuando te vas? ¿A donde te quieres ir?

-Dentro de estos meses y creo que la Ciudad Q no está mal. Me gustaría vivir ahí.

-De acuerdo, entiendo -respondió de inmediato y para mi sorpresa , no dijo nada más . Como ya no teníamos nada más de que hablar, estuve por colgar cuando de pronto hablo de nuevo-. Ven por tu hombre . Esta muy ebrio.

Me quedé congelada .

-¿Álvaro?

-¿Cual otro hombre tendrías a parte de él ? -Estaba sin palabras. ¿Porque se puso ebrio? Al terminar la llamada, empaque unas cosas , me puse mi abrigo y me dirigí hacia el bar de Mayra. El bar, la hora no estaba tan lejos del chalé y solo me tomo 10 minutos llegar. Mayra estaba bebiendo cerca de la barra como de costumbre y al verme , comentó con tono impotente-. Está arriba en el cuarto privado. El chico está totalmente ebrio.

Metí las llaves del auto a mi bolso y dije:

-¿Porque vino a beber?

-¿Como voy a saberlo ? Ha estado viniendo desde hace dos días , pero ese asistente fornido que tiene siempre viene a recogerlo antes de que se ponga ebrio. Aunque hoy no vino y por eso tú hombre se puso así- respondió Mayra con los labios fruncidos mientras ponía su vaso en la mesa-. Te deshiciste del bebe sin siquiera decírselo. ¿Que te hace pensar que va a estar de buen humor ?

Me quede sorprendida. ¿En serio Álvaro estaba molesto por el bebe? Subí al segundo piso y encontré el cuarto en el que estaba. Nadie respondió cuando toque la puerta y decidí entrar. El olor fuerte de cigarrillo y alcohol llego hasta mis fosas nasales al momento de abrir la puerta y la dejé abierta para poder dejar entrar el aire en secreto. Dentro del cuarto a media iluminación, un hombre se recostó en el sofá con los ojos cerrados y los labios un poco fruncidos. No se veía muy ebrio. De hecho, parecía que sólo tenía sueño.

-¡Álvaro! -En cuánto lo llame , alcance a ver varias botellas de whiskey. ¡No había forma de que su hígado pudiera soportar tanto alcohol! Al escuchar mi voz, sus pestañas aletearon tratando de abrir los ojos para mirarme de manera fría . Quizás porque interrumpí su tiempo de paz, la atmósfera se volvió escalofriante al instante y la forma en que me miraba crecía cada vez más despectiva.

-Salte! -ordenó con voz profunda y sus labios un poco partidos. Al saber que no quería verme, di un suspiró y me acerque a él.

-Bebiste demasiado. Álvaro. Vamos a casa. -Sin embargo , el hombre entrecerró los ojos con una sonrisa frívola en su rostro.

-¿Casa? ¿A eso le llamo casa? -Resoplo y fruncí el ceño, sintiendo que mi temperamento se acortaba por el embarazo. Usualmente , lo dejaba humillarme, pero esta vez no pude evitar responder con tono triste.

-Si eso no es casa, entonces ¿que es? Si no deseas verme, puedo llamarle a Rebecca y que venga a recogerte.

¡Mayra tiene un negocio que atender y no deberías hacerla esperar por un mal momento!

De pronto, Álvaro me agarro de la muñeca y me jalo hacia su pierna antes de poner sus brazos alrededor de mi cintura. Luego, metió su mano por mi cuello de forma violenta y se burló, diciendo:

-No es mi casa mientras tu estés ahí, Diría que es más como un....motel.

Reticencias de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora