Eso lo tomó por sorpresa.
-¿Qué van a hacer en Ciudad K?
No le di muchas explicaciones. Además, sus heridas no eran graves. Su estadía en el hospital solo era una estrategia para obtener mi empatía. Lo miré y dije con indiferencia:
-Resolver unos asuntos.
Mientras me giraba para retirarme, él levantó su voz y dijo con un tono ligeramente frío:
-Será mejor que dejes a Álvaro pronto.
Fruncí el ceño, indispuesta a seguir hablando con él. Cuando regresé a la sala de Mayra, ella ya se había terminado la mitad de la pasta. La habían medicado y estaba de pie, pelando los mangos verdes que le había traído. Al verme de regreso, comenzó a actuar muy tonta.
-Bebé, ¿en dónde conseguiste estos mangos verdes? Saben exactamente igual a lo que estaban en el árbol de la provincia R.
Me senté a su lado y la observé mientras se comía algunos al mismo tiempo. No pude evitar sentirme preocupada.
-Estás comiendo mucho. ¿Te sientes bien?
Ella sacudió la cabeza y dijo:
-¡Puedo terminarme todos los que trajiste!
Me quedé sin palabras. Jonathan había traído bastantes y casi le había entregado todos a Mayra. Estaba preocupada por que se había comido la porción de pasta y después muchos mangos verdes. <<¿Esto afectará al bebé en su vientre?>>
-Demonios, ¡estás comiendo como un cerdo! -exclamó Javier al entrar a la sala y ver que Mayra estaba comiendo.
Me sorprendí al ver a Nicolás junto con él.
-Señor Herrera, ¿por qué está con Javier la mayoría del tiempo?
Mayra era una entrometida. Mientras observaba a ambos hombres con sus manos llenas de mangos verdes y una sonrisa malvada, dijo:
-¿Lo están haciendo?
-¿Haciendo qué? -preguntó Javier mientras la miraba-. Será mejor que dejes de comer o morirás por comer exceso. Come menos, pero con más frecuencia. Ten cuidado con tus hábitos alimenticios, Mayra.
Ella se burló y lo ignoró, pero después dirigió su atención hacia Nicolás.
-Señor Herrera, ¿ha venido a visitarme?
Nicolás la miró y sonrió con gentileza.
-¡Si!
Era obvio que su respuesta fue superficial. Mayra sonrió y se mantuvo en silencio. Después, Nicolás me miró y preguntó:
-¿Irás a Ciudad K?
Voltee a ver a Javier; ese chico le contaba todo. Asentí y respondí:
-Estaré ahí por unos días y regresaré pronto.
Nicolás asintió y respondió:
-Eso es bueno. Debo ir a encargarme de algo. ¿A qué hora te irás?
-Mi vuelo es a las 6 de la tarde.
-¡Mierda! -maldijo Javier-. ¿Por qué no lo dijiste antes?
Me quedé aturdida por su respuesta y pregunté:
-¿Qué asuntos tienes allá?
-¡Puedo ir contigo! -Cuando Mayra lo miró con desprecio, él se frotó la nariz-. Si hubiera sabido que ibas a ir a Ciudad K, habría regresado al país M para trabajar.
-Han pasado demasiadas cosas en los últimos días, así que lo olvide. -Después, me giré hacia Nick y pregunté-. ¿Cuándo irás a Ciudad K?
-¡Iré mañana! -dijo con las cejas alzadas-. Tal vez nos veamos en unos días.
Al ver que todos se iban a ir, Mayra se quejó:
-Ninguno de ustedes estará en Ciudad J, ¿Qué se supone que haga aquí? Regresaré al pueblo y me quedaré ahí.
Javier tomó asiento y después me miro.
-¿Álvaro planeo llevarte con un doctor en Ciudad K? -preguntó. Yo asentí y respondí:
-Es parte del plan, pero no es la única razón.
Luego de conversar por un rato. Álvaro llegó y nos invitó a almorzar juntos. Mayra se encontraba lo suficientemente bien como para moverse, pero Gael no.
-¿El doctor Ceja se encuentra bien como para moverse? -pregunté.
-Él es un doctor, ¡él sabe mejor que nadie!
No tenía mucho que decir después de eso. Solo que cuando ambos de nuestros amigos se juntaban, el ambiente podría ponerse extraño.
Álvaro reservó un restaurante y fuimos a un cuarto privado grande en donde Nicolás y Javier parecían tener una lista interminable de cosas que discutir. Mayra estaba concentrada en la comida mientras que Joel estaba ocupado cuidando de Rebecca. Ella hizo un gran esfuerzo por servirle a Álvaro algunos platillos mientras que yo tomé algunos bocados de la comida que él me trajo.
Todo fue muy aburrido; en la mesa nos conocíamos todos, pero ellos no se veían seguido; el único desconocido era Javier. Gael estaba en medio de Mayra y yo, luciendo pálido pues todavía debía estar hospitalizado. No solía hablar mucho y ahora lo hacía menos. Su mirada estuvo fija en Mayra la mayoría del tiempo. Al ver que estaba comiendo sin control, frunció el ceño y el dijo:
-Comer demasiado es malo para tu sistema digestivo.
Mayra levantó sus ojos y lo miró. Después, respondió con una expresión y tono indiferente:
-¡De acuerdo!
Y después, siguió comiendo. Esa era su forma de ser. Al ver que no le hizo caso, Gael no dijo nada más y solo mantuvo en ceño fruncido.
Rebecca me observó y con una expresión agradable y bien controlada, habló con gracia:
-Señorita Arias, ¿le gustaría presentarnos a su amigo?
Se refería a Javier. Él siempre estaba balbuceando y podía parecer muy despreocupado; sin embargo, él era más protector con sus amigos que Mayra. Él sabía lo que había pasado entre Rebecca y Álvaro. Desde el momento en que nos sentamos hasta ahora, había estado hablando con Nicolás; pero sus ojos se mantuvieron fijos en Rebecca, esperando por una oportunidad para hacerla explotar. Cuando por fin obtuvo esa oportunidad, dijo:
-Tú debes ser la legendaria Rebecca, ¿cierto? La que se roba a el hombre de alguien más con llantos y fue aceptada en una familia a base de mentiras, ¿no?
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Reticencias de amor
FanficConmocionada, me quedé de pie sin poder moverme luego de leer las dos palabras que aparecían en mis resultados de la ecografía. ≤¡Solo Sucedió una vez! ¿Cómo quedé embarazada? ¿que debo hacer ahora?≥