Capitulo 53 Delicada

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Me sorprendí porque pensé que me besaría, así que por instinto me alejé un poco y dije:

-Álvaro, hay personas viendo....

Sin embargo, no pasó lo que estaba imaginando, se estiró para tomar el cinturón de seguridad y me ató, luego me sonrió:

-¿Qué estabas imaginando?

<<¡Malinterprete la situación?>>

Jamás pensé que su única intención era tomar el cinturón de seguridad, así que solo forcé una sonrisa y giré mi cabeza para mirar hacia la ventana. De pronto, sentí algo cálido entre las yemas de mis dedos, de inmediato bajé la mirada y me encontré con la mano de Álvaro sosteniendo la mía, mientras que con la otra conducía. Al sentir que lo miraba tomó mi mano, la llevó hasta sus labios y la besó.

-Además del cerdo, el pescado a la plancha y los fideos. ¿hay algo más que te gustaría comer?-preguntó.

En ese instante mi corazón comenzó a latir como nunca, pues era raro poder compartir momentos tan tiernos y tranquilos a su lado. Mi rostro comenzó a pintarse de rojo y no podía dejar de pensar en la sensación que había dejado en mi mano después de besarla; poco a poco la retiré y dije:

-¡Lo que sea esta bien! -La verdad es que, podría comer casi cualquier cosa en ese momento.

De pronto, su risa pudo escucharse en todo el auto, era como si ese día en especial estuviera de buen humor. Cuando llegamos al chalé. Álvaro me abrió la puerta y me ayudó a salir antes de que yo misma pudiera hacerlo.

-¡Puedo caminar! -exclamé, no era tan delicada como para que no pudiera entrar y salir del auto por mi misma.

-¡Ven aquí! -dijo de manera dominante al tiempo que me tomaba y me llevaba hasta el chalé. Me sentó en el sofá y luego sacó la bolsa con medicamentos que había traído del hospital; miró los frascos con detenimiento, tomó unas cuantas pastillas y me dijo-. Debes tomarlas.

A lo que yo fruncí el ceño en señal de negación. En respuesta a mi reacción, se fue a la cocina y segundo después, regreso con un caramelo.

-Luego de que te tomes la medicina comes esto para que no sea tan amargo.

<<Se notaba como los hombres pueden llegar a ser algo estúpidos, esas pastillas ni siquiera son tan amargas, ¿por qué las comería con un caramelo?>>

Con las pastillas en la mano, las llevé directamente a mi boca y después de tomarlas di un gran sorbo de agua y regresé a mi habitación; me  preocupaba que si me quedaba más tiempo a solas con Álvaro, me volvería apegada a él. En un principio no paraba de girar en la cama hasta que, sin darme cuenta, me quedé dormida; tengo el sueño muy pesado así que no me di cuenta de cuando Álvaro se acostó conmigo.

Al día siguiente me desperté pasado el mediodía y lo primero que miré al abrir los ojos, fue el rostro tan hermoso de Álvaro, que debo de admitir, tiene una piel radiante...Estaba tan cerca suyo que podía verle los poros de la cara. Sus rasgos faciales eran afilados y muy atractivos, su puro rostro ya desprendía bastante confianza; dentro de mi propia admiración, no pude evitarlo y acerqué mi mano para acariciar la poca barba que tenía. Era muy probable que la noche anterior se hubiese desvelado, sumando al hecho de que en días pasados había estado en viajes de negocios así que por eso estaba sumido en un sueño profundo, el cual aproveche y jugué con el durante un rato, hasta que mi estomago comenzó a rugir de hambre.

Como él seguía dormido, decidí levantarme para buscar algo de comida; como pude, comencé a moverme para soltarme de su agarre cuando de pronto, ejerció fuerza con su pierna y me atrajo hacia el nuevamente, lo que evitó que pudiera salir de la cama. Tal vez era que tuvo un sueño y por eso movió la pierna de esa manera, por lo que me quejé y traté de apartarlo.

-Álvaro! -exclamé.

Poco a poco abrió los ojos y confundido y con una mirada llena de sueño, me contesto:

-¿Ya despertaste? -Asentí e intente salir de la manta pero él extendió los brazos y me atrajo de nuevo hacia él, me miró con una leve sonrisa y yo sentía perderme en su mirada-. No te muevas -dijo.

<<Yo...>>

A pesar de que muchas veces parecía actuar indiferente, esta vez no podía.

-¡Tengo hambre! -dije sonrojada-

A lo que él respondió con un leve rugido y me volvió a acercar a su cuerpo. 

<<Yo...>>.

-Álvaro, eres un pervertido! -exclamé.

Y una vez más lo estaba haciendo, cada vez que soportaba estas situaciones comenzaba a creer que yo era una especie de masoquista; luego de terminar me dirigí al baño y lavé mi boca en varias ocasiones porque todavía podía sentir su olor en mi aliento. Segundos más tarde él entró y me abrazó por detrás con una sonrisa diabólica en el rostro. Solo lo ignoré y volví a poner pasta de dientes en mi cepillo...Parecía estar emocionado, levantó una de sus cejas y dijo:

-Te vas a acostumbrar después de que lo hagas unas cuantas veces más.

Me sentí molesta por su comentario, pero no me quedó más que verlo y lanzarle una mirada fulminante, después terminé de lavarme los dientes y salí del baño. Ya en la habitación me senté frente al tocador y no pude evitar sentirme algo afectada al ver que había engordado un poco debido al embarazo, sin embargo, traté de no prestarle tanta atención y me aplique un poco de crema en el rostro, luego fui directamente al armario para buscar un atuendo decente para ponerme.

Al tiempo, Álvaro salió del baño y miró la ropa que me había puesto; frunció el ceño y rápidamente ordeno:

-¡Ponte otra cosa!

-¿Por qué?

<<No hay nada de malo con la ropa que me puse>>

Pronto llegaría el verano a la ciudad J así que ya no necesitaba usar manga larga. De repente, Álvaro me pasó por un lado y fue directo a mi armario, de donde sacó una chaqueta color rosa palo y me la entregó.

-Ponte esto.

Quise contestarle pero me miró muy serio, así que no me quedó más remedio que obedecer y me la puse en silencio. Minutos más tarde íbamos bajando a la primera planta de la casa cuando de pronto, escuché un fuerte ruido que parecía prevenir de la cocina, por un momento me asusté y pensé que sería un ladrón pero me di cuenta de que Álvaro se veía tranquilo; todavía en los escalones miré hacia abajo y comprendí que se trataba de la señora Hernández, quien al vernos, dejo de hacer todo lo que estaba haciendo y dijo:

-¡Señor y señora Ayala, ya despertaron! El desayuno esta listo, deberían comer mientras sigue caliente. No sufran de hambre...


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