Capítulo 195 Las formas de los ricos

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Álvaro se puso molesto y lleno de ira, dijo:

-¡Entonces, búscala! ¿Cómo puedes ponerte la ropa que le regaló su esposa a su marido? ¿Tan siquiera te queda?

-¡Me queda a la perfección, de hecho! -Gael no parecía estar de buen humor y podía escuchar que al fondo había un ruido como si viniera de un bar.

-¿Sabías que el hospital de cáncer óseo del País M se estableció oficialmente? Al parecer ya no necesitas una carta de recomendación. -Álvaro se recostó en el diván y se veía más fresco que una lechuga.

-¡Bien! ¡Te regresaré la camisa lo más pronto posible que pueda! ¡De hecho, iré enseguida! -Dicho esto, Gael colgó.

<<¿Qué demonios acaba de pasar?>>

Volteé los ojos por las disparatases de Álvaro y sin nada más que decirle, me alisté para ir a la cama. Mis días en la Ciudad K ya no eran tan aburridas gracias a que Nicolás y Jonathan estaban aquí. Cuando me aburría en casa, comenzaba a ordenar la cantidad absurda de joyas que Álvaro me había comprado. Tenía el presentimiento de que era suficiente como para abrir una joyería por mi propia cuenta. El día que Camila vino a visitarme, no entré en pánico ni me puse tensa como antes. La invité a la sala en donde Mirna nos sirvió el té. Nos sentamos frente a frente y su sonrisa gentil estaba presente con su mirada fijada en mi abdomen dilatado. Después de unos segundos, me preguntó:

-El bebé está por llegar, ¿verdad?

Asentí y respondí con un breve:

-Sí. -Pareció no importante mi tono cortante y continuó.

-¡Qué maravilla! Están por darle la bienvenida a una nueva vida. -Era una conversación absurda y solo le mostré una sonrisa en respuesta. Al darse cuenta de que no tenía intenciones de charlar con ella, puso un contrato en la mesa de centro y sonrió haciendo una seña al documento con la mirada-. Léelo. Quizás veas que te puede beneficiar. -Levanté una caja, pero no me moví para tomarlo.

-¿Qué es?

-Solo léelo. -Al ver su insistencia, me acerqué para tomar el contrato y le di la vuelta. Al terminar de leerlo, no supe si reír o llorar y le clavé una mirada.

-Era de esperarse de la mujer más rica del mundo. Es muy generosa. -Sacó una risa ligera en respuesta.

-Como puedes ver, los términos que he establecido te benefician en muchos aspectos. Si en verdad amas a Álvaro y te preocupas por él, estoy segura de que vas a considerar firmar el contrato. Después de todo, es un hombre ambicioso. ¿Por qué crees que me eligió para venir a la Ciudad K? Es porque la Ciudad J ya no le es suficiente para lograr sus ambiciones. -Dio una pausa y jugó con su anillo-. Basada solo en sus habilidades actuales y conexiones, no hay manera de que su negocio prospere aquí como en la Ciudad J. Vas a necesitar ayuda externa si quiere construir un imperio. -Me quedé viendo el contrato en mis manos mientras la escuchaba hablar. Al terminar, me dieron ganas de carcajearme.

-Señora Ortega, le aplaudo por saber aprovechar sus ventajas. Sin embargo, no parece conocer bien a Álvaro. Es un hombre muy orgulloso y nunca ha aceptado la ayuda de nadie. Si me mentaliza, puede lograr construir un imperio con sus propias manos incluso sin ayuda externa. -Nunca he dudado de las capacidades de Álvaro ni he pensado en que sea el tipo de hombre que se da por vencido por mí y el bebé para asegurar su futuro. La única razón por la que nos podría abandonar es por amor. Incluso así, nunca me dejaría de manera involuntaria a menos que su amor por Rebecca fuera verdaderamente profundo. Camila levantó la ceja antes de dejar su taza de una manera no tan gentil en la mesa.

-Bueno, tal vez no necesite ayuda externa, pero ¿Qué tal si alguien lo retiene? No podré ser la persona más poderosa de aquí, pero eso no significa que la familia Montenegro no pueda hacer algo por él. -Era una absoluta amenaza. Fruncí mis labios y la miré a los ojos.

-Señora Ortega, ¿En serio cree que dejaré a Álvaro solo porque me importa su futuro?

-Ah, ¿eso significa que no lo amas? -Una sonrisa apareció en su rostro. -¡Eso facilita más las cosas! Te puedes ir con tu hijo y te daré dinero que te dure toda la vida. También te puedo transferir varias empresas a tu nombre y si quieres trabajar, puedes manejarlas. De otra manera, puedes irte a relajar a tu casa y esperar el abono. Como extra, si alguna vez sientes que no tienes suficiente dinero, puedes venir a buscarme. ¡Yo más que encantada de darte mucho!

<<¡La manera en que la gente rica resuelve sus problemas es fuera de este mundo! ¡Su generosidad parece no tener fin!>>

En ese momento, me iba a ver como una idiota si no aceptaba esos términos. Luego de una breve pausa, respondí:

-Sería muy torpe de mi parte si rechazo por completo la oferta. ¿Qué tal si...me deja pensarlo?  -Camile levantó la ceja y sacó una leve carcajada.

-No hay problema. El próximo fin de semana es el cumpleaños de Rebecca. Tiene  hasta ese día para darme una respuesta. Si aceptas, le pediré a un abogado que redacte el contrato ahí mismo. Pero si no lo haces, espero que puedas venir a la fiesta de Rebecca antes de las 8.

-¿Por qué a las 8?

-Porque voy a anunciar el compromiso de Rebecca después de las 8. -El tono de Camila era firme y decisivo. Esas palabras me golpearon como un martillo. En ese instante, sentí envidia por Rebecca por tener una madre maravillosa, quien estaba dispuesta a planear todo para ella.

-¡Bien! -Ahora que ese asunto estaba resuelto temporalmente, no había nada más de que hablar entre nosotras y Camila se fue enseguida. Tal vez debido a mi embarazo, me sentía más cansada y era propensa a desconectarme de la realidad.


Reticencias de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora