Capítulo 109 El amor es ciego

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Para sorpresa de nadie, Rebecca estaba ahí; llorando y quejándose como si alguien hubiera muerto.

- Álvaro, ¡Samara rompió todos los floreros que me compraste y hasta llamó a la policía! ¿Cómo pudo hacer eso? ¡Es malvada! -se quejó con molestia.

-Esa mujer no tiene limites, Álvaro. ¿De verdad te quieres quedar con ella por el resto de tu vida solo por un bebé?

Ese comentario vino de la boca de Joel , el asistente de Rebecca.

Pensé que seria mejor hacer algo al respecto en lugar de escuchar a escondidas. Cuando abrí la puerta, la sala se llenó de un silencio incómodo y pude ver una gran furia ardiendo en los ojos de Rebecca al verme. La ignoré a ella y a la comida que Álvaro no había tocado. Después dirigí la mirada hacia él y dije:

-¿Aun quieres desayunar?

Él le echo un vistazo a la bolsa en mis manos y asintió. Saqué la sopa de hongos y los bollos, los puse a su lado y dije:

-La señora Hernández preparó esto. ¿Qué quieres comer?

-¡Sopa!

Asentí mientras doblaba la bolsa y después la guardé. Cuando me giré, me di cuenta de que Álvaro me estaba observando. No había tocado la sopa de hongos. Quise preguntar qué estaba esperando, pero decidí no perder mi tiempo.

-Ya es tarde. Necesito regresar a la oficina.

Antes de que pudiera salir de la sala, Álvaro me dijo:

-¡Esperas que coma solo?

Me detuve por un momento, me giré para mirarlo y después vi el catéter en su brazo.  Rebecca y Joel seguían ahí, observándonos.

<<Por favor no esperes que te alimente>>. Analicé su expresión desde lejos y me di cuenta de que había levantado las cejas.  <<¡Si quiere que lo alimente!>>

Rebecca también notó su expresión.

-Ven, Alvi. Yo te doy de comer, ¡Dime qué quieres!

Las lágrimas se juntaron en sus ojos cuando tomó el desayuno que Joel había traído y lo puso frente a él.

-Te preparé esta sopa cuando regresé del departamento de policía. Pruébala.

Álvaro frunció el ceño y dijo:

-No tengo hambre.

<<Qué incomodo..>>

Rebecca sonrió con ironía y dijo:

-Prueba un poco, ¿si?

Yo ya no podía soportar su drama romántico.

-Ya me voy. ¡Adiós!

Una vez más. Álvaro me detuvo.

-No tienes que ir a la oficina el día de hoy. Joel, lleva a Rebecca a casa e informa en la oficina que Samara se tomará el día libre.

<<¿Disculpa? Vamos, ¡ya déjame en paz!>>.

Rebecca era lo suficientemente inteligente para entender la situación. Sabía que Álvaro no la quería ahí. Al notar la expresión de Álvaro, Joel se giro de inmediato y le dijo a Rebecca:

-Vámonos.

-¡No!

Los ojos de la mujer se pusieron rojos mientras miraba a Álvaro de forma suplicante.

-¿Por qué debería irme? -Después me apuntó y gritó molesta-. Ella es una pueblerina. ¡El señor Ayala solo la acogió porque simpatizó con ella! Ella...

Álvaro respondió con un grito al instante.

-¡Vete con Joel ahora mismo!

-¡No! -Rebecca no estaba lista para ceder-. ¿Estás molesto porque discutí contigo mientras estabas manejando y causé este accidente?

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras decía entre sollozos:

-Perdóname, Alvi. Por favor no te enojes conmigo. Te haré caso en todo. ¡Por favor no me pidas que me vaya!

El amor sí que era ciego. Los sacrificios que ella estaba dispuesta a hacer solo la hacían ver más patética. Yo no era una persona amable, pero incluso yo sentí lástima por lo bajo que había caído. En cierto punto quise decir algo, pero las palabras se quedaron atoradas en mi garganta. Al final, decidí ignorarlos y salí de la casa. Me dirigí directo a la oficina. Estela estaba de vacaciones, así que tenía que encargarme de varias cosas ese día.

El proyecto HiTech había estado funcionando hace bastante tiempo. Yo le había dado permiso a Estela de que se encargara ella sola, pero ahora estaba un poco preocupada, así que fui al departamento de finanzas para ponerme al día. Como era de esperarse, los datos que Estela me había entregado eran diferentes a los que recibí en el departamento. Para tranquilizarme, decidí ir ahí y observar los problemas por mi cuenta.

Los problemas que HiTech encontró eran pequeños, pero el flujo de trabajo podía ser un poco complicado. Muchos de los procesos tampoco estaban en orden cuando estaban bajo la supervisión de Joel. Todo lo que había sucedió ahí me molestó. Cuando salí de HiTech, me tomé con Tomás de Créditos AC. Se sorprendió al verme y al notar mi apariencia descuidada, la comisura de sus labios formó una sonrisa.

-Luces ocupada.

-Si, estoy ocupada obteniendo actualizaciones de una empresa- dije mientras observaba a la mujer a su lado. Tomás tenía unos 40 y la mujer lucía de unos 20 .

En lugar de preguntarle si la joven era su esposa, respondí con una sonrisa y dije:

-¿De compras?

Él miro a la mujer a su lado y levantó las cejas.

-¿Quieres acompañarnos?

-No gracias. ¡Ya debo irme!

Me marché luego de despedirme de ellos.


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