Capítulo 19 Divorcio

6.5K 352 1
                                    

Estela había estado conmigo por dos años y estaba enterada de todas las cosas que pasaban entre Álvaro y yo. Frunció el ceño y dijo:

-Si aceptas el divorcio, sabe que el viejo señor Ayala estaría muy decepcionado con su decisión, ¿Verdad? Además, las acciones que el viejo señor le transfirió serán para el señor Ayala. La suerte no estará a su favor, señorita Arias.

Estaba consciente de sus preocupaciones, pero después de ver la hora, note que ya era tarde. No le di importancia en darle explicaciones con detalle y dije:

-Tengo mis propios planes. Entregame los documentos, porfavor. Necesito salir.

Estela salió de la oficina cuando vio que no le preste atención. Limpie mis cosas y encontre las llaves del auto. Gracias a la eficiencia de Estela, solo tuve que esperar en las escaleras por poco tiempo mientras ella realizaba las cosas que le pedí. Sin embrago, aún no se daba por vencida en hablarme del divorcio.

-Señorita Arias, no es muy sabio firmar los papeles del divorcio ahora. Usted....

-¡Suficiente! -La interrumpí antes de que pudiera terminar de hablar. Al subirme al ascensor, mire a sus ojos y dije-. No te preocupes por mi y concéntrate en tu trabajo. Se lo que hago.

Abrió la boca para decir algo, pero las puertas del ascensor ya se habían cerrado. Encendí mi auto al llegar al estacionamiento y conduje hacia donde había quedado de verme con Gael. South Bay era un restaurante el cual la gente de clase alta frecuentaba a pesar de su ubicación recóndita. Porque los platillos eran exquisitos. Como había hecho reservación, fui directo a mi mesa. Sin embargo, me sorprendió ver a Gael llega a tiempo. Estaba vestido con ropa casual emanando un comportamiento elegante sentado al lado de la ventana y pulsando sus dedos delgados en la mesa de forma descuidada.

-¡Lamento llegar tarde! -Dije, tomando el asiento enfrente de el y llamando al mesero para pedir mi orden. Gael estaba viendo por la ventana y al verme, levanto las cejas con una ligera sonrisa con su rostro.

-¿Como podría llegar tarde a una cita con una chica linda ? -Era muy raro verlo sonriendo. Le deslicé el menú y dije:

-¿Alguien te ha dicho que te ves muy bien cuando sonríes?

Levanto una ceja al escuchar mi comentario y me señaló para que ordenará primero. Sus ojos en forma de almendra se entrecerraron un poco al mirarme.

-Eres la primera que me dice eso.

Sonreí y no dije nada más. Al terminar de leer el menú, ordene unos platillos que pensé que Gael podría disfrutar.
Le entregué el menú al mesero y le di un trago a mi vaso de agua. Gael no dijo nada y solo sonrió,
Mirándome. Me quedé confundida ante su comportamiento, baje el vaso de agua y pregunté:

-¿Hay algo en mi rostro?

Las comisuras de su labio se levantaron. Parecía estar de buen humor.

-Es la primera vez que hago esto con la mujer de mi mejor amigo. Se siente...-Dio una pausa y sonrió de oreja a oreja-. Bueno, tengo que decir que se siente bien.

Dime con quién te juntas y te diré quién eres. Por naturalidad, las personas alrededor de Álvaro no eran fáciles de manipular. No dude de sus palabras ni medité en su tono de voz. A ver qué no se andaba con rodeos, le regrese el favor y le pregunté:

-Si algo sucede y necesito de tu ayuda, creo que me puedes echar la mano, ¿cierto?

Levanto su ceja y se reclinó en su asiento.

-¿De que clase se ayuda estamos hablando?

-Consigueme medicina para recuperarme de un aborto.

Frunció al escuchar mi petición.

-¿Solo eso?

-Pues, tienes muy buena reputación. Entonces, ¿Eso es un sí o un no?

Reticencias de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora