Mayra se quedó congelada por un momento y después volteó a verme.
-¿Qué tal si vamos y platicamos un rato?
Asentí y después guardé mi teléfono en mi bolsillo.
-No creo que un bar o un club de karaoke sea adecuado. El olor a tabaco y alcohol es demasiado fuerte. Vayamos a un café.
-De ninguna manera. ¿Qué tipo de café abre tan tarde? Mejor vamos al hotel donde me estoy quedando -dijo Javier. Después, nos llevamos al auto y agregó-. Hubo ocasiones donde los tres dormíamos en la misma cama en aquel entonces. ¿De qué hay que avergonzarse?
Mayra se encogió de hombros, como si no pensara que había algo malo con ello. Y era cierto. No teníamos dinero en nuestros días de Universidad. Cuando íbamos de vacaciones, siempre intentábamos ahorrar dinero amontonándonos en la misma habitación. Hemos sido amigos por tanto tiempo que Mayra y yo solo vemos a Javier como un amigo y nada más que eso.
Después de encender el navegador, Javier comenzó a manejar y no dejó de conversar durante el camino. A Mayra le pareció molesto y no le prestó atención. Cerró los ojos y se quedó dormida, pero yo escuché en silencio. Javier me miró y dijo:
-El síntoma más obvio de depresión es sentirse desalentado y quienes se sienten así, no duermen por la noche y viceversa. Se sienten indiferentes la mayoría del tiempo y no tienen interés por nada..
Comencé a sentirme frustrada mientras él hablaba, así que cambié de tema.
-¿Ya te has establecido en el país M? ¿Planeas desarrollar una carrera de largo plazo ahí?
-¡Claro que no! -Al detenernos en un semáforo, Javier mantuvo sus manos en el volante-. Ya terminé mis estudios de psicología y me estoy preparando para regresar a Ciudad K. Planeo abrir una clínica y vivir ahí.
Yo ya sabía que esa era la ciudad natal de Javier. Después de detenerme por un momento, pregunté:
-¿Planeas quedarte ahora que estás de regreso?
Javier sacudió su cabeza y contestó:
-Aún tengo que regresar al país M luego de que descubra qué te sucedió. Todavía hay algunas cosas de las que debo encargarme aquí.
Javier detuvo el auto cuando llegamos al hotel y le arrojó las llaves al valet. Para entonces, Mayra ya había despertado y se bajó del auto mientras decía:
-¿Por qué no solo abres una clínica aquí, en Ciudad J? También será mucho mas conveniente para nosotras.
Javier soltó una risita mientras la miraba.
-¿Qué? ¿Qué sucede contigo? ¿También tienes algún problema emocional o mental?
Mayra volteó los ojos, pero no dijo nada más.
Javier había reservado una habitación con anticipación, así que subimos juntos después de registrarnos.
-Odio dormir en hoteles. Es muy aburrido y solitario -dijo Javier desanimado una vez en la habitación.
Observé mi teléfono y me di cuenta de que se había apagado solo. Mayra lucía exhausta y ya se había quedado dormida en el sofá.
-¿Desde cuándo te diste cuenta de que algo andaba mal con tus emociones? -preguntó Javier.
-Hace medio años -respondí, sintiéndome un poco inquieta-. Me sentía decaída con mucha facilidad y hacía algunas cosas extremas que me lastimaban a mi o a mi bebé.
Rara vez ocurría y solo perdía el control de vez en cuando. Javier se pellizcó la nariz y dijo:
-Ya sabes cómo estabas hace 5 años, Samara. Es por ello que debes tomarte esto en serio. De lo contario, será peligroso para ti y tu bebé cuando colpases.
¿Cómo no iba a saberlo? Enterarme de la enfermedad de la abuela y ver a los padres de Mayra morir con mis propios ojos había dejado un gran impacto en mí. De no ser por Jorge, no hubiera podido sobrevivir cuando la abuela falleció.
Después, Javier suspiró y dijo:
-Por suerte aprendí demasiado estudiando en el extranjero. No dejaré que llegues a extremos como lo que sucedió hace años.
Asentí en respuesta. Eran casi las 9:00 pm. y Mayra ya estaba profundamente dormida, así que pregunté en voz baja:
-¿Tienes algo en mente?
Él lucía normal desde que lo miré, pero la decepción en sus ojos era demasiado obvia. Podía verla aun si él intentaba esconderla fingiendo que estaba bien. Se quedó congelado por un momento y después me sonrió.
-Como siempre, a ti nunca se te escapa ningún detalle.
Mientras hablaba, Javier se levantó y llamó a la recepción para pedir dos botellas de vino. Después dijo:
-Ninguna de ustedes puede beber, así que solo pueden observarme mientras yo lo hago. No estoy de buen humor. Cuando se vayan, podré dormir después de beber algunos tragos.
No puede evitar fruncir el ceño al escucharlo.
-¿Tiene que ver con relaciones? ¿O es algo más?
De lo que recuerdo, él raramente sufría por amor. Pero, a pesar de conocernos por tanto tiempo, casi nunca hablaba sobre su familia. No sabía cómo consolarlo sin saber por qué estaba así.
Javier se acostó con pereza en el sofá y miró a Mayra, quien estaba tumbada del otro lado. Él evadió lo que dije y preguntó:
-¿De quién es el bebé en su vientre?
Em, Su pregunta me tomó por sorpresa.
-¿Lo....lo notaste?
Javier volteó los ojos y después dijo con indiferencia:
-Aunque no nos hemos visto en tanto tiempo, es obvio para mí. Ella solía ser alguien que no subía de peso sin importar lo mucho que comiera, pero ahora es mas glotona, apática y se ha estado acariciando el vientre de vez en cuando. Si no está embarazada, ¿Qué más podría ser?
Ah. De acuerdo. No me correspondía contarle nada, así que dije:
-A la próxima deberías preguntarle. Mejor cuéntame sobre lo que te pasa. No tendrá sentido si no hablamos de nada después de llegar aquí.
En ese momento sonó el timbre y él se levanto para abrir la puerta. Era el mesero con el vino que había pedido. Javier cerró la puerta después de tomar las botellas y dijo:
-No es nada serio. Solo me siento un poco solitario, aunque he vivido por más de 20 años. Ahora que lo pienso, en realidad no tengo nada.
Me quedé sin palabras luego de escuchar eso. Al verlo abrir la botella de vino, yo también comencé a beber.
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Reticencias de amor
FanfictieConmocionada, me quedé de pie sin poder moverme luego de leer las dos palabras que aparecían en mis resultados de la ecografía. ≤¡Solo Sucedió una vez! ¿Cómo quedé embarazada? ¿que debo hacer ahora?≥