Capítulo 110 Te extraño

4.4K 218 5
                                    

La joven mujer le preguntó a Tomás:

-Señor Larios, ¿Quién es ella?

-Conoces al señor Ayala del Corporativo Ayala? Es su esposa, Samara Arias.

-Vaya, ¡Qué mujer tan afortunada! Escuche que el Señor Ayala no solo es joven, sino que también....

No pude seguir escuchando lo que estaba diciendo porque ya me había marchado. Al escuchar su tono coqueto, supe que había algo entre ellos. HiTech tenía muchas sedes en Ciudad J y me cansé después de visitar algunos. Revisé la lista y decidí visitar aquellos que tenían los problemas más graves.

Me quedé sorprendida con lo que vi cuando llegué a la última sede en el distrito sur. A pesar de estar en las afueras, el distrito sur se consideraba un lugar bien desarrollado. El único inconveniente era que quedaba muy lejos del centro de la Ciudad . Recordé haber investigado el presupuesto de ese lugar en particular. Aunque era alto, la empresa había aprobado la solicitud con generosidad. Por lo general, una fábrica de electrónicos tenía más de un edificio, pero solo había uno en este lugar y lucía deteriorado. El guardia en la entrada se acercó a mí y me dijo:

-Esta fábrica está cerrada, por favor váyase.

<<¿Cerrada?>>

Me quedé sorprendida por un momento y después pregunté con el ceño fruncido:

-¿Cómo que está cerrada? ¿Por cuánto tiempo lo ha estado?

Él no sabía quién era yo. Tal vez estaba aburrido de estar solo, así que decidió explicarme.

-Por casi 6 meses. Alguien murió aquí y la dirección entró en pánico. Decidieron cerrar la fábrica.

-¿Cuándo paso eso?

-A finales del año pasado. -El guardia me miró y preguntó-. No eres de aquí, ¿cierto? El señor Quintana visitó esta fábrica hace un tiempo. Dijo que está fábrica no estaba haciendo dinero porque alguien murió aquí, así que lo mejor era suspenderla.

<<¿El señor Quintana? ¿Joel?>>

Joel había estado a cargo de HiTech, pero nunca informó nada a la empresa. Según su reporte, esta fábrica aun pudo generar ingresos constantes en los últimos meses. <<Si este lugar dejó de funcionar por casi un año, ¿de dónde consiguió el dinero Joel?>>

Le hice un par de preguntas más al guardia. Ya que me había prohibido la entrada, solo pude regresar a la oficina y revisar todos los ingresos financieros del distrito sur.

<<¿Por qué Joel optó por ocultar el accidente en lugar de comunicarlo a la empresa? ¿Y de dónde sacó el dinero para cubrir las pérdidas que esta fábrica tuvo en los últimos 6 meses? ¿De dónde salieron todos los ingresos declarados?

Muchas preguntas aparecieron en mi mente, pero tenía que esperar a Álvaro para que investigara el asunto. Ya era tarde cuando terminé mis visitas a las fábricas. Supuse que no debía ir al hospital ya que Rebecca estaría ahí de todos modos y tampoco tenía ganas de regresar al chalé. Saqué mi teléfono y le llamé a Mayra. Para mi sorpresa, me encontré con más de 50 notificaciones de llamadas perdidas de Álvaro.

<<¿Ahora qué quiere de mí?>> Lo dude por un momento, pero decidí regresarle la llamada y él contestó casi al instante.

-¿En dónde estás? -preguntó antes de que pudiera decir algo. <<Parece que alguien está de mal humor el día de hoy>>.

-En la oficina, ¿Qué quieres? -dije mientras limpiaba mi escritorio.

-Cuidando con tu actitud .expresó su descontento con una voz grave-. ¿No recuerdas que tienes un esposo en el hospital?. ¡Uno que necesita de tu cuidado!

-¿En dónde está la señorita Villa? -dije mientras tomé mi bolso para salir de la oficina.

-¡Ella no es mi esposa!

-Tu amante también puede cuidar de ti.

Sabía que estaba molesto, pero no me importó un demonio. De todos modos, lo que dije era verdad. Álvaro intentó contener su furía manteniéndose en silencio por un momento.

-¿Estás celosa?

Sonreí y contesté:

-Así es.

Pude escuchar su risa reprimida. Después continuó:

-Ven y cena conmigo. Esta noche tenemos filetes de pescado con romero en el menú; tu favorito.

-No puedo ir. Ya he hecho planes para cenar con alguien más, Lo siento.

-¿Con quién?

Su pregunta me molestó un poco.

-¿Hay algo más que quieras decirme? Te voy a colgar.

-Te daré media hora para que vengas al hospital. Si no, ¡enviaré a alguien por ti! -amenazó.

-De acuerdo, señor Ayala -respondí. <<Como sea>>.

Escuchar su voz me causó dolor de cabeza. Terminé la llamada de inmediato, me subí al auto y llamé a Mayra. pero ella no contestó. Lo intenté varias veces, pero no hubo respuesta. De pronto, un número desconocido me llamó y contesté.

-¿Hola?

-Hola, ¿Cómo estás?

Sentí el susto de mi vida al escuchar la voz de Jonathan. Mi dolor de cabeza empeoró, pero traté de mantenerme tranquila mientras apretaba mis puños.

-¿Qué quieres?

-¡Te extraño!

Esas dos palabras me causaron escalofríos. Pensé que podría estar más tranquila después de la pelea que tuve con Álvaro, pero me equivoque.

-Si no tienes más que decirme, voy a colgar.

Álvaro ya me había causado un gran dolor de cabeza. No necesitaba que Jonathan me causara más problemas. Él soltó una risita y preguntó:

-¿No me extrañas?

-¡Basta de tonterías!

Mi corazón latía con fuerza cuando terminé la llamada. Puse mis manos sobre el volante, inclinándome para poder respirar y descansar por un momento. Poco después, alguien tocó mi ventana; abrí los ojos y vi a Josué mirándome inexpresivo.



Reticencias de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora