141 Demasiada Coincidencia

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Al no escuchar ninguna respuesta, debió pensar que era un asunto que aún no dejaba ir, así que dijo:

-HiTech sigue siendo tuya. No importa lo que pase de ahora en adelante, siempre será tuya. Por favor intenta descansar por el bien del bebé.

-Álvaro -exclamé con mi voz ronca. -Sobre el accidente que sucedió cuando llevaste a Rebecca a ciudad K y la emergencia del Corporativo... ¿Era todo parte de tu plan?

Existía demasiada coincidencia entre los dos incidentes y después de que sucedieron, no pude dejar de pensar en todo tipo de posibilidades. La única que no me atrevía a imaginar era que todo esto fuera parte de su plan.

Me miró fijamente y respondió:

-¿Estás pensando que te usaría como un chivo expiatorio?

Sentí un dolor en el corazón mientras lo observaba. -Desde el momento en el que entré a la empresa, he estado a cargo de los proyectos. Nunca había hecho nada de marketing ni trabajos de auditoría, pero después de completar el caso del Dr. Lara, me pusiste a cargo de las auditorías para el Corporativo Ayala y HiTech. Si me baso en cómo trabajas normalmente, me darías un solo caso a la vez, pero esta vez me asignaste dos casos al mismo tiempo.

Alzó una ceja mientras me escuchaba. -Continúa.

Me acomodé hasta encontrar una posición más cómoda antes de continuar. -Tú dices que es mi castigo por haber retrasado el pago del Dr. Lara, pero es solo una distracción. Los dos más grandes problemas a los que se enfrenta el Corporativo Ayala después de la cotización es la cadena de capital y el riesgo financiero.

-Los fondos del Corporativo son suficientes para la mayoría de las empresas cotizadas. ¿Qué te hace pensar que el Corporativo está corto de fondos?

Al verlo seguro de sí, no pude evitar reírme. -Si tus fondos son suficientes, ¿por qué la empresa perdió 10 millones solo porque se haya retrasado el pago del Dr. Lara por unos cuantos días? -Noté que su expresión cambiaba conforme hablaba, así que continué:

-La emergencia a la que se enfrenta el Corporativo es solo parte de tu plan. En esos cuantos días te deshiciste de los accionistas que no pudieron continuar y compraste las acciones a bajos precios. Cuando el Corporativo regrese a la normalidad, los precios de las acciones se venderían a un precio más alto. De esta manera el valor del mercado del corporativo aumentaría al doble.

Como él era el encargado de la empresa, era obvio que supiera todas estas cosas. Tras escuchar que mi análisis estaba muy acercado a la realidad, levantó una ceja y dijo:

-Eres mi esposa. No tengo motivos para ponerte en riesgo.

En cuanto escuché sus palabras, no pude evitar solarme a carcajadas. -Álvaro, ¿en serio me consideras tu esposa? -No hay tantas personas importantes en la empresa. Gael y Joel son buenos amigos que han pasado por momentos difíciles junto a él, no hay manera de que los utilice a ellos. Al final, yo era la mejor candidata.

-Samara, muchas cosas en este mundo no son tan simples como uno cree. Eres muy inteligente, pero no lo sabes todo -Habló con cuidado y pude notar que estaba exhausto. Guardé el silencio y me recargué contra la cabecera antes de incorporarme y levantarme de la cama y decir:

-Anda, ve a trabajar. Yo voy a dar una vuelta abajo.

La señora Hernández estaba atendiendo a las plantas que sufrieron tras la tormenta. Cuando me vio bajar las escaleras, soltó una pequeña risa. -Estás despierta. ¿Te sientes mal?

Sacudí la cabeza para responder y fue ahí cuando vi que el arrayán en el jardín no pude contra tormenta despiadada. Las hojas estaban por todos lados y ya se  veían pálidas. Tras recuperarme de mi fiebre, estaba en mucho mejor humor, así que regresé a la sala para tomar un canasto para poder recoger los frutos rojos y deliciosos, se me hizo agua la boca y me alejé para probar algunos.

-¡Qué glotona! -dijo una voz detrás de mí. Era Álvaro. Caminó hacia mí y tomó mi canasta antes de murmurar:

-Hay muchos insectos dentro de estos frutos, si no los lavas antes de comerlos, te pueden hacer daño.

Dicho esto, le entregó el canasto a la señora Hernández y ordenó:

-Remójalos en agua con sal por unos minutos.

La señora Hernández los tomó rápidamente y me guiño el ojo antes de irse. Después de esto, levanté la mirada para ver lo que no alcanzaba. Al verme, Álvaro comentó:

-Escoge los que están en la punta de la rama, sino solo se van a caer todos y se van a desperdiciar.

Tras decir esto, me miró y en lugar de estirarse para alcanzar las frutas, se inclinó para cargarme. Antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, ya estaba sobre sus hombros. -No te muevas mucho. Ten ciudado.

Por un breve momento sentí que el mundo me daba vueltas. Por instinto me sostuve de su cabeza y pensé <<¿Por qué me estará haciendo recoger frutas así?

-Deja de estar en las nubes y tómalas -insistió.

En ese instante, estaba a una altura a la que no estaba acostumbrada. Después de paralizarme unos segundos, comencé a tomar las frutas que podía alcanzar, pero al ver que no tenía una canasta para guardarlas, me detuve. De pronto, una idea apareció en mi cabeza y comencé a dárselas a Álvaro para que se las comiera y como sus manos estaban ocupadas sosteniéndome, no podía evitar que le metiera los frutos a la boca por la fuerza. Después de comer unas cuantas, reclamó:

-Deja de ponerlas en mi boca y dile a la señora  Hernández que te traiga una canasta. Son demasiadas para comérmelas todas.

-¿No dijiste que me harían daño si me las comía así? Come más para ver si a ti también te hacen daño -respondí mientras seguía recolectando.

-¡Ay Dios mío! ¡Con cuidado! Tienes 5 meses de embarazo. ¿Qué va a hacer si se cae de esa altura? Tenemos una escalera en la casa, así que no hagas esto. No es seguro.

Reticencias de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora