Capítulo 120 Un pequeño pero constante malestar

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Álvaro levantó una ceja y comentó:

-Pareces demasiado interesada en el asunto de Gael.

Asentí de forma inconsciente , pero me di cuenta de que algo andaba mal con su expresión y enseguida solté una risita.

-No es cierto. Es solo que de repente recordé esa noche y quería preguntarle sobre ello. No por otra cosa.

Álvaro bajó la mirada y se quedó en silencio. Después de darse cuenta de que yo no tenía mucho apetito, él dejó de comer también. Me llevó fuera del restaurante y nos dirigimos  a un centro comercial. Las compras de Álvaro siempre lucían como si planeaba comprar toda una bodega de cosas.

Aunque estaba de compras con él, parecía que yo solo estaba ahí como apoyo moral. Sin embargo, él estaba  comprando productos para bebé, así que no dije nada respecto a su manera de comprar. Igual, todo lo que compró sería útil después Comenzaba a hacerse tarde después de la ronda de compras. Me sentía cansada y me quedé dormida en cuanto entre al auto. Dormí durante todo el camino de regreso a casa. Antes de que pudiera abrir los ojos, Álvaro me cargó en sus brazos y abrí los ojos de golpe.

-Ya estamos en casa.

Murmuré mientras me cargaba hasta nuestra habitación. Luego de ponerme sobre la cama con gentileza, Álvaro entró al baño. La siesta que tomé durante el camino a casa no me dejó dormir de nuevo, así que me quedé soñando despierta mientras miraba hacía el techo.

Después de que Álvaro terminó de ducharse, se secó y luego levantó la manta para acostarse a mi lado. Puso su brazo alrededor de mi cintura y me puso entre sus brazos. Me perdí en su mirada mientras nos observábamos fijamente. Él frunció el ceño y de forma gentil apartpo algunos cabellos en mi frente.

-¿Quieres tomar una ducha? -preguntó en voz baja.

-No quiero moverme.

Me acomodé hacía un lado, sintiendo molestia en mi vientre. Sin embargo, después de unos minutos el dolor empeoró. Me senté y mostré un mueca de dolor al hacerlo.

-¿Qué pasa? -Álvaro puso su mano sobre mi vientre y pregunto con preocupación-. ¿Te duele?

-Si...

No sabía lo que estaba sucediendo, pero últimamente sentía pequeños dolores. En los chequeos nos dijeron que no tenía nada malo, pero... Había perdido las ganas de dormir luego de quedarme  en la misma posición por un momento. Por ello, extendí mi mano para tomar mi teléfono y revisar la hora. Apenas era las 11 de la noche. Me levanté de la cama y le dije:

-Ve y duerme primero. Me sentaré en la sala por un rato.

Temía levantarlo al moverme demasiado en la cama. Sin embargo, él rodeó mi cintura con sus brazos y me detuvo.

No vayas. Solo acuéstate aquí. Dormirás pronto.

-De acuerdo.

La habitación se quedó en silencio de nuevo y Álvaro cambió la luz a un tono más cálido. Comencé a respirar lento, cerré mis ojos e intenté dormir.

-¿Te sigue doliendo? - preguntó Álvaro.

La habitación estaba silenciosa, por lo que su voz sonaba excepcionalmente fuerte y clara. Asentí y me acurruqué.

-Vayamos al hospital mañana -dijo mientras me tomaba en sus brazos de nuevo.

Sacudí mi cabeza y murmuré:

-Acabamos de ir.

No me parecía correcto seguir yendo al hospital. Cuando pensé que Álvaro se había quedado dormido después de un momento de silencio, él murmuró:

-Tienes 4 meses, ¿cierto?

-Si.

-Faltan 6 más.

Comenzaba a sentir sueño, así que no le contesté. Me quedé dormida poco después de cerrar los ojos. Por fortuna, dormí hasta el día siguiente. Me desperté después de moverme un poco y me apoyé en Álvaro mientras me preguntaba con voz ronca:

-¿Estás despierta? ¿Cómo dormiste?

Asentí y murmuré:

-Estuvo bien. -Me giré para mirar su apuesto rostro y me acurruque en sus brazos. -¿No irás a la oficina hoy?

-<<Debe estar bastante ocupado estos días.>>

-Me quedaré en casa para hacerte compañía -respondió mientras me abrazaba con fuerza. Con una pequeña sonrisa, continuó:

-Planeo dejar a Joel a cargo de los asuntos de la empresa mañana  y solicitar una baja paternal.

Solté una carcajada.

-Entonces, ¿eso significa que vas a dar a luz al bebé?

Su palma acarició suavemente mi vientre. Con cada día que pasaba, podía sentir de manera intensa que el bebé crecía en mí.

-No creo que pueda. -Me dio un beso en los labios y me preguntó-. ¿Tienes hambre?

-No tengo.

Acababa de despertarme, así que aún no podía comer. Ahora que estaba completamente despierta, no podía volver a dormir. Seguía tumbada en la cama con una cálida manta envolviéndome. Por razones que desconocía, a menudo sentía frío, a pesar de ser casi julio. Me moví de nuevo y me incliné más hacía Álvaro, tocando la mitad inferior de su cuerpo por accidente. Él jadeó en silencio y después bajó la mirada para mirarme.

-¿Tu mano ya está bien?

Me puse rígida y negué con la cabeza antes de moverme hacía atrás, pero él me detuvo.

-Tengo que soportar esto durante otros 6 meses.

Em...

Me di una idea de lo que intentaba hacer cuando tomó mi mano. Me mordí el labio inferior y murmuré:

-No es bueno para el bebé.

-¿Quién dijo eso?

Álvaro soltó una risa mientras presionaba mi mano sobre el bulto de sus pantalones.

-¡El doctor Ceja! -dijo de repente.

Era cierto que el doctor me había dicho que afectaría al bebé pues ya tenía cuatro meses de embarazo. Después de un rato de frotarse con mi mano, jadeó:

-Dice puras tonterías.

Continuó durante una hora. Para entonces, no podía seguir tumbada en la cama, así que me bajé de ella para asearme. Mientras tanto, Álvaro fue a cambiarse de ropa antes de ir a ducharse.

Salí del baño y después me dirigí a la planta baja. La señora Hernández había estado muy ocupada últimamente porque había aparecido un nieto en su vida. Como estaba ocupada cuidando a su nuera después del embarazo, no podía venir tan seguido como de costumbre. Álvaro había querido contratar a otra persona, pero yo no estaba de acuerdo. En primer lugar, la nueva ayuda sería una persona desconocida y  no me gustaba el proceso de familiarizarme con una. En segundo lugar, faltaba un mes para que la señora Hernández regresará. Solo llevaba cuatro meses de embarazo, así que quería ahorrarnos el trabajo a los dos.


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