Capítulo 123 La juventud está en el aire

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Con sus manos sobre las rodillas, la mujer se giró hacia mí después de una breve pausa y dijo:

-¡Señorita Arias, vine para entregar mi renuncia formal!

Agrandé mis ojos de la sorpresa.

-No creí que te rindieras con este trabajo tan fácil, sobre todo por todo el esfuerzo que has hecho.

<<¡Todos cometen errores, pero no tienes por qué irte solo por eso! ¡Solo arréglalo y supéralo!>>

Comencé a sentirme nerviosa cuando ella se mantuvo en silencio.

-¿Cuál es la razón de tu denuncia?

-Puede que pronto me case y mi esposo quiere que me quede en casa para cuidar de la familia.

Al escuchar su tono de arrepentimiento, me di cuenta de que en realidad dudaba en renunciar.

-Pero, aún no tienes hijos, ¿cierto? ¡Puedes seguir trabajando si te casas! Además, es probable que se te dificulte acostumbrarte a una vida sin trabajo.

<<En aquél entonces, el abuelo también quería que me quedara en casa... Sabía que tenía buenas intenciones. No quería que trabajara demasiado, ¡pero no podía soportar ver a Álvaro y a Rebecca siendo tan cercanos todos los días!>>

Estela asintió y me mostró una pequeña sonrisa.

-Lo lamento, pero ya me he decidido. Gracias por todo su apoyo y orientación durante el tiempo que trabajé aquí, Señorita Arias.

Ya no tenía más motivos para intentar detenerla, así que asentí y dije:

-De acuerdo. Mándame tu carta de renuncia por correo y después me entregas tu trabajo.

Ella asintió en respuesta y se dirigió a la puerta de mi oficina. De pronto, ella se detuvo en seco y se giró.

-Señorita Arias, las cosas con la auditoría del Corporativo Ayala y HiTech no son tan sencillas como parecen.

La miré con confusión, pero ella se había marchado antes de que pudiera preguntarle a qué se refería.

<<Sin duda, mi mente es un desastre últimamente...Se me olvidaron las cosas y no puedo pensar bien a veces...Sé que hay algo extraño con la auditoría del Corporativo Ayala y HiTech, pero no puedo detectar qué. Bueno....Álvaro no habla del trabajo en casa, así que supongo que tendré que dejar este asunto de lado por ahora....>>

A la hora del almuerzo, recibí una llamada de Álvaro y me dijo que fuera a su oficina para almorzar con él. No estaba segura si lo había hecho apropósito, pero me percaté de muchos cambios cuando llegué. Para empezar, los colores de la oficina eran diferentes y habían reemplazado las plantas que originalmente estaban en la puerta por dos macetas de cupheas. El vestíbulo que antes estaba vacío ahora estaba decorado con todo tipo de plantas en macetas.

Josué había terminado de empacar y estaba a punto de retirarse a comer cuando me vio.

-El señor Ayala está en su oficina. ¡Pase, señorita Arias! -dijo después de una breve pausa.

Asentí en respuesta y eché un vistazo hacia el nuevo escritorio en la esquina.

-¿Contrataron a alguien en el departamento de secretaria?

Josué, quien era un hombre de pocas palabras, asintió y respondió:

-¡Si!

Sabía que no iba a obtener la información de su parte, así que no lo molesté con más preguntas y me dirigí directo a la oficina de Álvaro.

El hombre estaba ocupado con su trabajo cuando entré, así que apuntó hacia la comida en la mesa cundo me vio.

-Come. Terminaré pronto

-De acuerdo -murmuré mientras miraba la maceta de hiedra en su escritorio y después comencé a comer. Él se sentó a mi lado cuando terminó y dijo:

-¿Hay algún lugar en particular al que quieras ir?

Sacudí la cabeza y dije:

-¡Nop!

<<¡Creí que las mujeres embarazadas tenían que quedarse en casa! ¿Por qué me está preguntando a dónde quiero ir?>>.

Dejé de comer después de un rato porque no tenía mucho apetito.

-¿Contrataron a alguien nuevo?

Él levantó sus cejas y me miró.

-¡Cada vez actúas más como la señora Ayala!

Ignoré su comentario y esperé que continuara, lo cual hizo después de una breve pausa.

-Es alguien que solía trabajar para el doctor Lara. Tomarás un descanso del trabajo en un par de meses, así que supuse que tener una secretaria extra aquí ayudaría a agilizar las cosas.

<<¡¿El doctor Lara?!>>

La primera persona en la que pensé fue aquella mujer que conocí en el pasado. En ese momento, una mujer entró a su oficina; llevaba un vestido amarillo brillante con una coleta alta, rebosando un aire de juventud.

-Disculpe mi intrusión, Señor Ayala. ¡Estoy aquí para entregar unos documentos!

Puso los documentos en el escritorio de Álvaro y después me lanzó una mirada nerviosa antes de irse.

Volteé a ver a Álvaro y solté una pequeña risa.

-Parece que la juventud está en el aire, ¿eh?

Él levantó una ceja y extendió su mano para ponerme entre sus brazos.

-¿Estás celosa?

Sacudí mi cabeza y dije:

-No, es solo que... Tu oficina se ve bastante diferente ahora que está llena de vida.

Podía sentir su respiración agitada en mi cuello mientras decía:

-Pues, ahora tienes un bebé dentro de ti.

Me quedé en silencio; por alguna razón, su dulzura parecía solo llenar mi corazón con una sensación inexplicable de temor. Luego del almuerzo, me tomé un pequeño descanso en la sala antes de regresar a la oficina. Había algo de ruido en el lugar. Al parecer, Álvaro había salido. Ya no tenía nada que hacer, pensé en regresar a casa. Mientras salía, me topé con una pequeña mujer joven que sonrió al verme.

.¡Señorita Ayala ¡No me di cuenta de que estaba aquí! ¿La estoy molestando?

Ella lucía algo familiar, pero no podía recordar quién era.

-¿Quien eres?


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