Capítulo 56 Debo ayudar a Mayra por mi cuenta

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<<¡Es un completo idiota!>>

-¡Vete! -exclamé mientras todo mi cuerpo temblaba de coraje.

-¡Ja, ja, ja! Cuídese mucho, señorita Arias. -Seguía riendo todavía después de salir de la oficina.

Mi cabeza me empezaba a doler otra vez, estaba a punto de perder la cordura.

<<¡Tener dos auditores que trabajen para una sola empresa es tan ridículo!>>

-Señorita Arias, ¿y si decidimos qué Créditos AC se encargue de todo el trabajo? El señor Herrera no me parece una persona confiable -dijo Estela en sugerencia.

<<¡Lo que no sabes es que tratas de convencer a los que ya están convencidos! Pues Álvaro dijo explícitamente que quería que Nicolás se encargará de este trabajo.>>

Hice una breve pausa sumida en mis pensamientos y luego dije a Estela:

-Debo hablar con Álvaro sobre esto.

Aunado al problema de Mayra, ahora tenía otra cosa de la cual preocuparme y sentía como si mi cabeza estuviera a punto de explotar; y hablando de ello, Álvaro todavía no me confirmaba si podía ayudarla o no,  pero ya no podía quedarme sentada y esperar. Recogí mis pertenencias y le di una indicación a Estela:

-Estate al pendiente de Nicolás, por lo pronto yo hablaré con Álvaro sobre la situación. También hazme saber si habrá necesidad de recurrir a una fuente externa para hacer una inspección y escríbelo en un reporte para mí, por favor.

A Estela le preocupaba mi bienestar.

-Señorita Arias, ¿está segura de que se encuentra bien?

Le contesté y aseguré que estaba bien y me fui, pero como Álvaro se llevó mi auto tuve que tomar un taxi para ir a la comisaria.

Al llegar me enteré de que no había avances con respecto al caso de Mayra y que tendría que quedarse encerrada por otros 15 días para continuar con la investigación. Una vez ahí, me las arregle para hablar con el policía que la había interrogado ayer, sin embargo, simplemente me reiteró lo que yo ya sabía: no había avances . Justo como Gael lo dijo, la noche del incidente las cámaras de seguridad no funcionaban por lo que en otras palabras, no había evidencia; así que no podía ver a Mayra hasta que la investigación llegará a su fin.

Me sentía abrumada y me dirigí al Bar La Hora, pero me encontré con la sorpresa de que este estaba acordonado y no permitían la entrada de nadie. En momentos como este es que me daba cuenta del sistema tan deficiente que gobernaba nuestra ciudad; toda la situación por sí sola ya era complicada pero estaba interconectada, lo que volvía imposible para mí reunir cualquier tipo de prueba para yo misma liberar a Mayra. Por otro lado, tenía la esperanza de que Álvaro estuviera en uno de estos dos lugares pero creo que nuevamente me equivoqué con él,; mientras estaba en el Bar La Hora, me entró una llamada.

Se escuchaba mucho ruido de fondo pero su voz era clara.

-¿En dónde estás?

-En la oficina -contesté, pues no me atrevía a decirle en donde estaba en realidad.

Pero de inmediato me arrepentí de haberle mentido cuando escuché su voz tan distante y fría.

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