Capitulo 31 Es mi esposa.

6.8K 358 5
                                    

Al terminar de hablar, levante mi copa llena de vino y bebí varios vasos seguidos resistiendo las ganas de vomitar. Para empezar , no tenía mucha tolerancia de alcohol y al beber el tercer vaso, empecé a sentir un dolor agudo en mi abdomen bajo. Gael vio el cambio en mi y sostuvo mi mano. Volteo a ver a Álvaro y le dijo:

-Álvaro, es tu esposa y sabes que no puede beber en este estado. Será muy tarde para arrepentirte si algo le sucede.

-¡Sueltame! -Yo ya estaba mareada. Empuje la mano de Gael impulsada por la ira e indignación y tome otra copa de vino, pero me detuvo con fuerza justo antes de ser jalada por unos brazos familiares. Joel se le quedó viendo a Álvaro con una expresión de confusión.

-¿Álvaro?

-Es mi esposa y beberé el resto. -Dicho esto, se terminó todo lo que quedaba de vino. Rebecca lo miro y sus ojos se volvieron rojos. Mi estómago se sentía revuelto y tenía muchas ganas de vomitar, pero Álvaro me atrapó con sus brazos. Por ello, no tuve más opción que luchar contra las náuseas. Álvaro había estado bebiendo vaso tras vaso por un buen rato cuando Rebecca se levantó de forma abrupta y le ordenó a Joel:

-¡Llévame a casa! -Se le notaba el enojo y dolor en su voz. Joel miro a Álvaro con una expresión en conflicto y abrió su boca, pero no salió ninguna palabra. Al final, siguió a Rebecca y se fueron. Inmediatamente después, Gael le arrebató la copa de vino a Álvaro y lo hizo reaccionar, diciendo:

-¡Si no quieres que nada le pase será mejor que la lleves a casa ahora! -Se refería a mi. Álvaro frunció y me cargo hasta afuera del club nocturno al estilo nupcial. Mi cabeza giraba y no supe que le pasó a Gael después de eso. Luego de meterme al auto, sentí un dolor punzante en mi abdomen. Álvaro frunció al verme enroscada como pelota, agarrando mi vientre y con su palma , lo acarició.

-¿Te duele mucho? -Asentí y se formó una capa de sudor en mi frente. Encendió el auto y dijo-. Aguanta un poco. ¡Te llevare al hospital! -Tome su brazo, sudando y mire sus ojos oscuros miente sacudía mi cabeza.

-Llévame al chalé y dile al Dr. Ceja que vaya. ¡El me puede revisar! -Álvaro frunció y no parecía estar muy contento. Le di una explicación porque me daba miedo que fuera a pensar demasiado las cosas-. El me estuvo revisando después de la cirugía y sabe que hacer. - Álvaro dio una pausa por un momento antes de empezar a conducir y dirigirse al Chalé. Di un suspiro de alivio. Álvaro le dio vueltas al volante, pisó todo el acelerador y llegamos a tiempo. Me cargo hasta la habitación, en donde Gael me dio medicina la cual tranquilizó el dolor de mi abdomen. Luego de un día pesado, me sentía exhausta sin mencionar que estaba mareada y me quede dormida gradualmente.

Mientras estaba dormida, la voz aguda de Álvaro llamándome atravesó por mi mente nublada y sentí como me quitaba la ropa para llevarme al baño a darme una ducha , pero aún estaba demasiado adormilada como para abrir los ojos. Mi inconsciente quería rechazarlo. Pero no podía despertar sin importar cuánto lo intentara. Su palma parecía rasguñar mi abdomen y retrocedí sin estar segura de lo que estaba haciendo. En mi estado atontado,lo sentí cargándome a la cama, pero caí vencida por el cansancio una vez más y me volví a quedar dormida casi de inmediato . Al día siguiente, desperté con resaca quizás por todo el alcohol que bebí anoche y me senté en la cama por un buen rato hasta que mi teléfono sonó varias veces. Ya más relajada , lo revisé y vi que tenía mensajes de Mayra.

<<¿Como estuvo tu acompañante anoche? ¿Todo salió bien?>>

Sostuve mi frente sin poder decir nada y le mande mensaje.

<<Mayra, ¿Si sabes que después de un aborto no es recomendable tener sexo por al menos un mes?>>

No pasó mucho tiempo luego de mandarle el mensaje cuando llamó. Le respondí y comenzó a quejarse por el otro lado de la línea.

-¿Que demonios? Debiste haberme dicho eso antes! ¿Sabes cuánto le pague a tu acompañante ayer?

Me estire con mucha flojera y me levante de la cama para abrir las cortinas mientras hablaba por teléfono.

-Vamos de compras uno de estos días y te conseguiré lo que quieras. Por cierto, me encontré con Rebecca anoche. Mayra se asombró al escuchar eso.

-¿No se la pasa presumiendo sobre la mujer virtuosa que es? ¿Por qué fue?

-Álvaro y el resto estaban ahí. -Despues de una fuerte llovizna, los alrededores del Chalé parecían más brillantes como si se hubiera limpiado por la lluvia. Mayra dio un suspiro.

-Olvídalo. No hablemos de eso. ¿Ya tienes planeado cuando irte de la Ciudad J? -Pensar en este asunto me daba dolor de cabeza.

Álvaro no ha firmado los papeles del divorcio y no he terminado de resolver las cosas en la empresa.

Mayra respondió con un murmuro y no dijo nada por un rato antes de decir :

-Avísame cuando termines con todo eso. En unos días , iré a Ciudad Q para buscar buenas ubicaciones y de ahí ver lo de la transferencia del bar.

Sentí que mi garganta se cerraba de la emoción.

-El bar La hora ha estado en función por muchos años . ¿No te sientes triste por dejarlo? -El hecho de que lo estaba haciendo por mi no dejaba un sentimiento placentero en mi corazón.

-¡Tsk! -Mayra sonaba un poco exasperada cuando volvió a hablar-. En la vida, algunas cosas van y vienen. ¿De qué hay que estar triste? Además, no es como que no pueda abrir otro bar en Ciudad Q. -Habiendo dicho eso, volvió a comentar al instante, emocionada- ¿Has pensado en lo que vas a hacer una vez que renuncies al Corporativo Ayala y te mudes a la Ciudad Q?

Reticencias de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora