Capitulo 50 El dinero hace girar al mundo

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Era impresionante y sorprendente como una empresa pequeña, que tenía poco de ser incorporada, pudo ganar contra un grupo de compañías establecidas en la industria por años. Álvaro debió haber elegido a Créditos Herrera porque les vio potencial y crecimiento. En vista de lo sucedido en la cochera la última vez, decidí remover a Créditos AC de la lista. Le marqué a Estela y la llamada se conectó en segundos.

-¡Señorita Arias!

-Puedes informarles a todos que Créditos Herrera va a conducir la auditoría del Corporativo Ayala. -Estela estaba algo sorprendida por mi decisión y con un poco de duda, comentó:

-Señorita Arias, se lo da a Créditos Herrera, me temo que AC puede causarnos problemas. -Claro que estaba consciente de ello. El hombre en el estacionamiento que me secuestró ese día ciertamente me mostró un gran espectáculo y su ultima petición fue organizar una licitación pública. Quería hacerme elegir al ganador de la auditoría al final del día, pero como no indicó explícitamente quien ganaría por eso organicé la licitación pública. A pesar de eso, nunca pretendí entregarle la auditoría al ganador porque yo planeé todo. No podía dejar que nada le pasara al Corporativo Ayala mientras yo estuviera a cargo. No lo hacía por Álvaro, sino como una compensación para Jorge, quien me cuidó por años.

-¡Sigue mis instrucciones! Ya se me ocurrirá una explicación para AC. -Al colgar, me senté en silencio por un rato. Me armé de valor y marqué a un número al que nunca había llamado. Después de sonar varias veces, una voz barítona contestó:

-¡Han pasado 5 años! -El hombre exclamó dos palabras y pude escuchar el eco en el fondo-. Pensé que nunca me ibas a llamar. - Me contuve y fui directo al punto.

-Quiero una lista de todas las Auditorías fallidas conducidas por AC así como novedades de su posición financiera actual.

-Sami, ¡No me has llamado en mucho tiempo! -Parecía demasiado silencioso al otro lado de la línea cuando él hablaba y no pude evitar sentir un escalofrió.

-¡Jonathan! -grité. Jonathan resopló, malhumorado.

-Sami, ¡no deberías llamarme así! -Aunque  no estábamos hablando en persona, podía sentir una atmósfera tensa alrededor de mí. Este sentimiento frío y hostil era diferente a la frialdad que Álvaro emitía. Era mucho más intenso y brutal.

-Jonathan. -Traté de responder, calmada.

-¡Se buena! -exclamó y terminé la llamada de manera abrupta. Me caí al suelo con el miedo calando en mis huesos y me tomó un tiempo para recuperarme. Al levantarme, mi cuerpo se sintió débil cuando entré a la habitación. Me subí a la cama tapándome con la cobija, pero el temor por la llamada de hace un momento me seguía acechando.

<<No debí llamarlo>>

Para cuando Álvaro regresó al chalé, ya había recobrado la cordura. Al verme, no podía decir si estaba sorprendido o no.

¿Ya comiste? -Había fatiga en su voz. Muchas cosas estaban pasando en el Corporativo estos días y había ido a varios viajes de negocios. Pensándolo bien, acababa de regresar de uno y parecía cansado. Sacudí la cabeza y me di cuenta de que el cielo estaba oscuro. En ese momento, recordé a Mayra. Salí de la cama y le dije, ofreciendo:

-Te hare la cena. -De pronto, me dio un abrazo por detrás de la nada y puso su barbilla sobre mi hombro. Tal vez como estaba demasiado ocupado para rasurarse, su barba me picaba la oreja y lloriqueó:

-Déjame descansar aquí un momento. -Me jaló hacia la cama y al acostarnos, me envolvió con sus extremidades para no dejarme mover. Podía escuchar su aliento en mi oído el cual era cálido y cosquilloso. Abrí la boca para hablar, pero no pude decir nada. Miré hacia el techo y decidí no comentar nada sobre la situación de Mayra. Podría hacerlo explotar si se lo mencionaba y lo mejor sería hablarlo en la mañana. Como estuve estresada todo el día y me quede dormida muy fácilmente desde mi embarazo, el abrazo de Álvaro me consoló. Antes de saberlo, me sentí fatigada y comencé a bostezar con los ojos pesados. Pero de pronto, me desperté y observé al hombre que tenía ante mi tramando algo.

-Álvaro, si quieres  dormir entonces hazlo. ¿Que intentas hacer?

-Bueno, ¡es una reacción natura! Solo ignóralo. -Me susurró con voz baja y ronca. Cualquiera podía darse cuenta de que estaba adormilado. Sin embargo, no pude volver a dormir e intente moverme un poco. Por desgracia, las palmas de sus manos me detuvieron y me acercó a él.

-¡Álvaro! -Ya empezaba a enojarse.

<<¿No se puede ir a dormir de forma apropiada?>>

-Si lo ignoras, ¡todo va a estar bien! -Gimió y no pudo evitar apretar mi mano. Yo estaba sin palabras y la ira comenzó a hervir dentro de mi. -¡Maldito! -Solo pude decir esas palabras, desconcertada acerca de cómo debía reprenderlo. Los minutos pasaron, pero no pude dormir. Me empecé  a preocupar  porque no sabía cómo le iba a comentar la situación de Mayra. Todo sería más fácil si él hiciera algo al respecto. A final de cuentas, el dinero hace girar al mundo.


Reticencias de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora