Capítulo 97 Reservación para cenar

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Estuve confundida por un rato y Álvaro se dio cuenta de que estaba esperando una respuesta, pero simplemente se limitó a sonreír y al decir:

-Si me das un beso te diré.

-¡Tonterías! -Dicho eso, lo ignoré. Yo ya había revisado el documento con mucho cuidado y sabía que no tenía problemas, puede que solo estuviera tratando de hacerme dudar.

Álvaro dejó el documento en la mesa y luego tomó el resto que tenía que firmar y me dijo:

-Yo los voy a revisar y si todo está bien, los firmaré. Tú entra ahí y descansa.

La oficina de Álvaro eran tan grande que incluso tenía un cuarto para descansar con todo el equipamiento necesario.

-Esta bien, no estoy cansada.

No obstante, me ignoró y me tomó entre sus brazos para llevarme a la sala de descanso, también encendió el aire acondicionado porque estaba haciendo calor.

-Acuéstate y descansa como se debe -dijo, al tiempo que se llevaba mi teléfono.

-¡Álvaro! ¿Cómo se supone que dormiré si es de día? ¡Esta mañana me desperté tarde así que no tengo sueño!

Me miró fijamente.

-¿Quieres que me acueste contigo?

No supe que responder, así que no tuve más remedio que recostarme sobre la cama con molestia y me tapé con la manta.

-Me dormiré, ya te puedes ir.

Alcancé a escuchar cómo se reía. Unos minutos más tarde la habitación se quedó en total silencio, él ya se había ido y me quedé acostada mirando hacía el techo; todavía tenía una sensación desagradable en mi corazón.

<<¿Álvaro está cambiando debido a la culpa? ¿En serio un matrimonio en el que no hay amor, puede durar para siempre?>>.

Me era imposible dormirme cuando tenía todas esas ideas en mente, entonces pensé en tomar mi teléfono pero luego recordé que él se lo había llevado consigo. Salí de la cama y fui a la oficina para buscarlo y para mi buena suerte, Álvaro no se miraba alrededor; tomé mi teléfono y de pronto, alcancé a escuchar una voz que provenía del balcón, era él y estaba en una llamada.

-¿Ella está bien? -preguntó.

No podía escuchar lo que decían al otro lado de la línea pero lo escuche decir:

-Bien, haz que la revisen en el hospital y que coloquen vendas en sus heridas, después llévala de regreso al Jardín Pear.

<<Habla de Rebecca>>.

¿Cómo pude haberlo olvidado? Ella también había salido herida y aunque él no lo dijera, sabía que era  quién más le importaba; con respecto a mí pues...Yo nunca le he interesado, solo se siente responsable de cuidarme.

Álvaro no esperaba encontrarme ahí de pie, así que se sorprendió al verme.

-¿Por qué no estás durmiendo?

Le enseñé mi teléfono mientras contestaba .

-Vine por esto.

-Si vas a dormir no es necesario que tengas el teléfono contigo.

-Esta bien.

Cuando regresé a la habitación me sentía un poco ausente; para mi fortuna, las mujeres embarazadas solemos sentirnos cansadas después de un rato así que, a pesar de que estaba frustrada me quedé dormida.

Cuando desperté ya era tarde, escuché que estaban discutiendo en la oficina así que me levanté, pero me dolía un poco la cabeza, tal vez porque me había quedado dormida. Al abrir la puerta, me encontré con Álvaro y Joel peleando, pero en cuanto me vieron se calmaron. Sin embargo, de pronto Álvaro le arrojó un montón de documentos y exclamó:

-¡ Ya no te metas en problemas y espero que no vuelvas a repetir ese tipo de errores!

Joel los recogió del suelo y me miró con despreció, luego de eso se fue sin decir nada; yo me quedé un poco confundida.

<<¿Aparecí en un mal momento?>>.

-¿En qué estás pensando? -Preguntó Álvaro mientras apoyaba su cuerpo en la silla, luego, con flojera extendió su mano hacía mí y agregó-: Ven aquí.

Entonces me acerqué a él y me senté en su regazo.

-Dormí bastante pero no me siento bien.

Al tiempo que me acomodaba algunos mechones de cabello que tenía suelto apretó su rostro contra mi cuello y contestó:

-No te preocupes, una vez que terminé de trabajar podemos ir a dar un paseo. ¿Qué te gustaría comer?

-Todavía no tengo hambre -dije al tiempo que miraba el reloj de la pared y ya eran las 3 de la tarde.

<<Dormí entre 3 y 4 horas, ahora entiendo porque no me siento bien>>.

Me dio un vaso de agua tibia y dijo:

-El doctor Lara nos está invitando a cenar esta noche, ¿te gustaría ir?

Sorprendida, tomé un sorbo del agua y después coloqué el vaso sobre la mesa.

-¿Ya dijiste que si?

Bajó la mirada y asintió.

-Si, quisiera llevarte a comer.

Esa era buena excusa, pero si era él el presidente de una empresa, no tenía necesidad de que alguien más pagará la cuenta para llevar a su esposa embarazada.

-Tú decides. -Entonces me levanté y comencé a acomodar mi ropa-, me voy a la oficina.

En todo el día apenas había trabajado, solo estuve durmiendo.

De repente, le sonó el teléfono y asintió.

-Esta bien, pasaré a buscarte después.

Cuando regresé a la oficina, Estela no se miraba para nada contenta pero se obligó a sonreír cuando me vio.

-¡Señorita Arias!

-¿Qué sucede? -Me di cuenta de que no había ningún documento sobre el escritorio y continué-: ¿No necesito revisar nada?

Estela bajó la cabeza y contestó:

-El informe sobre la auditoría de Créditos AC fue regresado por el señor Ayala, quiere que haga todo de nuevo.

-¿Quieres decir que la auditoría para el Corporativo Quezada debe hacerse otra vez?

-Así es...

-¿Fue decisión de Álvaro?

Ella asintió y contestó:

-Si.

Ahora todo comenzaba a tener sentido, con razón Joel estaba tan enojado en la oficina de Álvaro hace un rato.


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