<<Álvaro solo pasó por ella al aeropuerto y no es como si no supiera que le importa. ¿Por qué me molesta tanto?>>
Pasaron 10 minutos antes de que Álvaro regresara a la sala de espera y corriera hacia mí. Se sentó junto a mí y puso uno de sus brazos a mi alrededor. -No le des tantas vueltas. Hubo un contratiempo en la mañana y Joel no pudo venir.
Asentí con una sonrisa forzada. -No tienes que explicarme nada. -No había necesidad de hacer un escándalo por algo como esto. Probablemente solo estaba sensible.
Mayra llegó un poco después, arrastrando una maleta enorme con ella. Se sorprendió al verme junto a Álvaro. -Pero qué es esto... ¿Están aquí para presumir de su amor como un par de tórtolos?
Solo pude responder con una sonrisa mientras Álvaro tomó su equipaje para llegarlo. Mayra me tomó del brazo y comenzó a tomar mi vientre. -Como ha crecido. Ya casi son 6 meses, ¿no?
Al escucharla, miré su vientre, pero como llevaba ropa holgada, podría pensar que no estaba embarazada de no haberlo sabido antes. Le pregunté con una sonrisa:
-¿Por qué regresaste tan pronto?
Pensé que Mayra se quedaría en su ciudad hasta que naciera el bebé.
-Pues... Escuché que Javier también vendrá a ciudad J. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que lo vi y lo extraño un poco -respondió. Su piel se veía muy bien aquel día. Miró a Álvaro, quien caminaba enfrente de nosotras, antes de susurrarme al oído:
-¿Imagino que las cosas están mejor entre ustedes?
-Quien sabe. Rebecca regresó hoy también -respondí encogiendo los hombros.
-¡Qué! -Mayra exclamó con frustración. -¡Esa mujer es un dolor de cabeza! ¿Qué no había encontrado su lugar como una aristócrata de la familia Montenegro en ciudad K? ¿Por qué siente la necesidad de regresar y causar problemas otra vez?
-Imagino que piensa tomar el trabajo de Camila. -Ahora que Rebecca había regresado, no tenía idea de cómo avanzarían las cosas en un futuro. De lo único que estaba segura era del sentimiento incómodo que creía cada vez más en mi corazón.
Mayra apretó los labios antes de decir:
-Juro que esta mujer solo viene a atormentarte por cómo aparecer de la nada.
Cualquier tema que involucrara a esa mujer me ponía de mal humor, así que intenté cambiar el tema. -¿Javier no dijo nada sobre cuándo llega?
-Nop -respondió agitando la cabeza.
Al poco tiempo, llegamos al estacionamiento. Miré a Álvaro mientras subía el equipaje de Mayra a la cajuela. -¿La señorita Villa ya se fue a su casa? -pregunté.
Asintió y respondió:
-Josué la regresó. Anda, vámonos.
El motor del auto resonó mientras los tres nos sabíamos. -¿Qué quieres comer? -preguntó Álvaro. Ya eran las 12 del medio día, justo a tiempo para comer.
-Lo que sea. -Miré a Mayra, quien estaba recargada sobre el descansa brazos del asiento de pasajeros. Seguramente estaba exhausta de tantas horas de vuelo.
Álvaro solo asintió y condujo al centro. Al poco tiempo se estacionó frente a un restaurante de comida italiana y me miró. -¿Qué te parece comida italiana?
Me volteé a ver a Mayra. -¿A ti te parece?
-¡Claro que sí!
En cuanto nos bajamos del auto, Mayra se me acercó y me susurró:
-¿Cómo se ha portado Álvaro contigo estos días?
-Bien, supongo.
Volteó a los ojos y se llevó la mano a la frente. -¿Por qué me parece que ustedes dos son una vieja pareja que lleva años juntos?
Quedé sin palabras. -¿Por qué dices eso?
-Tu relación parece más un amor familiar que un amor romántico -dijo con una sonrisa.
Quedé con la mente en blanco. <<¿Amor familiar?>> Nunca me imaginé eso. Lo ocurrido después de eso pasó rápido. Nos sentamos y ordenamos en cuanto entramos al restaurante y a los pocos minutos nos sirvieron la comida. Álvaro ordenó una sopa de tomate para mí, usando el argumento de que las mujeres embarazadas no deben comer nada pasado. Dijo que sería demasiado grasoso.
Tal vez fue que mi dieta últimamente consistía en solo sopa o comidas con mucho liquido que solo le di unos cuantos sorbos a la sopa antes de dársela a Álvaro para que se la terminaran por mí. Pude comer unos cuantos bocados de salmón antes de que mi estómago me reclamara. Parecía que Mayra tampoco tenía apetito. Me miraba a mí y a Álvaro de vez en cuando mientras comíamos con una expresión perpleja por nuestras interacciones.
Después de comer, llevamos a Mayra a los apartamentos Glenwood y de ahí nos dirigimos al hospital. El departamento obstétrico estaba hasta el tope; esto no era común. Por suerte, yo tenía cita previa, así que pudimos evitar la larga fila. Se necesitaban varios exámenes, por lo que Álvaro tuvo que esperar afuera. La doctora me miró dudosa mientras hacía el ultrasonido. Parecía estar preocupada por qué decir, lo que hizo que me preguntara si algo estaba mal con el bebé.
-Doctora, ¿hay algún problema con el bebé?
Asintió levemente. -Los latidos del feto son muy débiles. Normalmente ya debería estar estable a las 24 semanas. Es posible que el bebé no se esté desarrollando bien... -Tras una pequeña pausa, continuó:
-Señora Arias, debe intentar mantener un estado emocional estable y positivo además de un ciclo de sueño regular. Estas cosas son los factores más básicos que pueden afectar al desarrollo del feo.
Estaba de acuerdo. La doctora no me dijo nada que no supiera. <<De otra manera, ¿por qué le habría pedido a Javier que viniera a Ciudad J?>> Después de la revisión, me senté en el pasillo con la mirada perdida. Álvaro le hizo varias preguntas a la doctora en cuanto salió y se alejó con ella para hablar. Su conversación duró bastante y no tenía idea de lo que la doctora le decía, pero la expresión de Álvaro no se veía nada alegre cuando salimos del hospital. Todo el tiempo, llevaba una expresión de molestia.
-Samara, ¿me estás ocultando algo?
-¿Qué te dijo la doctora? -pregunté con una sonrisa. -¿Te dijo que el bebé no es tuyo?
-¡Deja de bromear! -se miraba impotente y al mismo tiempo preocupado. -Si tienes algo en mente, por favor dímelo.
Seguimos caminando hacia el estacionamiento hasta que respondí:
-No me gusta que veas a Rebecca. Quisiera que no la volvieras a ver ni que le volvieras a hablar...
Lo miré a los ojos y añadí:
-¿Eso te parece?
Se detuvo al instante al escuchar mis palabras y levantó sus cejas en asombro. -¿Vas a implementar una cláusula de impedimento?
No había manera en la que cediera, así que solo asentí y le dije con una fuerte mirada:
-Cada vez que veas o hables con Rebecca, viviremos separados por una semana. Si no puedes hacer eso, prefiero el divorcio.
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Reticencias de amor
Fiksi PenggemarConmocionada, me quedé de pie sin poder moverme luego de leer las dos palabras que aparecían en mis resultados de la ecografía. ≤¡Solo Sucedió una vez! ¿Cómo quedé embarazada? ¿que debo hacer ahora?≥