Tenía que ser una zona despejada, rodeada de bosque y repleta de mobs de nivel bajo, 2 o 3, pero lo que se encontró fue bosque. Puede que los árboles fueran más jóvenes en la zona que se suponía despejada, pero no cambiaba que estaba rodeado de vegetación.
El sol rojo de Jorgaldur estaba en lo alto y sus rayos se filtraban entre el espeso follaje, pero eso no le indicaba hacia dónde ir. Estaba en medio del bosque, sin forma de orientarse o volver a la zona de iniciación.
Miró alrededor, temeroso, pero nada que pareciera peligroso podía verse, y se preguntó hacia dónde debería ir.
«Si al menos tuviera un mapa y una brújula...»
Fue entonces cuando éste se desplegó en su mente. Era un mapa de la zona que indicaba su posición y en el que podían apreciar algunas ubicaciones y claros, pero gran parte estaba en negro, como si no lo hubiera descubierto.
«O como si el terreno hubiera cambiado», pensó.
Cerca de allí se encontraba el Manantial Sagrado, un lugar seguro de descanso, al menos en el juego, y le pareció una buena idea ir allí.
Caminó lo más silenciosamente que le era posible por el bosque, echando de menos a Goldmi y sus habilidades de detección, sintiendo que miles de ojos lo observaban e intentó convencerse de que era su imaginación. Pero a medio camino, un aullido cercano lo amedrentó. Pronto fueron pisadas, y no tardó en ver sombras y las figuras de enormes lobos de color negro.
Corrió hacia el manantial, esperando que actuaran como los lobos normales y quisieran seguirle hasta que se cansara. Pero pronto uno de ellos se acercó e intentó morderle, aunque falló al tener que esquivar el golpe del hacha.
Poco tardó en intentarlo otro, parecían haber perdido la prudencia inicial y que no consideraban a su presa como a una amenaza. Y así era, pues aquellos lobos abisales eran de nivel 8 a 10, como él pudo apreciar claramente al fijarse en ellos.
Logró ahuyentar también al otro, pero no fue suficientemente rápido para evitar que un tercero le clavara sus garras. Apretando los dientes, invocó el poder de curación dos veces e invocó fuego sobre el hacha, esperando que los asustara.
Pero aunque por un momento dejaron de atacarle, la tregua apenas duró unos segundos. No lo hacían de frente, su táctica era cansarlo y debilitarlo, y podían esquivar con relativa facilidad fuego y hacha. Y era imposible para Eldi deshacerse de ellos, pues no sólo eran mucho más ágiles en el terreno boscoso, sino que su velocidad era mayor, incluso con la habilidad activada.
De nuevo un ataque, pero esta vez el lobo se encontró con una sorpresa. Si bien esquivó con facilidad el hacha, no fue capaz de reaccionar ante el efecto de Doble Filo, y recibió el segundo golpe, que le provocó un corte y quemaduras en la cara, y reculando por la sorpresa. No le había producido un daño excesivo, pues su nivel era muy superior, pero no había esperado recibir ninguno.
–148/160, no es mucho– se lamentó Eldi.
Podía ver la vida del lobo, y que acababa bajando hasta 140 por los efectos del fuego. Esperaba que con esa demostración los lobos se mantuvieran a distancia, dándole un respiro, pero se equivocó. El lobo al que había herido reanudó la persecución, dirigiéndose directamente hacia él, furioso, cambiando completamente de táctica mientras sus compañeros estrechaban el cerco.
Siguió corriendo, usando de nuevo Espíritu de Conejo cuando su efecto finalizó, y viendo como su enemigo se acercaba y saltaba sobre él. Detuvo los colmillos con el mango del hacha y le añadió fuego, pero ni pudo evitar las garras que se hundían en sus hombros ni caer sobre su espalda.
El lobo no se cedió a pesar de que el fuego le quemaba, mientras sus compañeros se abalanzaban también sobre Eldi, pero, para sorpresa de los cazadores, su presa se les escapó.
Usó tres veces Curación básica, hasta conseguir mover de nuevo los brazos con normalidad y apenas sentir dolor, mientras corría desesperado. Casi no le quedaba maná, se encontraba cansado y a duras penas había logrado conservar el arma. Apenas podría usar una vez más Reacción Gatuna, que le acababa de salvar la vida. Prometió no volver a quejarse de su nombre.
Los lobos no tardaron en lanzarse en su persecución, y la volvieron a reanudar tras resbalar sobre la capa de hielo que Eldi había creado. Había sido una idea de Goldmi, que solía tener muchas propuestas un tanto absurdas para un MMORPG, pero que, sorprendentemente, algunas acababan funcionando.
No tardaron en alcanzarlo y rodearlo, siendo el lobo herido, cuya vida había bajado hasta 120 por el fuego, el primero en avanzar hacia él. El resto se quedaron mirando, como queriendo dejar a su compañero que tomara venganza.
El lobo atacó, esquivando de nuevo el hacha sin problemas, pues Eldi quería conservar toda la energía que le fuera posible, aunque pronto se arrepintió. El ataque a sus manos le hizo soltar el arma, dejándolo indefenso e incapaz de volver a cogerla. Usó su hechizo de curación una vez más, consiguiendo volverles a dar movilidad, pero no librarle de dolor.
El lobo se volvió a acercar, impidiendo que recuperara el hacha, y cuando se acercó lo suficiente, saltó sobre él.
Eldi, con una rapidez y sincronización de la que su antiguo yo se hubiera sorprendido, sacó su lanza del inventario, la cubrió de fuego y ejecutó Impacto Perforante, consiguiendo sorprender al lobo y clavando la lanza a través de la mandíbula abierta.
Difícilmente podría haber atravesado a un lobo con cinco o seis niveles más que él, pero el interior del cuerpo es más vulnerable y la bestia se desplomó agonizante.
Sus compañeros atacaron en cuanto lo vieron caer, momento que aprovechó Eldi para usar sus últimas energías con Reacción Gatuna, para luego lanzarse con las pocas fuerzas que le quedaban hacia donde estaba su única posibilidad de supervivencia, si es que el conocimiento del juego era válido allí.
Los lobos se abalanzaron inmediatamente hacía él, y en unos segundos lo alcanzaban con sus garras, deteniendo el escudo con el que se había equipado algunos de los ataques pero no todos. Se arrastró como pudo mientras se desangraba y, cuando los colmillos de uno de ellos se acercaban a su cuello, se detuvieron. El lobo se puso de pie, apoyándose sobre un escudo invisible y mirando a su presa con ojos penetrantes.
Sintiendo un insoportable dolor y sin apenas poder moverse, Eldi observó al lobo, la poca vida que le quedaba y que seguía decreciendo al estar desangrándose, su maná insuficiente para curarse y la fuente de agua cristalina que estaba a unos metros de él y que indicaba que había llegado a su meta.
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Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batalla
FantasyCuando muere en su cama debido a su avanzada edad, aún recuerda a una NPC de un MMORPG que jugó en su juventud, sin entender por qué nunca ha podido olvidarla. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra con la ruinas de lo que era el inicio d...