Gran Hermandad

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Escucharon a través de las puertas y las fueron abriendo una a una. La mayoría tenían el túnel de seguridad y la segunda puerta intactos, por lo que se limitaron a renovar las alarmas. Su intención era comprobar la seguridad del nexo, y reforzarla si era necesario.

Sólo dos de las puertas, no sólo no estaban en condiciones, sino totalmente destrozadas, algo que parecía haber sucedido mucho tiempo atrás, quizás durante las guerras. Con Eldi invocando Muro de Roca cada vez que se agotaba, sellaron el túnel de la primera a la espera de, en el futuro, poder reabrirlo y colocar una puerta. Por ahora, debían garantizar la seguridad.

La segunda fue un poco más complicada, pues primero tuvieron que deshacerse de una serpiente nivel 50, que intentó invadir el nexo. Había detectado seres de menor nivel que ella, pero no contaba con la fuerza de las armas y de la coordinación. Así que ella y los huevos que vigilaba se convirtieron en materia prima y provisiones, tras lo cual también sellaron por completo aquel túnel.

Finalmente decidieron abrir la puerta principal, algo que fue fácil, pues estaba cerrada desde este lado, y ya habían engrasado la cerradura y las bisagras, la habían limpiado, y habían preparado los hechizos de abertura. Todo parecía indicar que los habitantes de la ciudad habían abandonado la ciudad por aquel nexo, hacia alguno o algunos de los otros asentamientos, cerrando la puerta tras de sí.

Algunos guerreros se habían unido a ellos, y otros se habían quedado a vigilar los primeros trabajos en el túnel. Mientras en el primero ya estaba empezando el acondicionamiento, en éste último aún había que garantizar la seguridad, más allá de los esfuerzos preliminares del grupo de expedición.

El túnel de seguridad al que se abrió la puerta era mucho más amplio que ninguno de los anteriores, pues eran donde a veces debían de esperar grandes caravanas. Tras inspeccionar la puerta y estar seguros de que podrían abrirla, escucharon cerrarse la otra puerta tras de sí. Era una sensación extraña enfrentarse a la que tenían enfrente, enorme, detrás de la cual los esperaba una ciudad abandonada.

Eldi no tenía por qué estar allí. Podía esperar a que volvieran e iniciaran la exploración del túnel que llevaba al otro lado de las montañas, y a un asentamiento que en el pasado había sido muy cercano al que ahora conocía. Era una área de nivel similar, y no esperaban sufrir más problemas de los que habían tenido hasta entonces. Eran otros los túneles, los que recorrían el interior de la montaña, los que conducían a mayores peligros.

El pueblo-topo había decidido intentar contactar primero con estos antes de ir más allá, pero también era importante la exploración de la ciudad. Quizás podrían encontrar documentos importantes y otros tesoros. Por supuesto, asegurarla estaba en estos momentos fuera de sus posibilidades, pues no contaban con suficientes efectivos.

Por otra parte, Muro de Roca había subido a 8 durante aquella larga exploración, y no había sido el único, en especial las bendiciones que aplicaba a sus compañeros-topo. Cuerpo de Acero a 10, ¿Proyectiles a Mí? y Esencia de Maná a 8, Estufa a 4, Aire Acondicionado a 5, Jabalina a 7, Boomerang y Despedazar a 8, Espejo Mágico a 9 y Agudizar Sentidos a 6, esta última porque la iba entrenando mientras no luchaban, siempre asegurándose de no bajar del 80% de energía disponible.



–Hay algo detrás, al menos son dos. Son algún tipo de oruga– anunció Toco, uno de los encargados de detectar e interpretar los sonidos.

No podían saber el nivel ni hasta qué punto eran una amenaza, excepto por Oído de Murciélago, que apenas reaccionaba. Abrieron la puerta despacio, pues tampoco esas puertas pueden abrirse más rápido, y se encontraron con dos enormes orugas de color crema, que lucían varias franjas verdes y rojas, y que parecían querer huir de ellos. Eran nivel 30, pero una espesa pared fabricada por su misma seda no los dejó escapar. Atacaron al grupo como último recurso, pero no tuvieron ninguna oportunidad.

–Niveles tan bajos y escondidos. No es bueno– valoró Fita, que se había vuelto a unir al grupo.

–¿Por qué?– se extrañó Eldi.

A él le parecía una buena noticia que hubiera niveles bajos con el fin de explorar, aunque no para levear.

–Los niveles son demasiado bajos. Eso quiere decir que hay algo que los caza, algo de lo que se esconden, que no los deja subir más. Y tiene que ser algo peligroso– le explicó Tica.

–Ya veo...

Ni siquiera se había planteado esa posibilidad, pero ninguno de ellos se iba a detener allí. Desde el principio, habían estado preparado para lo desconocido.

Avanzaron hacia la ciudad por el amplio túnel, encontrando sólo seres de niveles entre 20 y 30 que intentaban esconderse. No fue hasta que llegaron a las primeras casas excavadas en la tierra que Oído de Murciélago se activó.

–¡Hay algo a la izquierda!– intentó avisarlos.

Pero ya era tarde. Con una velocidad que hace muy difícil para ojo humano verla, una larga lengua atrapó a un hombre-topo y se lo llevó a la boca de un enorme sapo del mismo color marrón que la tierra. Totalmente cogido por sorpresa e incapaz de reaccionar, apenas pudo gritar mientras era engullido por el anfibio nivel 48.

Eldi se lanzó sin vacilar hacia él, al igual que otros seis de sus compañeros, mientras que el resto tardaron un poco más en reaccionar. Él llegó primero, usando Terremoto para alcanzar al sapo y Provocar para que se volviera hacia él y diera la espalda a los demás. Sacó entonces la lanza y dejó caer el martillo para que lo recogiera su asistente.

Usó Colador, apuntando sobre todo a la cara, y que era especialmente eficaz contra seres de piel resbaladiza como la de éste. Temía atravesar al hombre-topo que ya había sido tragado y cuya vida pendía de un hilo, por lo que no apuntó al cuerpo. Pronto los jugos gástricos del sapo empezarían a disolverlo, o quizás primero se quedaría sin aire, por lo que no había tiempo que perder.

Y mientras el sapo reculaba ante el inesperado ataque y se preparaba para contraatacar, su espalda empezó también a ser perforada. Reaccionó con Agitar, vibrando y lanzando su venenosa mucosa en todas direcciones.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora