Mazmorra, 2ª planta

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Muro de Fuego había subido su afinidad hasta 9 después de la masacre de limos, algo que también había ocasionado que la piedra de maná estuviera llena. Por ello, la puso en inventario y sacó otra que colocó en uno de sus bolsillos, pues desde el inventario no podía absorber maná.

Siguió recorriendo aquellos túneles, encontrándose algún limo que otro, pero pocos. Probablemente se debía a que la mayoría se habían ido concentrando en la caverna, y, por ello mismo, ahora se volverían a distribuir por toda la mazmorra.

Algunos túneles acababan sin más, mientras que otros iban a parar a nuevos túneles o a la caverna. Así que durante unas horas no consiguió más que cansarse, algunos hongos y acabar con unos pocos monstruos.

–Mmmm, es una veta de cobre mágico. ¿Cómo podría hacerme con ella?– se dijo a sí mismo mientras leía la información sobre el mineral.

–Quizás no debería sorprenderme...– volvía a murmurar cuando un nuevo asistente con un pico empezó a extraerlo.

No era cobre directamente, sino un mineral del que puede extraerse el metal. Al haber estado expuesto durante siglos al maná de la mazmorra, había absorbido parte de él, y ahora podía extraerse cobre mágico en lugar del normal. Se trabaja de forma similar al cobre común, pero los resultados son mucho mejores, consiguiéndose armas de mayor calidad para un mismo nivel.

El asistente parecía poder ir y venir sin perderse por los túneles, picando el mineral y llevándoselo a Eldi hasta acabar con aquella pequeña veta, por lo que siguió caminando.

Finalmente y después de explorar todos los túneles, con la frustrada esperanza de que hubiera tesoros como en el juego, se dirigió por el túnel más ancho que salía de la caverna de los limos. Allí miró una vez más a las tumbas y cerró los ojos por un instante, antes de volverse y dirigirse hacia lo que podía ser el final de la planta.

Encontró algunos limos por el camino, más de los que había encontrado en los otros túneles, pero tampoco demasiados. En total debía haber acabado con dos o tres docenas de ellos después de los de la caverna. Y fue al final del camino donde encontró a un limo de dos metros de alto, el jefe de planta.

Retrocedió un paso por precaución, pero aquel limo se movía a la misma lenta velocidad que el resto. Tenía la habilidad de Escupir, que lanza ácido hacia su enemigo, pero que es fácil de contrarrestar con Molino. Y, dado su tamaño, era aún más vulnerable que los más pequeños a Muro de Fuego. Lanzó hasta cuatro de ellos para cubrirlo por completo, siendo la batalla contra aquel jefe bastante decepcionante, pues el fuego acabó con él con facilidad.

La experiencia recibida era equivalente a veinte de los normales, y no había ningún tesoro, por lo que, algo insatisfecho, cruzó el agujero que el jefe protegía y bajaba hasta la siguiente planta.


Al poco de pisar la segunda planta, una rayo de luz impactó en su hombro. El daño no fue excesivo, pero usó ¿Magia a mí? para evitar más daño mientras buscaba a su agresor. No le costó encontrarlo, pues brillaba en la oscuridad del túnel. Era un fulgor, una especie de esfera brillante que ataca a distancia. Es inmune a los ataque físicos y tiene mucha movilidad, por lo que intenta siempre mantenerse a rango y atacar desde lejos, el peor adversario para Eldi.

No es un monstruo con mucha vida o potencia de ataque, pero sí bastante molesto para un mago de batalla. Sus flechas no daban en el blanco a nos ser que consiguiera acercarse, lo que las hacía muy ineficientes pues muchas veces desaprovechaba el fuego imbuido en ellas.

Los muros de fuego o hielo simplemente los esquivaba, mientras habilidades como Jabalina requerían que estuviera relativamente cerca para acertar, y no hacía más daño que una simple flecha, pues sólo afectaba el fuego. Para acabar con uno de ellos, dos niveles por debajo del suyo, necesitó mucho esfuerzo y un gasto desproporcionado de energía y maná.

Por suerte, la zona de descanso estaba cerca de la entrada, por lo que no dudó en entrar Comió algo y se durmió en la tienda, sin saber realmente que hora era. Estaba cansado, más mental que físicamente, y no sólo por su batalla con el fulgor.


Cuando a la mañana siguiente, o así se lo parecía a él a pesar de no poder ver el sol, salió de la zona de descanso, tenía un par de planes para luchar contra aquellas esferas luminosas.

El primero lo puso en práctica al poco de salir, pues uno de ellos le atacó. Usó Espejo Mágico para devolverle parte de su daño y Regenerar para recuperarse. Cabe decir que Eldi tenía más vida, y que el daño que recibido era menor, debido a la resistencia mágica. El método resultó efectivo y tenía la ventaja de levear el hechizo, que subió hasta 6. Sin embargo, era algo doloroso, estropeaba su armadura de cuero y drenaba bastante maná. No podría derrotar a más de cuatro o cinco cada media hora, que es lo que tardaba ahora en recuperar el maná,

Así pues, probó el segundo método. En cuanto otro de ellos apareció, creo un Muro de Tierra y se escondió tras él. Como esperaba de seres sin apenas inteligencia, el fulgor se acercó para seguir atacándolo, imprudencia que pagó cara. Ya a rango melé y con el hacha cubierta de fuego, no tardó mucho en sucumbir, siendo ¿Magia a mí? suficiente para contrarrestar sus ataques.

Con esa segunda estrategia avanzó por los túneles, enfrentándose hasta a tres de ellos a la vez y, de vez en cuando, haciendo uso también de Espejo Mágico. A diferencia del piso anterior, los encuentros eran frecuentes, y no encontró grandes aglomeraciones de aquellos monstruos. Y descubrió hasta tres vetas de cobre mágico, además de un mayor número y variedad de hongos.

Cuando dejó los túneles y llegó a una caverna espaciosa, había acabado con un centenar de aquellos monstruos y había subido ¿Magia a mí? hasta 8, además de avanzar algo más de medio nivel.

Y allí, en aquella caverna, encontró una esfera de luz considerablemente más grande y cuyo ataque era mucho más dañino. No sólo destrozaba los muros de tierra con su ataque sino que no lo seguía y se mantenía a distancia, cumpliendo con su función de guardar la entrada a la siguiente planta.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora