El plano de aquel laberinto subterráneo no estaba completo, pero sí más de lo estrictamente necesario. No sólo había estado buscando la salida, sino que había aprovechado para recoger varios minerales y hongos. Puede que la concentración de maná fuera mucho menos densa que en una mazmorra, pero muchos de aquellos túneles no habían sido pisados por seres inteligentes en miles de años, por lo que algunos materiales habían sido imbuidos con maná a lo largo del tiempo.
Poco a poco, la claridad fue iluminando el túnel, hasta el punto de que ya no necesitaba la lámpara. Aquello significaba que la salida estaba cerca, salida que no tardó en alcanzar. Caminó con mucha precaución, pues había descubierto bastantes huesos en esa fase final del camino, lo que significaba que era un lugar peligroso.
Dado que luz era relativamente tenue, creyó que estaría amaneciendo u oscureciendo, o que las nubes cubrirían el cielo. Pero la realidad era diferente. Ante él, se encontraba un bosque mucho más denso del que había dejado atrás al otro lado de la montaña, cubriendo las ramas de los árboles el cielo.
Le sorprendió la magnificencia de la vegetación, similar a la de una selva húmeda, aunque los tonos y las especies eran bastante diferentes. Y además de sorprenderle, también le preocupó. Una selva como aquella debía de tener una gran cantidad y diversidad de habitantes, lo que explicaba los restos que había visto al final del túnel. Probablemente, era el punto de encuentro entre los seres de las profundidades de la montaña y los de la selva.
Sabía que aquella selva era inmensa, que cubría toda la extensión del reino élfico, y que su nivel iba pasando de menos de 10 hasta 100, o incluso más. Por suerte, aquella zona estaba en el rango esperado, alrededor de 55, así que no debería ser especialmente peligrosa para él, aunque eso no significaba que pudiera confiarse. Dado el incremento progresivo de maná y nivel, no era en absoluto descabellado que un ser de nivel alto recorriera en algún momento zonas de nivel algo menor.
Oído de Murciélago no generaba ninguna reacción, pero, después de su experiencia con las mantis, era incapaz de confiarse. Decidió pararse a descansar y comer algo bajo la protección de Escudo del Dormilón, además de comprobar el mapa, confirmando que había llegado a su destino. Ahora debía ir hacia el norte, quizás hacia el noreste si quería ir incrementando el nivel de dificultad, algo que pensaba decidir sobre la marcha.
No estaba seguro de cuando había empezado, pero de alguna forma se sentía observado, a pesar de que ni Agudizar Sentidos ni Oído de Murciélago detectaba nada en ese sentido. Descuidadamente, apartó una rama, pero ésta se movió, forcejeando bajo su mano.
Cayó al suelo del susto, contemplando estupefacto como un extraño insecto, en forma de rama y de casi dos metros, se alejaba rápidamente, tan o más asustado que él. Fue entonces cuando le parecía escuchar unas risas, pero fue incapaz de encontrar el origen. Ni siquiera estaba seguro de que no fuera su imaginación.
Continuamente, pequeños insectos eran repelidos o dañados por su Aura de Hielo, no habiendo nunca visto a la mayoría de ellos. Algunos caían sin vida al suelo, y, de entre ellos, unos pocos eran recogidos por su asistente, pues eran ingredientes de algunas pociones extrañas, para la mayoría de las cuales ni siquiera tenía receta.
Desde el encuentro con el insecto-rama, usaba la lanza para apartar las ramas, o al menos para tantearlas. Cuando una serpiente oculta en el follaje atacó la lanza, se alegró de haber tomado esa precaución. Era pequeña, pero sumamente venenosa. Siendo de nivel 54, su veneno alcanzaba el 65. Incluso él sufriría para eliminarlo de su cuerpo.
Cuando después de ser incapaz de dañar la lanza huyó, Eldi decidió dejarla estar, e incluso dio un pequeño rodeo para no acercarse a su escondite, consciente de que aquella selva era sumamente peligrosa, y eso que no sabía hasta qué punto. Algunos de los insectos de los que su Aura lo protegía podrían haberle creado serios problema, ya fuera por el veneno, o por intentar penetrar en su piel, el lugar ideal para proteger sus huevos y dejarlos crecer comiendo la nutritiva carne de su anfitrión. No eran mortales, pero sí sumamente desagradables y dolorosos.
Pero no sólo había peligros de reducidas dimensiones. Una enorme serpiente de veinte metros de longitud y más de medio metro de diámetro decidió que aquel extraño ser a dos patas debía de ser una deliciosa comida. No le preocupaba que tuviera un par de niveles más que ella, pues confiaba en su enorme cuerpo para estrangularlo.
Sin embargo, no lo pudo tomar por sorpresa. El ataque furtivo del enorme reptil, capaz de cambiar el color de su piel y Camuflarse entre el follaje, fue detectado por la habilidad del alto humano, quien uso Doble Filo para contraatacar.
El hacha prácticamente rebotó sobre la piel protegida por Piel de Dragón, abalanzándose la serpiente sobre él y siendo repelida con Propulsar. Su presa había cambiado a martillo, que parecía ser mucho más eficiente en atacar la dura piel.
Dado que había sido descubierta, uso una táctica diferente, confiando en la extensión de su cuerpo para rodear a su presa. Podía atacar rápidamente desde cualquier ángulo, y fue estrechando poco a poco el círculo para estar en disposición de hacerlo por varios puntos a la vez.
Lo que el reptil no esperaba eran varias Explosiones de Fuego consecutivas, que alcanzaron su enorme cuerpo en toda su extensión. Eldi confiaba en el limitado alcance y la humedad de la selva para no ocasionar un incendio, y la serpiente era débil ante un tipo de ataque inusual en la selva.
La mitad de su cuerpo fue chamuscado, lo que no sólo le causo un enorme dolor, sino que destruyó completamente sus defensas. Pronto varias Lanzas de Fuego fijaron su cuerpo en el suelo. Incapaz de moverse, su cabeza fue atravesada por una lanza real, que entró a través de su boca, matándola al instante.
El asistente solo pudo recuperar parte de la valiosa piel del reptil y de su carne, pues el fuego había arruinado gran parte de ella, así como sus colmillos y ojos, que tenía un valor que Eldi desconocía en aquel momento. Lo que sí sabía es que aquella selva era un lugar sumamente peligroso
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Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batalla
FantasyCuando muere en su cama debido a su avanzada edad, aún recuerda a una NPC de un MMORPG que jugó en su juventud, sin entender por qué nunca ha podido olvidarla. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra con la ruinas de lo que era el inicio d...