Goltrenak

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El nombre de reino de Goltrenak resulta un tanto extraño, ya que no es un reino a pesar de llamarse así. Lo había sido en el pasado, pero ahora era gobernado por un Consejo del Reino, muchas veces en disputa. De hecho, Lidia le había explicado sobre la sospecha de un poder en la sombra que evita que haya unidad, para así mantener su influencia.

Las ciudades importantes se gobiernan a sí mismas, algunas con un noble al frente, otras con un Consejo Ciudadano, algunas con gobiernos más o menos democráticos. Es un país compuesto de multitud de ciudades estado que comercian entre sí, mientras que las múltiples aldeas se dedican principalmente a la caza, el ganado, la agricultura o la minería, estando usualmente bajo el dominio de uno de los nobles.

Había habido una excepción unas decenas de años atrás, cuando un visitante había logrado, por primera vez en varios siglos, ser nombrado rey. Pero había acabado siendo un déspota, odiado por los suyos, para un día desaparecer sin dejar rastro.

Así, es un reino sin rey, lleno de contrastes, y un vecino cómodo para las naciones limítrofes, pues no corren peligro de ser atacadas. Es casi imposible que tantas personalidades distintas formen un frente común para invadir otros territorios. No obstante, se guardan estas naciones vecinas de ser las que inicien las hostilidades, pues sí se une el reino para defenderse. Y la última vez, las represalias contra la nación invasora habían significado la muerte de los reyes y la mayoría de los nobles de aquella nación.

Además, es un reino cuyos habitantes pertenecen a diferentes razas. Las zonas más cercanas a Engenak son en su mayoría humanos. Las zonas colindantes con la nación elfa son mayoritariamente elfos, mientras que las otras zonas las habitan, principalmente, razas de lo que parece una mezcla entre animales y humanos. En el juego se llamaban demihumanos, pero es mejor no llamarlos así delante de ellos. Estos demihumanos se dividen a su vez en varias razas, siendo más abundantes cuanto más cerca están de sus respectivos lugares de origen.

Y en la capital, situada en el centro, simplemente hay una mezcla de todos ellos. Quizás, una de las razones por las que es una nación tan dividida es precisamente por las diferencias de razas y culturas. Y resulta difícil decir que los une visto desde fuera, pero es evidente una vez conoces la capital en profundidad y descubres la riqueza derivada precisamente de esas diferentes culturas.



Hay zonas más ricas y zonas más pobres. Zonas más vigiladas y zonas más abandonadas. Zonas más hospitalarias y zonas más recelosas a tratar con extranjeros. Y lo que encontró en la primera aldea que se detuvo, rodeada de un muro de madera, fueron miradas suspicaces.

Compró algo de comida y preguntó por algunas direcciones, pero decidió no quedarse allí a pesar de que ya era bien avanzada la tarde. No parecían gustarles los extranjeros, y él prefirió dormir en el bosque, cerca del camino. Al fin y al cabo, con su tienda y Escudo del Dormilón, estaba suficientemente cómodo y protegido, sintiéndose más seguro que rodeado de gente que desconfiaba de él. Además, el nivel de aquel bosque apenas llegaba a 20, por lo que poco tenía que temer.

No se puede decir que la desconfianza de los aldeanos fuera gratuita. En aquella zona operaban bandidos, como pronto descubriría Eldi. Apenas había salido el sol y empezaba a despertarse cuando varios de ellos pasaron cerca de su escudo. Su aspecto era sucio, aunque parecían mejor alimentados que los aldeanos que había dejado atrás.

Se dijo a sí mismo que no era problema suyo, que no debía involucrarse en aquellos asuntos, pero fue incapaz de autoconvencerse. No tardó en seguirlos a cierta distancia, usando Agudizar Sentidos para escuchar sus pasos. Cuando finalmente se detuvieron, se acercó lo suficiente para escuchar su conversación.

–Mi contacto ha dicho que salieron hace dos horas. La caravana llegará pronto– explicó uno de ellos.

–Deberían haber pagado la protección. Así no hubiéramos tenido que madrugar– se burló otro.

–Como sea. Matadlos a todos, ya tenemos suficientes entretenimientos en la base– ordenó el de mayor nivel, 35.

–¡Tú mandas, jefe!

Eldi frunció el ceño. No era asunto suyo, no conocía a los bandidos ni a sus víctimas, pero no podía dejar de actuar. Se apresuró en preparar vario agujeros con Carámbanos, pues podía oír el ruido de los carromatos.

Se subió a un árbol desde el que podía ver a algunos de los bandidos, y sacó un arco nivel 40 que había confeccionado junto al pueblo-topo. No tenía habilidades especiales para el arco y su afinidad era sólo 5, pero la diferencia de nivel era muy grande, así que la primera flecha se clavó profundamente en el muslo de uno de ellos.

Había apuntado al corazón, pero a aquella distancia no era suficientemente preciso. De haber sido Goldmi, hubiera podido acabar con todos los que tenía a la vista en un momento, puede que incluso con algunos de los que no tenía visión directa. Pero no lo era.

Lanzó dos flechas más, una que hirió un hombro y otra que fue esquivada, antes de que los bandidos reaccionaran y dispararan hacia él. Se ocultó tras el tronco, contra el que se clavaron algunas flechas.

–Es sólo uno– aseguró uno de los bandidos, tras utilizar una habilidad para detectar seres vivos.

–Vosotros cinco, id a por él. Seguramente tiene un plan de escape, así que no le persigáis muy lejos– ordenó el jefe.

Y así lo hicieron. Pero Eldi no tenía un plan de escape, sino una emboscada. Dos de ellos cayeron en las trampas y los otros tres se vieron encerrados en dos Prisiones de Fuego. Remató a uno de los que había caído en los agujeros con una lanza, mientras que el otro ya había sido atravesado en el corazón por un Carámbano.

Inmediatamente, usó Despedazar varias veces para acabar con los dos bandidos encerrados en una misma celda. Al ver caer a sus compañeros, el otro decidió arriesgarse y atravesar la Prisión de Fuego. Dada la diferencia de nivel y su nula resistencia al fuego, sufrió graves quemaduras, aunque fue Boomerang lo que lo remató.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora