Se dio la vuelta para irse de allí, pero no pudo dar un paso sin reprochárselo, sin sentirse culpable, pues en cierta forma se sentía hermanado con los animales. Quizás eran sus enemigos, pero también lo eran las hormigas.
Tuvo que asumir que, si se iba, no podría olvidarlo así como así, por lo que se suspiró y se volvió a dar la vuelta, encarándose al ejército de insectos. Su única ventaja sobre ellos era la velocidad, así que podría escapar si no lo rodeaban.
Suspiró de nuevo y respiró hondo, tratando de calmarse y de reunir coraje. Finalmente, avanzó hacia las hormigas.
A medida que se acercaba, lo más sigilosamente que podía, iba encontrando cuerpos abandonados de insectos y animales, cuerpos que iban siendo recogidos por su asistente. Con suerte, ya tendría suficientes pieles para completar la armadura nivel 15.
Una patrulla de cinco hormigas se dirigió hacia él para interceptarlo, al considerar que se había acercado demasiado. Eran nivel 14 como él, pero carecían de la variedad de recursos y equipo del hombre.
Una combinación de flechas, varias Jabalina, un par Aplastar Tierra y varios Boomerang con hielo acabaron con ellas sin necesidad de llegar a melé. Era una forma segura de luchar, pero con un gasto importante de energía. No lo podría repetir muchas veces seguidas. Era eficaz, pero no eficiente.
Y mientras sus asistentes se encargaban de recoger, empezó a correr en dirección a las hormigas. Ya le habían descubierto, así que no era necesario más sigilo.
Nuevamente una patrulla de hormigas salió a su encuentro, diez esta vez, pero en lugar de enfrentarse a ellas, se subió a un árbol cercano. Las hormigas le siguieron y empezaron a trepar, momento que aprovechó para saltar y salir corriendo hacia el ejército.
Cuando otro grupo de hormigas salió a su encuentro, ya estaba lo suficientemente cerca para lanzar las resinas, las mismas cuyo efecto le habían conmocionado anteriormente. Pero no sólo no consideraba a las hormigas igual que a los lobos, sino que se había prometido no dudar.
Lanzó todas las que tenía, considerando que debía hacer el máximo daño posible y causar la máxima confusión. Las esparció tanto como pudo y tan lejos como fue capaz, lo que no era mucho.
Las hormigas no reaccionaron con excesiva violencia. No veían el peligro en lo que sólo las hacía un poco más pegajosas, así que confiaron en las patrullas que ya iban tras aquella pequeña molestia.
Usó Reacción Gatuna para escapar de las hormigas que le perseguían y que ya se habían acercado demasiado. Luego corrió hasta un árbol cercano, al que trepó saltando, y mientras la otra patrulla de hormigas también se acercaba. En total eran veinte, pero más que encontrar un lugar para enfrentarlas, lo que ahora necesitaba era el tiempo que tardaban en subir a por él. Las pequeñas trampas de hielo que encontraron por el camino le ayudaron a ganar un poco más.
Sacó el arco y empezó a disparar flechas con fuego hacia el ejército de hormigas, hacia las zonas donde debía de estar la resina. Le costó tres flechas encontrar la primera y otras diez conseguir el resultado que quería. Justo entonces la primera de las hormigas llegaba hasta él y recibía un Propulsar. Si bien el daño no fue muy importante, se llevó a otra hormiga con ella, ganando el tiempo necesario para usar lanzas y flechas.
Mientras, en una parte del ejército de hormigas reinaba la confusión. Las hormigas que ardían intentaban llegar hasta al manantial, extendiendo el fuego y la confusión por sus compañeras.
Es cierto que sólo fueron unas pocas las que perdieron su vida con el fuego, aquellas que estaban totalmente empapadas con resina, siendo el resultado menor del que esperaba Eldi. Sin embargo, la confusión ocasionada fue aprovechada por la otra facción, que temía la fuerza compacta de lo que podría llamarse una falange de hormigas, pero que eran claramente superiores en enfrentamientos individuales o contra un grupo totalmente en caos, como lo estaban ahora.
Atacaron con ferocidad, sin contemplaciones, sin misericordia, sin vacilación. Y aunque muchos perdieron la vida, el golpe contra las hormigas fue mucho mayor. Cuando éstas lograron reorganizarse y formar una masa compacta, su número se había reducido en una cuarta parte y, lo más importante, habían perdido la posición estratégica junto al manantial.
A partir de allí, fue una lucha sin cuartel, donde los animales podían retirarse cuando estaban heridos, llegar hasta el manantial y prepararse para cuando volviera a llegar su turno de atacar. Es cierto que las hormigas eran capaces de aguantar estoicamente, manteniendo su formación en todo momento. Eran difíciles de atacar y conseguían dañar a sus enemigos más de lo que recibían, pero no les era fácil rematarlos sin romper la formación. Y, por ello, les daban la oportunidad de recuperarse.
Poco a poco, el número de hormigas fue descendiendo. Y aunque su esfuerzo pueda considerarse encomiable, acabaron sucumbiendo ante sus enemigos, siendo totalmente aniquiladas. De hecho, la batalla había estado decidida desde que habían perdido el control del manantial.
Desde el árbol en el que se había enfrentado a las hormigas que le perseguían, Eldi contempló la sangrienta batalla. Le resultaba duro y desagradable, pero habiendo sido el responsable de ese desarrollo, consideraba que era su obligación estar allí hasta el final.
Al pie del árbol, y preparado para volver a subir si era necesario, observó como los animales se iban de aquel lugar una vez cumplida su misión, muchos tras un trago de las aguas regeneradoras. Algunos cruzaron mirada con el hombre durante unos instantes, pero no le prestaron más atención.
De alguna forma, Eldi supo que, si se encontraban en otro lugar, volverían a ser enemigos, depredador y presa. Pero allí eran aliados, en aquel lugar y en aquel momento estaba a salvo.
Miró hacia suelo del bosque cubierto de cadáveres abandonados mientras estos eran recogidos poco a poco por su asistente. De hecho, pasó la noche allí, sobre un árbol mientras el hada continuaba su trabajo. Había subido a nivel 15 y conseguido una gran cantidad de recursos, pero eso no mitigaba el regusto amargo de la muerte, al que no se acababa de acostumbrar.
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Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batalla
FantasyCuando muere en su cama debido a su avanzada edad, aún recuerda a una NPC de un MMORPG que jugó en su juventud, sin entender por qué nunca ha podido olvidarla. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra con la ruinas de lo que era el inicio d...