Desenlace

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Sus parámetros habían subido un poco desde la muerte del tercer lobo, pero aún estaban lejos de los de aquellas bestias. Su ventaja estaba en las armas, que le otorgaban bono de ataque y que habían subido con su nivel; sus hechizos y habilidades, y, sobre todo, en el uso del manantial para esconderse y recuperarse.

Esta vez decidió no dejar pasar el tiempo, pues los lobos estaban destruyendo uno de los muros y parecían querer huir con su compañero herido, así que cruzó la barrera, dejando un muro entre él y los lobos. Pretendía subir al muro y atacar desde allí, pero uno de los lobos fue más rápido en reclamar la ventaja de la altura, amenazándolo desde lo alto, aunque sin decidirse a atacar solo.

Cogió entonces el arco y empezó a disparar, consiguiendo que se retirara. Sacó el hacha y, tras guardar arco y flechas, usó Muro de Tierra para subir con rapidez, clavando el hacha en el muro para ayudarlo a mantener el equilibrio.

Se encontró con el lobo sobre el muro, pero ahora ambos estaban a la misma altura, por lo que se enfrentó a él con el hacha, fuego y la habilidad del arma, que le permitía mantenerlo a raya.

El otro lobo subió para ayudar a su compañero, aunque el espacio era estrecho y no era fácil atacar los dos a la vez. Eldi aprovechó para saltar y rematar al lobo malherido, cuya vida era de apenas 20 y que no resistió más de un Doble Filo y el daño de fuego, al ser incapaz de esquivar ninguno de los dos golpes.

Los dos lobos restantes saltaron para proteger a su compañero, pero ya era demasiado tarde, y Eldi los recibió con el hacha. Debilitados como estaban, sin poderse mover con facilidad en el angosto espacio y a pesar de dañar a su enemigo varias veces, uno de los lobos acabó sucumbiendo a los hachazos y el fuego, el que estaba más débil y hacia el que había concentrado los ataques. Al otro aún le quedaban 80 de vida, mientras que a Eldi apenas le quedaba ya energía para la habilidad de esquivar.

Decidió enfrentarse al lobo de tú a tú, confiando en que podía curarse y que podría escaparse de ser necesario. Alzó dos muros, restringiendo aún más el movimiento del lobo y el suyo propio, y atacó con el hacha, algo lento debido al cansancio.

Pero el lobo también estaba cansado y no tenía espacio, por lo que no era capa de esquivar todos los ataques ni responder con toda su fuerza.

Eldi encajó arañazos y mordiscos, aprovechando para contraatacar y curándose continuamente, no dándose cuenta que su esfuerzo también consumía energía y ya no podía usar la habilidad de esquivar. No obstante, no era el único que se cansaba, además de que su adversario estaba cada vez más malherido. Murió cuando Eldi estaba quedándose sin maná y planteándose acercarse al manantial, llevando su nivel a 5.

No fue hasta justo antes de beber del manantial que fue consciente del error al gestionar su energía, y que podría haber sido fatal si hubiera necesitado Reacción Gatuna. Y, tras beber y recuperarse, se quedó agachado junto al agua, temblando. Una vez el peligro había desaparecido y la adrenalina empezaba a abandonarlo, sus sentimientos afloraron.

Cubierto de sangre, dejó que el miedo lo invadiera y las lágrimas se deslizaran por su rostro, quedándose junto al manantial hasta que fue capaz de calmarse, con el recuerdo de la sonrisa de la dríada como bálsamo.


Una vez recobrada la compostura, se forzó a levantarse y se acercó a los cuerpos de los tres lobos, preguntándose si, como en el juego, habría una forma de extraer los materiales.

Una extraña hada de apariencia robótica y del tamaño de su puño apareció y empezó a desollar el lobo que estaba mirando, un espectáculo nada gratificante si no estás acostumbrado a ello, incluso después de haber librado con ellos una cruenta batalla.

Sin saber cómo era capaz de saberlo y hacerlo, señaló a su asistente los otros dos lobos, acercándose después a los que estaban cerca de la barrera y marcándolos también.

Empuñó el hacha y usó la bendición y la habilidad del conejo sobre sí mismo, por si algo pudiera acercarse, y se encaminó hacia el lobo que yacía un poco más allá, deteniéndose para recoger el escudo que había dejado caer mientras trataba de alcanzar el manantial. Y mientras se acercaba, fue capaz de percibir que algunas plantas no eran igual que las otras y que, quizás, las podía recolectar. De hecho, al mirarlas fijamente aparecía en su mente su descripción y propiedades. Al fin y al cabo, había maximizado en su momento sus habilidades de recolección.

Un nuevo asistente apareció, similar al anterior, recogiendo las plantas que marcaba y llevándolas hasta su inventario, uniéndose al material que ya tenía. Mientras, su otro asistente llevaba las piezas que había extraído de los lobos, piel, carne y dientes entre otras, aunque pudiera parecer imposible para su tamaño.

No tardó mucho en volver a la seguridad del manantial, acechado por los sonidos de un bosque que no sabía que otros peligros escondía. Se sentó agotado, más psíquica que físicamente, mientras repasaba sus parámetros y comprobaba que Cuerpo de Acero había subido y estaba en 5. Al parecer, si el efecto tenía que actuar, subía más rápido, algo que había sucedido durante la lucha en bastantes ocasiones. Y también lo había hecho Muro de Tierra, que era un hechizo que había usado poco en el juego y que ahora estaba en 4. Nunca se hubiera imaginado que iba a usarlo como ascensor.

Espíritu de conejo en 5 y Reacción Gatuna en 6 fueron las habilidades que subieron de afinidad, e incluso incrementaron el nivel actual considerablemente. Las había exprimido durante su enfrentamiento con los lobos abisales.

Comprobó que había desbloqueado, como esperaba, Portal de Salida. Es un hechizo sin afinidad y que no tenía ninguna utilidad en ese momento, pues lo único que hace es crear una marca en el suelo que puede usarse con el hechizo Portal para viajar a ese punto, aunque este último no se conseguía en el juego hasta muchos niveles más adelante. No obstante, permite marcar lugares para visitarlos en el futuro, cuando Portal esté disponible, siempre y cuando se higa en lugares protegidos donde la marca no sea borrada.

Y también disponía ahora de la habilidad Jabalina, que permite lanzar la lanza a unos 10m de distancia en nivel 1, llegando a los 55m en nivel 10 de afinidad. Era una habilidad útil en el juego, aunque de uso puntual y difícil de entrenar, por lo que tan sólo la tenía a nivel 4. Desgraciadamente, convenía tener varias lanzas disponibles para hacer uso de ella eficientemente, y en esos momentos ni siquiera tenía una que pudiera usar.

Finalmente decidió pasar allí la noche y explorar el bosque al día siguiente, algo que tendría que hacer quisiera o no. Primero se quitó la túnica, manchada y algo rasgada, y se duchó bajo la pequeña cascada que caía desde el manantial. Después se puso lo más parecido que tenía a un pijama, un traje de oso con una capucha con orejas simulando al animal, que Gjaki había hecho para ellos como broma y que le pareció especialmente vergonzoso.

«Por lo menos nadie me puede ver con esto»

Sacó la túnica del inventario para lavarla, pero para su sorpresa no había ni rastro de suciedad o sangre, aunque sí de los desperfectos. Decidió hacer algunos experimentos para averiguar que pasaba exactamente, pero tendría que esperar al día siguiente. Así que sacó la tienda, acampó junto al agua del manantial y se durmió en cuanto su cabeza rozó la almohada.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora