Mazmorra, 4ª planta

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Parte de su armadura se había roto completamente después de la explosión, concretamente una de las botas, la pechera, y una de las hombreras, mientras que el resto estaba dañada en mayor o menor medida. Sustituyó esas partes, así como dejó el martillo apartado, decidiendo coger el segundo que había hecho por si lo necesitaba. Tras la pelea con el gólem jefe y tras romper la roca, su durabilidad había quedado en el 5%.

Las buenas noticias es que Cuerpo de Acero finalmente había subido a 9, y Muro de Hielo a 7. Y, sobre todo, su nivel ahora estaba en 25, lo que le permitía usar la lanza que había recogido.

Había desbloqueado el Aura de Hielo y la habilidad Oído de Murciélago, ante cuyo nombre se permitió sonreír amargamente.

«¿Tanto les costaba llamarla Radar?» se preguntó.

Es una habilidad activable, que tenía en 10, y permite detectar si hay algún peligro alrededor, apenas unos pocos metros. Al máximo nivel de afinidad detecta exactamente de dónde viene el peligro, y consume 1 de energía cada minuto, lo cual no era mucho, pues podía recuperar bastante más de 200 cada cuarto de hora en su nivel actual.

Salió de la zona de descanso, después de haber dormido y desayunado, si bien había perdido totalmente la noción del tiempo y era incapaz de saber qué hora era.

No tardó su nueva habilidad en detectar levemente una presencia detrás de él. No necesitó la luz de la lámpara para ver la figura de una especie de perro negro envuelto en una aura oscura, pero que brillaba lo suficiente para ser visto. Era un perro del infierno nivel 23.

En el juego, destacaban por su agilidad, pero eran monstruos bastante equilibrados, con resistencia mágica y física, ataque, agilidad y algo de magia. No eran fáciles de enfrentar pero tampoco especialmente difíciles, aunque había que ir con cuidado con su Aullido del Infierno, que lleva el miedo a los corazones.

Armado con el hacha imbuida en fuego y con todas las protecciones que tenía disponibles, Eldi se enfrentó a aquel perro de ojos carmesí, probando primero con Despedazar. No era muy eficiente para un solo enemigo, pero quería probarla.

Aunque ágil, no pudo esquivar la habilidad, pero contraatacó inmediatamente con Bola de Fuego. Es un ataque potente, pero fácil de parar con ¿Magia a Mí?. El no contar con ataques rápidos para superar la defensa mágica del hombre hacía que su magia fuera inútil contra él.

El perro usó Aullido del Infierno, pero no sirvió de nada con Corazón de León activado. Eso sí, este último debía renovarse cada cuatro minutos, lo que, sumado a tener la habilidad de detección activada, suponía un gasto de energía que debía vigilar.

El monstruo fue capaz de esquivar Boomerang, tras lo cual intentó atacar cuerpo a cuerpo. Pero usando Doble Filo, Eldi no sólo contuvo su ataque sino que le infligió bastante daño, además de que su Aura de Hielo lo ralentizaba, algo crítico para un ser que confía en su agilidad.

Los perros del infierno resultaron no ser adversarios demasiado peligrosos individualmente, pero en grupos de hasta cuatro suponían un reto. Era habitual encontrarlos solos o de dos en dos, ocasionalmente en grupos de tres y rara vez de cuatro, pero cuando esto sucedía debía ir con mucho cuidado.

Las cuatro Bolas de Fuego podían sobrepasar su defensa si las lanzaban muy seguidas y no podía esquivarlas. Y aunque el daño era soportable, no por ello era deseable. Además, a diferencia de los gólems, no se estorbaban entre sí. Su agilidad les permitía atacar desde los cuatro flancos, resultando Hacha Danzante muy útil para contrarrestarlos. Sin embargo, tenía que ir con mucho cuidado, pues podían cambiar de táctica y atacar con Bolas de Fuego, ante lo que estaba bastante indefenso mientras usaba la habilidad.

No eran unos monstruos muy inteligentes, pero sí tenían buenos instintos a pesar de no ser exactamente seres vivos. Y eso hacía que tuviera que ir con especial cautela.

Eldi probó también la lanza, donde Jabalina no siempre acertaba. O el martillo, que resultaba algo lento a pesar de que las habilidades eran útiles. Al final decidió que el hacha era lo mejor, en parte porque era su arma preferida.

También es cierto que, a medida que crecían los enfrentamientos, se iba adaptando a su forma de luchar, mientras que ellos empezaban de nuevo cada vez. Sólo cuando se enfrentaba a varios podía no ser capaz de esquivar alguna Bola de Fuego, y la habilidad melé Garras Rápidas era fácilmente predecible por el oscurecimiento del color de los ojos.

Así, si bien no era un paseo tan confortable como el piso anterior, no tenía problemas insalvables, y Oído de Murciélago le evitaba sorpresas. Siguió encontrando vetas de cobre y estaño mágico, aunque en mayor cantidad. Y encontró un nuevo tipo de hongos que se supone que provoca picores en todo el cuerpo. Sin embargo, esto no era algo que se hubiera incluido en el juego, por lo que tampoco sabía como procesarlo, y se preguntó si le costaría aprender nuevas recetas. Por lo que le había contado el Oráculo, probablemente sí sucedería con hechizos y habilidades.

Cuando tras largas horas de exploración entró en una caverna de mayor tamaño se encontró con el jefe de planta, como ya había pasado en los pisos superiores. Éste era una versión de perro del infierno de doble tamaño, dos cabezas y aura rojiza. De haber sido tres cabezas, hubiera sido como la bestia mitológica Cerbero, que era como llamaban a uno de los jefes de una de las mazmorras de más alto nivel en el juego.

Se quedó a la salida del túnel, devolviéndole la mirada, esperando a ver que hacía, sabiendo que si invocaba un ejército tendría problemas. Para llegar allí se había enfrentado a más de cien de aquellos monstruos, pero no a todos al mismo tiempo. Y aunque creía que podía enfrentarse a más de cuatro a la vez, también creía que su límite era menor a diez.

Éste no se movió, se quedó observándolo desde lejos, lo que forzó a Eldi a tomar una decisión. Poco a poco, y preparado para huir en cualquier momento, entró en la caverna ante la mirada atenta de cuatro ojos carmesí. Confiaba en que, como el resto de jefes, no se alejaría del paso al siguiente nivel, pero no tardaría en darse cuenta de su error.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora