–¡Mierda!– exclamó el jefe al oír los gritos agonizantes de sus subordinados –¡¡Olvidad la caravana y acabad con el intruso!!
Unos veinte bandidos abandonaron sus puestos y corrieron hacia Eldi, el cual se dio medio vuelta y se escondió tras un tronco, refugiándose de las flechas.
–¡Rodeadlo! ¡Qué no escape!
Los bandidos avanzaron en dos grupos, uno a cada lado del árbol. Él esperó a que estuvieran suficientemente cerca e invocó una Tormenta de Arena.
–¿¡Qué es esto!?
–¡No veo nada!
Sorprendidos, los bandidos tardaron unos segundos en reaccionar, pero unos segundos puede ser demasiado tiempo. Eldi se acercó justo después de invocar el hechizo, empleando varias Explosiones de Fuego para acabar con casi todos los bandidos. Remató a los restantes con Boomerang, Despedazar y Decapitar.
–Hubiera tenido que dejar a uno vivo– se lamentó ante los cuerpos sin vida.
No tuvo reparos en hacerse con las posesiones de los bandidos, como en el juego, aunque no había nada especialmente interesante. Las armas no eran excepcionales, pero tampoco de mala calidad. Y el jefe tenía incluso un anillo que proporcionaba un incremento de fuerza, de mucha menor calidad que la joyería que él poseía.
Indeciso de si debía dejar allí los cadáveres, los guardó en su espacio virtual y observó la caravana. Habían visto movimientos extraños en el bosque y estaban muy atentos a lo que pudiera amenazarlos, no aventurándose a investigar. Más bien, aceleraron para salir lo antes posible de aquella zona peligrosa.
Eldi los había salvado, pero no tenía interés en atribuirse el mérito. Prefería pasar lo más desapercibido posible, tener cuantos menos problemas mejor, pero su trabajo no había terminado. Así que, en cuando desapareció la caravana, volvió a donde había visto por primera vez a los bandidos, y siguió sus huellas.
Le costó encontrar el lugar. Los bandidos habían caminado por un pequeño riachuelo al salir de su guarida, además de acercarse a éste por un camino rocoso en el que no se dejaban rastros visibles, impidiendo así ser encontrados. Estuvo varias horas buscando alguna pista, y sólo la suerte lo ayudó a encontrarla.
Habiendo decidido descansar y activado Escudo del Dormilón, un pequeño grupo de bandidos se acercaron lo suficiente para que los oyera. Eran muy precavidos, activando alternativamente su detección de vida para evitar que nadie los descubriera, pero el Escudo inhibía la detección.
–No hay rastro de ellos. Algo ha tenido que pasarles.
–Esperaremos un día más. Si no, cambiaremos a la segunda base. Doblaremos las guardias, por si acaso.
Eldi los siguió, usando una vez más Agudizar Sentidos, manteniendo la distancia y esperando que la habilidad de detección no tuviera el rango suficiente para alcanzarlo. Si fuera la de Goldmi, no hubiera podido escapar de su detección, pero, en el juego, la de la mayoría de los NPCs era de un rango mucho menor.
De todas formas, no tenía otro remedio que arriesgarse si no quería perderlos, estando especialmente atento a cualquier sonido que pudieran indicar que había sido descubierto. De hecho, se temió que así había sido cuando se detuvieron, pero, después de esconderse un buen rato con Escudo del Dormilón, decidió acercarse, descubriendo que había estado equivocado. Frente a él, se encontraba una cueva que debía de ser la base de los bandidos, aunque desde fuera no parecía haber nada fuera de lo común.
Sin embargo, estaba convencido de que vigilaban desde dentro, y que incluso podía haber trampas. Si hubiera estado Gjaki con él, habría sido mucho más sencillo. Y tenía la sospecha de que sus hijos también podrían haber sido muy útiles allí. Pero, una vez más, estaba solo y tenía que tomar una decisión.
Era media noche cuando finalmente consiguió que una especie de rata carnívora, de nivel 18 y dos metros de alto, mordiera el cebo de carne de hormiga. Era el séptimo animal que lo había hecho, pero ninguno de ellos le había parecido adecuado.
Salió de la protección de Escudo del Dormilón, usando Gravedad sobre ella para que no fuera demasiado rápida. Al detectar a un enemigo que le triplicaba en nivel, inmediatamente se dio a la fuga, huyendo desesperadamente, sin la claridad suficiente para percatarse que su camino de huida era dirigido por unos extraños Muros de Tierra.
No tardaron en llegar a su destino, pues no había puesto la trampa muy lejos de éste, y la rata no dudó en entrar en la cueva, aterrada por quien la perseguía. Eldi entró detrás, ralentizando su marcha y con mucha precaución. Poco después, oyó chillar unas cuántas veces a la rata, algunos ruidos de pelea y varias voces.
–Es la tercera vez esté mes que nos entra un bicho de carne dura. ¿No podría entrar un jabalí?
–Deja de quejarte y trae un par de esclavos para que lo descuarticen. Vosotros cuatro, revisad que no haya entrado nada más. No sabemos si huía de algo o entraba para cazar o dormir. Puede que haya una serpiente, se comen a estas ratas.
–Voy, voy. Joder, ahora que tenía el turno de la gatita
Una vez más, Eldi alzó Escudo del Dormilón y esperó. No sabía cuántos había dentro, así que tenía que hacer el menor ruido posible.
No tardaron mucho en aparecer los cuatro encargados de revisar la zona. Eldi creo un nuevo Escudo del Dormilón, más grande que el anterior y que cubría a los recién llegados, impidiendo que el ruido que estos hicieran llegara al exterior.
–¿¡Qué está pasando aquí!?
Pero eso fue todo lo que pudo decir, pues una lanza con la habilidad Impacto Perforante lo atravesó, acabando con su vida.
–¡Alarma, nos atacan!– gritó otro de ellos, pero nadie fuera del escudo lo oyó.
Al atacar desde el primer Escudo, este inmediatamente desapareció, y los tres bandidos se encontraron con un hombre que vestía una armadura con los colores propios de un uniforme militar usado para camuflaje. En el pasado, la interfaz del juego le permitía cambiar los colores de las armaduras, con ciertas limitaciones, y aún podía hacerlo con ropa del juego o la creada por él, habiéndolo aplicado a su armadura negra.
Usando al mismo tiempo Abismo, para que no escaparan, y Explosiones de Fuego, junto a algún Doble Filo, acabó con los restantes tres.
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Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batalla
FantasíaCuando muere en su cama debido a su avanzada edad, aún recuerda a una NPC de un MMORPG que jugó en su juventud, sin entender por qué nunca ha podido olvidarla. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra con la ruinas de lo que era el inicio d...