Avanzando hacia la ciudad

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Aunque cansados, se aseguraron de sellar provisionalmente la salida del hormiguero y colocar alarmas a lo largo de la red de túneles, que un equipo mucho más amplio se encargaría de estudiar en profundidad. Desgraciadamente, la salida del hormiguero estaba muy lejos del otro lado de las montañas, por lo que no era útil para Eldi.

El túnel principal era largo, pero estaban cansados y había mucho por hacer, por lo que volvieron por donde habían venido, siendo sustituidos por un equipo más numeroso que se había estado reuniendo, y que los esperaba al otro lado de las puertas acorazadas, inquietos por la falta de noticias.

El relato de la batalla contra las hormigas y la toma del hormiguero fue una sorpresa para los que escuchaban, y también significaba una oportunidad. Debían aprovechar para asegurar aquel largo túnel, que el nuevo equipo se encargaría de seguir explorando, y el equipo de mantenimiento de empezar a acondicionar. Sin duda, nuevos equipos serían enviados en breve, en especial ahora que podían disponer de más de ellos debido a las provisiones que traían, liberándolos de sus actuales ocupaciones.

Eldi, por su parte, también volvió a reencontrarse una vez más con los amigos y discípulos que había hecho en la ciudad, pues necesitaba reparar sus armas y llevar todas las provisiones, que acabaron siendo muchas más de las que cualquiera de ellos esperaba.

Hubiera deseado poder reparar los equipos con el yunque de la aldea de iniciación, pero tendría que hacerlo con las plataformas de artesanía, lo que significaba un gasto de recursos, aunque mucho menor a fabricarlos de nuevo.

Aprovechó también para crear equipo y pociones 45 y enseñar a hacerlo. La Guardia Real y la Reina les habían proporcionado materia prima, además de que el pueblo-topo había reunido suficiente de ese nivel mientras él estaba fuera, y que pusieron a su alcance sin dudar, pues le debían mucho más de lo que podían pagar.

No tardó en volverse a ir, acompañado de otro de los grupos que iban hacia el túnel, y entre los que se incluía Tica. No habían conseguido convencerla de que no fuera, habiendo cedido ahora que el peligro parecía controlado.

El túnel que habían liberado había sido parte de una de las rutas principales entre dos de sus ciudades. Una de las ciudades era de la que venían, mientras que la otra se había perdido tiempo atrás a causa de la guerra y sus consecuencias, como no tener ya las fuerzas suficientes para defenderse de los peligros de las profundidades. Por tanto, tenía varios kilómetros de longitud, y daba a su vez a otro de similar tamaño.

Equipos de seguridad y mantenimiento se distribuían por toda la extensión de aquel túnel, mientras que las expediciones al segundo iban y venían, atravesando otro par de puertas acorazadas con cámara intermedia de seguridad, y que se había restaurado con sumo cuidado.

Hablaron un rato con una de las expediciones que había vuelto. Estaban algo cansados pero no heridos, pues todas las expediciones contaban con al menos un miembro capaz de curar, siempre y cuando no fueran heridas muy graves.

Habían avanzado un par de kilómetros, sellando y poniendo vigilancia sobre las grietas, que hasta ahora no habían sido muy profundas. Eran expediciones cortas, pues volvían cuando no podían cargar más provisiones, resultados de sus enfrentamientos. Sabían lo que era pasar hambre y no estaban dispuestos a tirar nada. Puede que ahora tuvieran suficiente para un tiempo, pero no iban a dejar de almacenar para el futuro.

No habían encontrado hormigas y era improbable que las hubiera, pues había otras especies en el túnel. Por ahora, se habían enfrentado a escarabajos. A larvas de varias especies, que viven bajo tierra durante esa fase de su evolución. O a gusanos. Pero no descartaban encontrarse con otras especies agresivas. El nivel máximo que habían encontrado había sido 42, pero estaban convencidos de que subiría a medida que se acercaran a la vieja ciudad abandonada.

El pueblo-topo no tenía niveles superiores a 45 debido a que no había enemigos suficientemente poderosos que les permitieran avanzar más. Pero en tiempos antiguos, cuando la relación entre los varios asentamientos era cordial y los túneles seguros, los guerreros viajaban de una a otra ciudad para enfrentarse a los enemigos adecuados. Y la ciudad abandonada era la base indicada para subir hasta 55.

El grupo que acompañaba a Eldi era más numeroso de lo habitual, con algo más de cuarenta miembros. Ello era debido a que éste se había ofrecido a despellejar, descuartizar y almacenar las amenazas que fueran derrotando, por lo que no tenían la restricción de la carga. Y había que añadir las bendiciones que confería a los que estaban al frente en cada momento, haciendo su trabajo más eficiente. Hubiera querido que todos las tuvieran en todo momento, pero su maná no era suficiente para ello.

Por supuesto, un grupo tan numeroso no tuvo mayores problemas en subyugar a cuanto enemigo encontraba, aunque a veces tenían que avanzar por aberturas estrechas para enfrentarlos, en las que apenas cabían un par de ellos. Al menos no los tuvieron durante los primeros días.

–Se va haciendo cada vez más difícil– suspiró uno de ellos, tras enfrentarse a un grupo de cinco escorpiones nivel 49, ya casi al final del túnel.

Dos de sus compañeros estaban siendo tratados con pociones contra el veneno, y las curas de Eldi y otros tres curanderos-topo. Su vida no corría peligro, pero era mejor detenerse a descansar hasta que todos estuvieran en buenas condiciones, y mientras algunos volvían a contemplar el trabajo del asistente. No sólo no se habían cansado de aquella maravilla, sino que habían empezado a estudiarlo a conciencia, con la intención de mejorar su propia técnica. En ocasiones, incluso pedían ser ellos quienes lo hicieran, para practicar.

Los túneles no eran tan amplios como para dejarlos luchar a todos a la vez, y contra cinco adversarios de nivel superior no había sido fácil, aunque la ayuda del extranjero y su amplio arsenal de hechizos había ayudado bastante. Después de casi dos semanas, ya era nivel 45 y vestía un equipo acorde al nivel, empezando a preguntarse cómo conseguir materias primas para el 50.

Aunque no era el único que había subido de nivel. Tica era 41 y espera subir pronto a 42. Llevaba un enorme martillo además de su lanza, con el que podía ejecutar un versión muy imperfecta de Golpe Devastador, y estaba intentando ejecutar Aplastar Tierra mientras descansaban. Y no era la única que había probado otras armas e intentaba imitar algunos de los hechizos y habilidades del extranjero, aunque pocos habían, por el momento, conseguido empezar a dominarlos.

Lejos de molestarle, Eldi hacía cuantas demostraciones le pedían. Aunque sabía que les podía costar hasta un año dominar las más sencillas. Y varios años otras más complicadas. De hecho, el mismo había empezado a notar progresos en la técnica-topo de lanza, aunque, por ahora, no conseguía desprender del techo más que polvo.

Pero eso no frenaba a los guerreros-topo, entusiasmados ante la posibilidad de volver a crecer en fuerza y aprender nuevos trucos. Incluso uno de ellos había llegado a nivel 46, lo que era la primera vez en más de cien años, y todos esperaban alcanzarlo en algún momento. Aunque lo que más sorprendía era el rápido crecimiento del visitante, que días atrás apenas superaba el nivel 30.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora