Mazmorra, 3ª planta

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Cuando llegó al tercer piso, vio a lo lejos una silueta que se dirigía lentamente hacia él, haciendo retumbar el suelo. Era un gólem nivel 22, pero Eldi lo ignoró y se refugió en la zona de descanso que había al inicio de cada planta. Y aunque probablemente no había pasado aún un día, se durmió después de comer algo.


Cuando despertó, descubrió que Reacción Gatuna había subido de nivel mientras planeaba como enfrentarse a los gólems. En el juego, eran bastante resistentes a la magia, pero vulnerables a algunos ataques físicos. Los ataque punzantes como los de las lanzas o flechas no eran efectivos, mientras que los cortantes de hachas o espadas sí que les hacían daño. Pero era el aplastante de martillos o mazas el realmente eficiente contra aquellos seres.

Por otra parte, eran lentos pero bastante poderosos, además de resistentes a aturdimientos y otros controles mentales. Así pues, optó por el martillo con hielo, por mucho que el arma sólo fuera nivel 15. Y si bien la magia no haría mucho daño, era mejor que nada.


Los gólems medían casi dos metros, y el conocimiento del juego resultó ser bastante fiable en esta ocasión. Dada la longitud del martillo, podía dar un primer golpe antes de que su enemigo atacara, y si bien Propulsar no era capaz de lanzar al gólem muy lejos, si que le permitía recuperar la iniciativa.

Los ataques de los gólems no eran muy rápidos, aunque tenía que ir con cuidado con su habilidad Trampa de Tierra, que atrapaba sus pies y lo inmovilizaba unos segundos. Pero dado que Propulsar le daba el tiempo que necesitaba no era muy preocupante. Además, pronto aprendió a reconocer los signos que iba a lanzarlo, necesitando sólo moverse un paso para esquivarlo.

En definitiva, a diferencia del piso anterior y a pesar de ser de un nivel superior, el actual piso era casi confortable. Aunque hubiera sido una pesadilla para quien no contara con el tipo de daño adecuado. De hecho, pronto cambió las armas a mazas, tanto para subir el nivel de su destreza con ellas como para evitar el lento pero continuo deterioro de su martillo, que podría necesitar más adelante.

Tampoco era difícil luchar contra varios de ellos a la vez, pues se estorban mutuamente. Aunque hay que ir con cuidado con múltiples Trampa de Tierra, pues no se puede ver a quiénes la están lanzando. El principal problema es que los ataques de los gólems tienen mucha fuerza, y cuando uno le impactó, le rompió una costilla, por lo que tuvo que usar el hechizo de curación inmediatamente para soportar el dolor y que no fuera a peor. Por tanto, aunque relativamente fáciles de esquivar, no se podía permitir relajarse.

No le costó mucho subir la afinidad con la maza a nivel 5, el máximo para su clase, tras lo cual volvió al martillo, pero al de nivel 10. Aun así, hacía daño más que suficiente, y podía ir leveando habilidades como Aplastar Tierra y Propulsar. De hecho, la primera acabó llegando a nivel 6, mientras que la segunda subió hasta 7.

Dado que se sentía cómodo contra aquellos monstruos de roca, Eldi exploró todo la mazmorra, dejando para el final una caverna más grande que el resto y donde había visto a lo lejos un gólem de cinco metros de altura.

Además de cobre, también descubrió vetas de estaño mágico, lo que le permitiría crear bronce mágico aleando ambos metales. Y, con ello, equipo de no sólo de mejor calidad sino mágico, capaz de bloquear o disminuir la fuerza de los ataque mágicos.

Consiguió así aumentar sus reservas de cobre y estaño mágicos, así como hongos, incluso unos con propiedades afrodisíacas que no estaban en el juego, por lo que no tenía receta para procesarlos. Sin embargo los guardó, nunca se sabe.


Cuando finalmente volvió para enfrentarse al jefe, había triturado a no menos ciento cincuenta gólems, subiendo a nivel 24 y estando a sólo una tercera parte del 25.

Había desbloqueado el hechizo Aura de Fuego, que le permite envolverse a sí mismo con dicho elemento, dañando a quien se acerque demasiado. Aunque hay auras de varios elementos, sólo una puede estar activa a cada momento, pero había conseguido subirlas todas a nivel 10 en el pasado. Sobre todo, gracias a Fraternizar y a que Gjaki le gustaba usarlas al límite, así que le había sido muy fácil subirlas de nivel.

En cuanto a habilidades, a nivel 24 conseguía la inversa de Rugido de León, es decir, Corazón de León. Es una bendición que dura un minuto por nivel de afinidad y que la tenía en 4, y protege contra el miedo. O, dicho de otra forma, da valor.

Empuñó el martillo nivel 15, el mejor que tenía, y corrió hacia el enorme gólem, dispuesto a enfrentarse a él. Tenía confianza en poder hacerle suficiente y daño y esquivar sus golpes, pero una fuerte pisada no sólo hizo temblar la gruta, sino que lo que parecían piedras empezaron a elevarse, descubriendo que no eran sino gólems enterrados, más de cincuenta. El gólem jefe había usado Refuerzos para despertar a aquel pequeño ejército.

Eldi volvió de nuevo al túnel del que había venido, esquivando los gólems y preparándose para retirarse más lejos si era necesario. Por ahora intentaría enfrentarse a aquellos gólems desde el túnel, con la esperanza de ser capaz de detenerlos y que el jefe no pudiera invocar más de ellos.

Buscó la zona más estrecha del túnel para obstaculizar a los gólems, sabiendo que su Muro de Tierra sería simplemente destruido. Su intención era aprovechar el área de Aplastar Tierra todo lo que pudiera y pelear usando Toque Vampírico, siempre intentando que los gólems no avanzaran demasiado y lo avasallaran por número.

Boomerang también una opción interesante, pero le obligaba a ir cambiado de arma, algo que probablemente sería complicado cuando empezaran a acercarse. Y Poder del Topo no era posible en un suelo de piedra.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora