Enemigos en las sombras

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Eldi había decidido ir sin disfraz y sin Disimulo, pues así podía ahorrarse los ataques de los que deseaban una exótica presa para desayunar. Mostrando su nivel, no se atrevían a acercarse más que los pequeños insectos que eran presa de su Aura de Hielo. Fue, en definitiva, un trayecto bastante tranquilo, en el que aprovechó para recoger plantas y madera. Por lo menos al principio.

Poco a poco, el nivel iba subiendo, y así las posibles amenazas. No pretendía llegar al corazón del bosque, cuyos peligros sobrepasaban su fuerza por mucho, pero sí hasta un punto del mapa en el que tendría que ir con cuidado, pues era similar a su nivel.

Aumentó la precaución a medida que se acercaba a su destino. El nivel de la madera y las plantas habían alcanzado el 50, e iban aumentando. Oído de Murciélago le avisaba con más fuerza, aunque, al parecer, ninguno de los posibles depredadores se acababa de decidir a acercarse.

De repente, el aviso se disparó a su espalda. Se giró de golpe, empuñando el hacha, a tiempo de descubrir como una especie de guadaña se dirigía hacia su cuello. Reaccionó lo suficientemente rápido como para usar Bloquear, consiguiendo parar el golpe con el mango del arma. Inmediatamente, dio un paso atrás y volvió a confiar en Bloquear para detener el segundo ataque.

Era una mantis de nivel 53 y dos metros de alto. Su camuflaje y la carencia de intención de ataque hasta el último momento la habían hecho invisible para la habilidad Oído de Murciélago.

Es un ser sin apenas inteligencia, que se rige por sus instintos, y que no se decide a atacar hasta que la presa está a su alcance. No duda en cazar a seres algo más fuertes que él, pues su ataque por sorpresa suele ser letal. Pero aunque el insecto había perdido la ventaja de la emboscada, no se iba a detener. Una vez inician el ataque, continúan hasta que matan a su presa o mueren en el intento.

Dado el patrón continuo de ataque, rápidos, sin miramientos y sin estrategia, decidió usar Hacha Danzante, que lo protegía al mismo tiempo que dañaba a su oponente. Tiene el problema de que no puede detenerse, por lo que lo hace vulnerable a ataques a distancia, especialmente mágicos, pero éste no era el caso.

Una y otra vez, la mantis atacaba, a pesar de haber sido cortada numerosas veces, siendo también dañada tanto por el Aura de Hielo como por Toque de Hielo. El fuego hubiera sido mejor, pues no era necesaria la ralentización y provoca más daño, pero temía quemar el bosque.

Incluso cuando perdió una de sus extremidades, el feroz depredador no cejó en su empeño. No obstante, no tardó en caer, superado por las habilidades del alto humano.

Después de aquel encuentro, Eldi puso más atención a las sombras, buscando otras posibles mantis camufladas, pero de poco sirvió. Otras cuatro, entre niveles 53 y 55, le atacaron en un momento u otro, sin que fuera capaz de notar su presencia hasta el momento del ataque.

Aprovechó los siguientes encuentros, una vez conocía el abasto de sus ataques, para entrenar algunos hechizos y habilidades. Entre ellos, Armadura de Roca, permitiéndose recibir algunos de los ataques para mejorar el entrenamiento. También Prisión de Hielo, Respuesta Felina, Espejo Físico, Área de Ataque y Área de Defensa, aunque la única que consiguió subir de nivel fue Armadura de Roca a 5.

Aparte de las mantis, ningún otro intentó cazarlo. Al parecer, el resto de depredadores preferían atacar a presas más asequibles. Pero no por ello dejó de estar en tensión todo el camino, temiendo que llegara una emboscada contra la que no pudiera reaccionar a tiempo.

También es cierto que, aun cogido por sorpresa, aquellos insectos no podrían haberlo matado. Espejo Físico estaba siempre activado, reflejando la mitad del daño, además de que su armadura era de excelente calidad, y su defensa natural no era baja. Eso sí, le habría ocasionado bastante daño y dolor, aunque muy lejos de ser mortal.



Después de varios días, por fin llegó cerca de su objetivo. Esperaba alcanzar a la entrada del pasaje aquel mismo día, tras cruzar un pequeño río que esperaba no fuera un problema. Y no lo fue. Tenía unos cinco metros de anchura y no le costó encontrar un lugar por el que cruzar. El problema estaba al otro lado. Había signos de magia siendo utilizada, y los sonidos inequívocos de una batalla.

Eldi se acercó con precaución a aquellos sonidos, pero, antes de llegar, se vio atrapado en una tela de araña. Uso el Aura de Fuego inmediatamente, esperando no quemar nada más que la tela. Dada la proximidad del río, había demasiada humedad como para que el bosque ardiera con facilidad, pero sí lo hizo la tela, al menos la más cercana al Aura.

La araña que debería estar al acecho para capturar a su presa no apareció, y pronto descubrió por qué. Un poco más allá, tras atravesar otras tantas trampas en forma de telas de araña, descubrió a varios elfos en un claro, luchando contra las arañas que los rodeaban.

Eran seis luchando y otros dos en el suelo, heridos y protegidos por sus compañeros. Las arañas eran cerca de veinte, de metro y medio de alto, y de un nivel similar al de los elfos, todos ellos entre 53 y 56.

Luchaban desesperadamente por repeler a los arácnidos de color marrón, en cuyos cuerpos podían apreciarse varios dibujos de otros colores, predominantemente negro, y que cambiaban al subir de nivel. No sólo habían rodeado a los elfos, sino que habían tejido sus telas alrededor del claro, imposibilitando su escape o que llegara ayuda, a no ser que las atravesaran como lo había hecho el alto humano.

Eldi no dudó. Se acercó, atacando a la araña más cercana con Jabalina y fuego. Había comprobado que difícilmente el bosque ardería, y era un riesgo que decidió correr. Cuando la lanza se clavó en el cuerpo de la araña, otra Jabalina iba en camino. Y, antes de que pudieran reaccionar, saltó hacia ella con Terremoto, tras lo cual le clavó las lanzas más profundamente usando Golpe Devastador.

No estaba muerta, pero poco le faltaba. Sin duda, el fuego y las heridas acabarían pronto con su vida. El problema estaba en que las otras cuatro arañas cercanas habían puesto sus numerosos ojos en el recién llegado.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora