Leveando en grupo(II)

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Acabando con enemigos de entre dos y cuatro niveles por encima, además de la ayuda de los grupos cercanos que habían aceptado sus bendiciones, Eldi no tardó en subir a 59. Sabía que el siguiente nivel costaría un poco más, pero confiaba en conseguirlo al final del día.

Había desbloqueado Lanza Eléctrica, con la que en el juego se había sentido como Zeus empuñando rayos en sus manos, y cuyo efecto paralizante es difícil de evitar, a no ser que se tenga una resistencia a ello. Como las otras lanzas generadas con maná, la tenía en nivel 10, además de haberse hecho un número importante de capturas de pantalla con ellas, algo cuyo recuerdo ahora le resultaba embarazoso. Recordó de nuevo a Goldmi y a Gjaki. Estaba convencido de que, de estar allí y recordarlo, se estarían retorciendo en el suelo de la risa, en especial esta última.

En cuanto a habilidades, tenía ahora Gran Guardián, que no sólo le permitía usar un escudo con el máximo nivel de afinidad, sino reducir todo el daño a su alrededor en un 50%. La contrapartida es que no podía atacar ni usar ninguna otra habilidad o hechizo mientras lo usaba, además del gasto de energía. Lo tenía en 3, pues era una habilidad "muy aburrida".



Hacía poco que había subido a 59 y estaba atacando a un árbol con Lanzas de Fuego, cuando diez enemigos aparecieron frente a él. Era hasta ahora el grupo más numeroso que habían encontrado, a lo que había que sumar otras dos sombras que se alzaban en el cielo.

Eldi miró con preocupación hacia las sombras, que parecían pequeños reptiles alados, como dragones, pero no tan majestuosos ni enormes. No podía retenerlos, y los ataques de su arco eran menos efectivos que los de los elfos. Los miró de reojo, pero al ver que no parecían preocupados, se concentró en los que tenía delante, retrocediendo hasta su compañero.

Los atacantes alados fueron los primeros en llegar a ellos, pero las flechas de los elfos los hicieron cambiar de objetivo. Les habían rasgado ligeramente las alas, pero aún podían volar con soltura y combatir desde el cielo. Empezaron con un ataque sónico, que incluso afectó a Eldi y al guerrero elfo, los cuales tuvieron que apretar los dientes mientras vigilaban a los otros diez que se acercaban.

Sin embargo, los arqueros esperaban el ataque, así como el lanzamiento de Espinas y de Bolas de Fuego, que fueron interceptados por los escudos de aire que habían formado. Parecía como si estuvieran rodeados de un pequeño Tornado, que hacía rebotar, o al menos mitigar, los ataques de los aspirantes a dragones.

Estos Tornados consumen una gran cantidad de maná, pero siendo cuatro arqueros podían turnarse. Puede decirse que éste y el de imbuir las flechas con viento son los dos hechizos que casi todo arquero elfo posee, mientras que el resto de hechizos y habilidades dependen de las propias preferencias.

Las precisas flechas no apuntaban al cuerpo de los enemigos voladores, sino a sus alas, que poco a poco iban siendo rasgadas, hasta que no pudieron mantenerse en el aire. Uno de ellos consiguió descender, mientras que el otro se estrelló, desintegrándose tras el impacto. Los arqueros ignoraron al que había sobrevivido, pues ya no representaba una amenaza y había aterrizado fuera de su alcance, así que se concentraron en apoyar a sus compañeros, quienes estaban manteniendo un dura batalla.



Mientras los arqueros se estaban enfrentando a los seres alados, los otros perdidos se habían abalanzado hacia los guerreros. Había dos panteras, una serpiente, dos seres parecidos a diplodocus de sólo dos metros de altura, tres de aquellos cocodrilos y dos orugas que originalmente habían poseído vivos colores, pero ahora se habían oscurecido, además de perder el potencial de transformarse en enormes y hermosas mariposas.

Eldi usó Muros de Hielo y Eléctricos, y también un Anillo Eléctrico para ralentizar y aturdir a sus enemigos. Debían intentar ralentizar y separarlos lo más que pudieran. Por desgracia, Rugido del León no era efectivo contra aquellas criaturas corrompidas.

Dado que todas atacaban de frente, empuñaba el martillo y hacía continuo uso de Aplastar Tierra y Propulsar, atrayendo a algunos de los enemigos que atacaban a Omny mediante Provocar, si él mismo estaba libre, y lanzándolos con Propulsar, algo que tenía poco efecto en aquellos diplodocus. También era efectivo Terremoto cuando se juntaban varios de ellos.

Cabe decir que el primer felino y el primer cocodrilo en llegar habían caído en sendas trampas, mientras que otros tres había sido lanzados a ellas en un momento u otro. Cuando sucedía, alguno de los dos se apresuraba a aprovechar la oportunidad para rematarlos, mientras que el otro lo protegía.

Ambos había sido heridos varias veces, pero ninguna de extrema gravedad, en especial Eldi, pues su equipo era de mucha más calidad, aunque de menor nivel. Por mucho que, ninguno de los arañazos o venenos habían sido graves, con Regenerar y Curar Veneno no había bastado. Toque Vampírico no funcionaba con esas criaturas, así que necesitó Curación Básica en varias ocasiones.

Por el contrario, sus enemigos no podían curarse tan rápido, ya que, aunque el miasma los regenera, lo hace mucho más lentamente. Sin embargo, no todo estaba a su favor. Los dos estaban cansados, y aún quedaban cinco enemigos en condiciones de luchar, además de que se habían reunido, como si, por primera vez, pretendieran atacar en grupo.

Los perdidos avanzaron hacia ellos, pisando el suelo con cuidado y evitando las trampas. Al parecer, la sed de sangre que los cegaba había ido remitiendo a medida que avanzaba la batalla y eran heridos, habiendo recobrado algo de lucidez, que parecía reflejarse en el brillo rojizo de sus ojos.

De repente, una lluvia de flechas cayó sobre aquellos seres siniestros, que se vieron sorprendidos y heridos. Incluso el cuerpo de uno de ellos se desintegró, pues los arqueros habían concentrado en él sus ataques. Habían lanzado una flecha a cada una de las criaturas para desorientarlas, pero el resto habían ido hacia uno de los diplodocus, acertando todas ellas en su cabeza.

Eldi y Omny se miraron y se abalanzaron hacia los supervivientes, llegando el alto humano primero y atacándolos a todos con Terremoto. El elfo oscuro eligió a la pantera superviviente para rematarla mientras aún estaba en el suelo, noqueada, atravesando su cráneo sin contemplaciones por una herida ya abierta. Quedaban tres, que se iban regenerando y se encontraban muy cerca de ellos.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora