Había algo más de veinte de orugas corrompidas. Ya difíciles de matar individualmente, en grupo resultaban extremadamente complicadas de erradicar. De hecho, llevaban varios meses allí, siendo evitadas por las fuerzas de ataque. Habían pedido la ayuda de un escuadrón de rango superior para deshacerse de ellas, algo que se estaba haciendo esperar dado que no era urgente. Pero, con la llegada del visitante, habían descubierto una nueva posibilidad.
Éste estaba casi sin maná después de crear diez Lanzas Eléctricas y repartirlas entre los guerreros, la mayoría elfos, además de un enano y dos demihumanos, uno con una melena similar a un león, y otra con unos cuernos más grandes y curvados que los de una vaca.
Un grupo de arqueros atacaron primero, atrayendo su atención, y los guerreros se abalanzaron poco después, esquivando el ácido.
Aquellos que tenían la habilidad para hacerlo, les arrojaron las lanzas, mientras que el resto se acercaron para clavarlas. Era más arriesgado, pero eran guerreros expertos, además de que las orugas no son especialmente rápidas. Es cierto que pueden rodar sobre sí mismas y sacar espinas, pero son fáciles de esquivar si estás atento, y ninguno de aquellos guerreros iba a desviar ni por un momento la atención de su objetivo.
No tardaron en desaparecer diez orugas del campo de batalla, un resultado que les hubiera dejado atónitos de no haber visto las demostraciones previas. Sin dudar, se volvieron hacia el resto, pues debían acabar con ellas antes de que aquellas armas con el poder del rayo desaparecieran.
Eldi miraba a lo lejos, recuperando su maná y protegiendo a los arqueros de lo que pudiera acercarse. Estos concentraban su fuego en los pocos seres que no eran orugas, y Eldi debía de encargarse de retenerlos si se aproximaban, aunque prácticamente no tuvo que hacer nada. Había más de diez disparando sus flechas, suficientes para acabar con sus oponentes uno a uno antes de que se acercaran.
Pronto, el campo de batalla se quedó sin enemigos, y Eldi se vio manteado por los guerreros. Hacía demasiado que se les resistía aquel grupo de orugas, y estaban eufóricos. Por ello, el visitante apenas pudo tocar el suelo hasta que llegaron triunfantes al campamento, en el que celebraron la victoria con un pequeño banquete.
Si bien la comida fue prácticamente la misma, de siempre se abrieron algunas botellas de vino que reservaban para momentos especiales, y el ambiente era de euforia. Es cierto que sólo había sido una pequeña victoria, pero era un buena excusa para una celebración y aumentar la moral.
En las alegres conversaciones, Eldi se enteró de que algunos generales habían sido derrotados por una misteriosa elfa, que poseía una bendición especial que le permitía atacarlos. Nadie conocía su identidad, y el alto humano pensó en preguntarle a su yerno, pues tenía curiosidad y es posible que éste lo supiera. Pero decidió no hacerlo, pues no tenía una verdadera razón para indagar, y no quería ponerlo en un problema. Además de que el elfo había dejado la zona el día anterior.
En estos últimos días, había intervenido en multitud de pequeñas escaramuzas y batallas, consiguiendo subir hasta nivel 64, tanto por sus propias contribuciones como por las de aquellos que llevaban sus bendiciones. Sabía que pronto llegaría a 65, nivel al que tenía las últimas armas y equipo que había creado junto a los enanos, por lo que pronto tendría que empezar a pensar en hacer las siguientes.
Milengor le había asegurado que no tendría ningún problema en usar las plataformas mágicas existentes en la capital, pero aún necesitaba encontrar las materias primas, o quizás comprarlas en la misma capital. El elfo le había explicado que era un centro comercial importante, en el que se podían encontrar todo tipo de mercancías.
Pensaba ir para allá cuando llegara a nivel 67, nivel en la que el Oráculo le había recomendado que se acercara a cierta aldea, aldea que no aparecía en su mapa, pero sí en uno de los que había conseguido. No sabía muy bien qué podría encontrar allí, pero no dudaba en seguir el consejo del misterioso Oráculo.
Los tres primeros hechizos que había desbloqueado eran las Cúpulas de Fuego, Hielo y Eléctrica. Son similares a los Anillos, pero triplica su consumo de maná y no sólo cubren la superficie, sino las tres dimensiones, obligando a atravesar la muralla del elemento incluso si se ataca desde el cielo. Apenas las había usado, y su afinidad era 3 en la primera y 2 en las siguientes.
Y en 64 estaba el hechizo over de Fortificación de Rocas, que crea un muro impenetrable durante medio minuto en afinidad 10, protegiendo de ataques físicos y mágicos a todos los aliados. La contrapartida es que consume todo el maná, por lo que es necesario tenerlo al máximo en el momento de lanzar el hechizo, lo que lo hace difícil de usar sin planearlo con antelación.
Individualmente, puede dejarte completamente indefenso, pero, en grupo, puede ser un recurso decisivo para neutralizar al enemigo si te quiere avasallar usando los mejores ataques de todos sus miembros a la vez. Lo tenía en 6, más que nada porque Gjaki había insistido una y otra vez en que lo entrenara, lo que hacía que su duración alcanzara los veinte segundos.
En 61 tenía la habilidad de lanza Punzada Desgarradora, un golpe bastante lento y fácil de esquivar, además de dejar al lanzador en una situación vulnerable, pero también es la habilidad más poderosa con la lanza, pudiendo fácilmente atravesar a casi cualquier enemigo. Debe curvarse el cuerpo como su fuera una especie de muelle para atacar con toda la fuerza, lo que hace que se necesite prácticamente un segundo de tiempo para ejecutarlo. La tenía en 4, pues no era fácil de llevarla a cabo.
En 62 y 63 estaban los equivalentes de hacha y martillo, Rebanar y Aplastamiento, también poderosos y también lentos, y que tenía en 5 y 3. El primero puede fácilmente cortar en dos a un enemigo cuyo cuerpo no sea increíblemente duro o enorme. El segundo tenía en el juego un efecto similar al que se produce en los dibujos animados cuando cae algo pesado encima, dejando al enemigo como una alfombra. Aunque no estaba tan seguro de cuál seria el efecto en la realidad. Seguramente bastante más sangriento.
Y en 64 estaba Embestir, un salto rápido hacia adelante para golpear con el hombro a tu enemigo, noqueándolo si su tamaño no es demasiado grande. Lo tenía en 10, pues había abusado de su uso contra enemigos pequeños, como goblins.
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Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batalla
FantasyCuando muere en su cama debido a su avanzada edad, aún recuerda a una NPC de un MMORPG que jugó en su juventud, sin entender por qué nunca ha podido olvidarla. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra con la ruinas de lo que era el inicio d...