Un poco nervioso, sabiendo que era observado por el Oráculo, creó dos anillos, dos brazaletes, un talismán en un collar y dos pendientes. Todos ellos eran de nivel 5 y daban una ligera mejora en los parámetros, habiéndose centrado en fuerza y agilidad. Hubiera querido hacer de maná y energía, pero al parecer eso sólo era posible en el juego.
También intentó añadirles hechizos, pero no pudo por su bajo nivel, al igual que con el resto del equipo.
Luego intentó diferentes combinaciones, llegando a la conclusión que era parecido al juego. De entre anillos, brazaletes y pendientes sólo podía usar dos pares de ellos, el tercero parecía interferir y no tenía efecto. En parte era un alivio, pues no se veía llevando pendientes.
Intentó ponerse dos anillos en una misma mano, atar el talismán o un pendiente al pie, u otras formas de llevarlo. Quería saber si podía equipar más y aumentar sus bonus, pero ninguno de los experimentos funcionó. Al final se quedó con el amuleto, los dos anillos y los brazaletes.
Se quedó entonces mirando los pendientes que, aunque de bajo nivel, le parecieron singularmente hermosos, quizás por ser verdes, el color de ojos de Melia.
–¿Existe la posibilidad de darle estos pendientes a Melia? Aunque no le digas de quién son. Aunque no me digas si lo has hecho– le preguntó al Oráculo.
Éste se los quedó mirando unos segundos y luego negó con la cabeza, lo cual era de esperar. Eldi suspiró y los guardó, con la esperanza de poder algún día dárselos personalmente.
Comprobó luego lo que le hacía falta para fabricar equipo de nivel 10, pues pretendía hacerlo cada 5 niveles, como se solía hacer en el juego. También repasó las plantas que era más interesante recoger para hacer pociones, e incluso se planteó hacer una cama o sillas más cómodas que las que había allí, pero sólo cuando le sobraran materiales. Lo fundamental era la supervivencia.
Después de comer y mientras decidía empezar a hacer la parte del equipo de nivel 10 que pudiera a la vuelta, se dirigió al portal verde. Miró hacia atrás, encontrándose con la mirada del Oráculo que simplemente lo observaba. Respiró hondo y entró dentro del círculo.
Era una cueva amplia, con un círculo verde en un extremo y una salida en el otro, salida que proporcionaba luz al interior. Se dirigió al círculo, volviendo a la aldea ante la mirada del Oráculo, y volvió de nuevo a la cueva, una vez comprobado que el transporte funcionaba en ambas direcciones.
Consultó el mapa y, aunque había muchas partes oscurecidas, pudo ver que la aldea de iniciación estaba a varios días de camino y no había ninguna población más cercana, por lo menos ninguna que saliera en el mapa. Luego se dirigió a la entrada de la cueva para contemplar el exterior.
Descubrió una zona semiboscosa, similar a la de sus recuerdos. Una especie ciervo de un color algo verdoso comía no muy lejos de allí, un ciervo esmeralda de nivel 6, que poseía una habilidad de camuflaje y alta agilidad. Debería ser una presa fácil o, al menos, no peligrosa, pero Eldi no se decidió a atacarle.
Era un ser vivo que no le había hecho nada, y no necesitaba su carne para sobrevivir. El poder levear gracias a él no le parecía suficiente justificación, aquello ya no era un juego. Quizás estaba equivocado, quizás debía aprovechar todas las oportunidades, pero no se sintió con la convicción suficiente.
Salió de la cueva y el ciervo huyó. Al parecer no lo había percibido cuando estaba dentro. Comprobó que podía entrar y salir sin problemas, y decidió explorar el lugar con cuidado. El nivel del ciervo le hacía creer que era un lugar menos peligroso que los alrededores del Manantial Sagrado, pero tenía muy presente la advertencia del Oráculo. Se preguntó si podría aprender la habilidad de detección de Goldmi, le sería muy útil, pero por ahora exploraría un poco los alrededores.
Avanzó en dirección a unas marismas que se veían desde allí. Le pareció más segura esa zona abierta que el bosque. Tenía más confianza en escapar a la seguridad de la cueva mediante muros y esquivar allí, en campo abierto, que enfrentarse a una emboscada en un bosque más denso que el que había atravesado de camino a la aldea.
Encontró el agua ligeramente salada, y hermoso el espectáculo de las diferentes plantas que crecían en ella, entre las que se podían ver grandes animales a lo lejos, imposibles de distinguir desde allí. Los que estaban más cerca habían huido al acercarse un ser a dos patas poco habitual, un alto humano.
Ensimismado por el paisaje e incapaz de distinguir entre el movimiento natural del agua y el que no lo era, no percibió al ser que se acercaba por las aguas más profundas, o de lo que se deslizaba entre las plantas más cercanas.
Fue demasiado tarde cuando algo envolvió su pierna y le ardió la piel. Era un tentáculo, cuyo dueño abandonó el sigilo cuando tuvo agarrada a la presa que intentaba arrastrar al agua, una presa que debería estar paralizada por el veneno.
Pero el tentáculo que segregaba el veneno paralizante no había entrado en contacto directamente con la piel, sino con los pantalones reforzados, por lo que sólo se había filtrado un poco de aquel veneno que actuaba con el contacto.
Eldi sintió la pierna entumecida, pero antes de preocuparse por ella sacó el hacha y atacó el tentáculo, añadiendo fuego. El segundo Doble Filo lo cortó, desprendiéndose de él. Inmediatamente, sacó un poción antiveneno, con la que anuló la parálisis a costa de un sabor amargo y miró al calamar gigante que se asomaba. Era un calamar de las marismas, de nivel 6 y capaz de inocular veneno paralizante. Parecía que, como en el juego, sólo podían tener una habilidad o hechizo cada 10 niveles.
No parecía querer huir y Eldi decidió enfrentarse a él, confiado en poder usar esquivar para alejarse del agua, y teniendo mucho cuidado de sus tentáculos. No podía usar el antídoto hasta dentro de 5 minutos, pero sí las pociones de regeneración. Quizás era desaprovecharlas, pero no era capaz de juzgar con seguridad el resultado de la batalla, y la regeneración extra de maná y energía podría ayudar. Al fin y al cabo, no podía racanear cuando lo que arriesgaba era su vida. Ya no estaba en el juego.
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Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batalla
FantasyCuando muere en su cama debido a su avanzada edad, aún recuerda a una NPC de un MMORPG que jugó en su juventud, sin entender por qué nunca ha podido olvidarla. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra con la ruinas de lo que era el inicio d...