Guerra en el bosque

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A nivel 12 había desbloqueado un hechizo pasivo de regeneración de maná, cuya velocidad se doblaba en afinidad 10. De hecho, era tan fácil subir la afinidad como ir usando hechizos, por lo que más de uno había insinuado que lo pusieran en 10 directamente, propuesta que había sido ignorada. También habían habido quejas de que durante unos cuántos niveles sólo había hechizos pasivos para su clase, pero tampoco les habían hecho mucho caso.

La habilidad desbloqueada fue Boomerang, una habilidad de hacha. Es fácil de imaginar cuál es su efecto: se lanza el hacha, daña a cuantos enemigos encuentra por el camino y vuelve. Su rango es diez metros a nivel 10 y ocho metros al nivel 6 que la tenía.

Y también había subido la afinidad de Jabalina a 5, consiguiendo un rango de treinta metros.

Respecto a su exploración del bosque, pronto tendría suficiente madera nivel 15, además de que iba aumentando sus suministros de plantas de ese nivel para crear pociones.

Había tenido algunos encuentros con ciempiés de niveles 12 y 13, pero siendo sus niveles similares y conociendo sus movimientos, no había necesitado subirse a un árbol para enfrentarlos uno a uno. No obstante, sí se había escondido ante la aparición de una hormiga nivel 12. No quería volver a enfrentarse a un ejército, además de que no sería fácil encontrar otra vez una cueva tan conveniente.

Las orugas eran fáciles de enfrentar. Sólo necesitaba un árbol para evitar sus púas, y conseguir que se acercaran. Eso sí, debía tener cuidado de no tocar su piel venenosa. Por lo demás eran lentas, fáciles de esquivar y fáciles de golpear.

Se había encontrado también una especie de topo nivel 14 comiéndose un ciempiés, pero al parecer no le gustaban los extraños y había desaparecido en el agujero con su presa en cuanto percibió a Eldi.

A más a más, había vislumbrado algunos lobos a lo lejos, pero parecían ocupados persiguiendo o huyendo de algo, y no le habían prestado atención.

Se empezó a inquietar cuando vio también un oso que parecía malherido y huía de esa dirección. Y más cuando un felino de color crema y nivel 14 apareció relativamente cerca de él, pero que siguió su camino, sin intención de atacarle y con una fea herida en el costado.

Eldi dudó, allí estaba pasando algo, pero había una pequeña loma allí cerca. Así que decidió subir con la esperanza de ver algo. Y así fue.

En el centro de una zona del bosque semidespejada, había un manantial. A un lado de éste había cientos de hormigas de niveles que iban de 12 al 16. Al otro, lobos, osos, felinos de diferentes razas, zorros, hienas y otros depredadores, muchos de mayor tamaño del que se encontraría en la Tierra.

Otros grandes insectos eran expulsados de allí por cualquiera de las dos facciones, y el resto de seres del bosque ni siquiera se acercaban.

Ver curarse a una hormiga al sumergirse en el manantial le confirmó que era similar al Manantial Sagrado, por lo que se preguntó si aquello era una lucha por el control de un lugar estratégico.

Un par de lobos se acercaron a él desde el grupo. Eran nivel 14 y se detuvieron a cierta distancia, observándolo. No parecía querer atacar, pero tampoco dejarlo en paz.

Desde el otro lado, un par de hormigas nivel 14 también se acercaron. Pero a diferencia de los lobos, cargaron directamente contra él. Si bien era dos y de un par de niveles mayor, Eldi había estudiado hasta la saciedad los patrones de ataque de aquellos insectos, por lo que le fue fácil esquivarlos y contraatacar, deslizándose por debajo y usando varias veces Doble Filo para cortar las patas de un lado de una de las hormigas, que se desmoronó.

La otra hormiga escupió una sustancia corrosiva, habilidad que las hormigas con las que se había enfrentado anteriormente no poseían. No lo esperaba, pero estaba atento al movimiento desconocido que había hecho la hormiga, así que fue capaz de esquivarlo.

Usó Jabalina contra el cuerpo de la hormiga y, aprovechando su confusión, volvió a atacar las patas con el hacha. Con ambas en el suelo y su movilidad comprometida, las remató con el martillo, que se había probado bastante eficaz para ello, y mandó a sus asistentes a recoger los restos mientras vigilaba a los lobos. Estos decidieron irse, considerando que aquel extraño era más aliado que amenaza, aunque nunca dejó de ser observado desde esa facción.

Más hormigas fueron llegando para deshacerse de él, pero siempre de una en una o en grupos de dos, y siempre de bajo nivel. La atención de éstas estaba centrada en lo que tenían delante, y Eldi sólo era una molestia de la que intentaban sacudirse, pero sin demasiado esfuerzo. Y eso le permitió también practicar con Boomerang, Propulsar o Aplastar Tierra, que ahora estaba en 4.

Y gracias a las más de treinta hormigas que enviaron, consiguió subir a 14, tras lo cual no enviaron a ninguna más. Había dejado de ser una molestia de nivel inferior, pero no lo suficientemente amenazante para tratarlo con más seriedad, así que las hormigas lo dejaron estar.


Había desbloqueado los hechizos pasivos de fuego y hielo, ambos en nivel 10 y que doblan el daño en dicho elemento. Si bien no le daba nuevas opciones tácticas, sí incrementaba su daño sustancialmente.

En cuanto a habilidades, ahora tenía disponible Aguantar, que fija una lanza en el suelo y la apunta en la dirección requerida. Es difícil de usar eficazmente, así que la tenía en 2, pero que puede ocasionar un gran daño a enemigos que cargan sin miramientos y se pueden preparar varias a la vez. No muy útil contra hormigas.

Y había desbloqueado también Frenesí, que abandona toda defensa durante cincuenta segundos en nivel 5, el que tenía, a cambio de un bono de 50% en ataque. Tiene un alto coste en energía y puede ser arriesgado en melé, pero muy útil si atacas a rango.


Desde la distancia valoró sus opciones. La primera era desentenderse y alejarse de allí. La segunda acercarse e intervenir en una guerra que no era la suya, pero que quizás le podía permitir recolectar bastantes recursos. Además, no lo gustaban las hormigas, habían conseguido que las acabara aborreciendo. Y el hecho de que enemigos naturales se hubieran unido para enfrentarse a un enemigo común le resultaba inspirador.

No obstante, era peligros, muy peligroso. Y ni siquiera sabía que harían sus supuestos aliados. Además, sus opciones eran limitadas, y atacar a las hormigas una a una desde la distancia tampoco tendría un gran efecto.

Así que, mientras se decidía, observaba los temibles enfrentamientos entre los dos bandos, estudiando a su vez las habilidades y movimientos de aquellos animales.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora