En busca de un paso

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Eldi se dirigió hacia el paso que le permitiría atravesar con facilidad las montañas que dividían el bosque en dos. En tiempos antiguos había dividido también dos de los muchos pequeños reinos que siglos después se unirían para formar el reino de Engenak.

En el juego, no había más que las ruinas de antiguas fortalezas y algunas misiones para encontrar reliquias de tiempos pasados, pero, desde entonces, una de aquellas fortalezas había sido reconstruida para vigilar el paso desde allí. Era un lugar remoto al que solían enviarse los soldados u oficiales a los que se quería castigar, o apartar por un tiempo.

Aquello suponía un grave problema para él, pues no podía cruzar por allí. Eso significaba dar un inmenso rodeo o intentar buscar alguno de los pasos que había en el juego, muchos de ellos con grandes peligros y grandes recompensas. Y no sólo las recompensas era mucho más escasas que los peligros una vez que el juego se había hecho realidad, sino que ya tenía suficientes peligros buscándolo, o esperándolo en las sombras del bosque, o los tendría que afrontar en la mazmorra.

A pesar de ello, recorrió la base de las montañas, explorando cuantas cuevas localizaba, y no encontrando más que algunos hongos cuando tenía suerte. Ni siquiera había apenas enemigos a los que enfrentarse, no más de cuatro en dos días de una infructuosa búsqueda que le estaba haciendo dudar si no era mejor dar un rodeo.

Fue entonces, mientras buscaba la siguiente cueva a explorar, que se encontró con una situación inesperada. Un robusto felino nivel 33, similar a un tigre pero de doble tamaño, con un cuerno en la frente y la piel de color rojo oscuro, acosaba a tres figuras humanoides, con aspecto similar a la mezcla entre un hombre y un topo. De nivel 25 y equipados con lanzas y armaduras ligeras, tenían bastantes problemas para hacer frente al felino, como lo demostraban las heridas que les había infligido.

Tras ellos, otros dos de aquellos seres atendían a un combatiente herido, cuya pechera tenía un profundo corte que parecía grave. Mientras, uno más pequeño se abrazaba asustado a uno de ellos, presumiblemente a su padre o madre. Y más atrás, otros dos atacaban con lanzas hacia un agujero, intentando impedir que lo que fuera que hubiera allí saliera.

Eran lo que en el juego se solía llamar hombres-topo, unos seres no especialmente agresivos a no ser que invadieras sus túneles, algo que los jugadores solían hacer en busca de tesoros, ingredientes o para cumplir misiones. Aunque, como Eldi ya sabía, poca o ninguna repercusión había tenido en la realidad de aquellos seres, más allá de la presencia etérea de los visitantes.

No le eran especialmente agradables a la vista, pero no dudó en correr en su ayuda. No podía estar seguro si eran enemigos o si serían amigables, pero jamás podría perdonarse si los dejaba a su suerte, en especial a los que debían de ser civiles, o al niño.

Una flecha rodeada de fuego se clavó frente al felino, que la había esquivado por muy poco, pues su atención estaba centrada en las lanzas que pretendían alcanzarlo. Y tuvo que dar un salto atrás para evitar otras tres, mientras veía como una figura se acercaba. Pero dado que era 3 niveles inferior a él, no lo percibió como una amenaza. Por ello, volvió a atacar a las presas más cercanas, pero más flechas se dirigieron hacia él.

Las últimas ni siquiera llevaban fuego, pues Eldi no creía que fuera a acertar, pero sirvieron para ganar tiempo. Poco o nada de daño le hubieran hecho al felino, pero éste era precavido y las esquivó. Y, poco después, un Muro de Fuego se interpuso entre el enorme tigre y sus presas.

Podía atravesarlo, pues el daño que recibiría no sería crítico, o saltarlo, pero optó por la opción más sencilla, que era rodearlo. Gruñó al encontrarse otro muro y decidió rodearlo con mayor rapidez, para encontrarse con un hacha que le rozó el costado, causándole tan sólo un pequeño corte.

Eldi había usado Boomerang después de aplicar Regenerar a los topos humanoides, dos hombres y dos mujeres, además de algunas bendiciones, aunque no tuvo tiempo de atender mejor al que estaba en el suelo. Estos estaban sorprendidos ante la aparición de quien, normalmente, hubiera sido recibido con muy poca hospitalidad. Pero no sólo su situación era desesperada, sino que aquel hombre los estaba ayudando.

El tigre de jaspe, como se lo conocía en el juego, usó su habilidad de salto sobre Eldi, una habilidad que hace al atacante el doble de rápido, pero no estaba tan cerca como para que Eldi no lo esquivara rodando hacia un lado. El animal no lo esperaba, pues creía que sería como aquellos topos que caminaban a dos patas, seres algo torpes y lentos, con una visión reducida y no habituados a moverse al aire libre.

Sin embargo, el recién llegado era mucho más ágil y tenía más recursos, y le causó daño con Despedazar. Si bien no es la habilidad más efectiva contra un solo individuo, en la situación en la que se encontraba, a cierta distancia y con una hacha en sus manos, era lo más rápido para hacerle algo de daño. Tenía una leve esperanza que, con la desventaja de número y viéndose herido, se retirara. Lo importante ahora era tratar a los heridos y saber qué otra amenaza venía desde el suelo, no ganar experiencia o materias primas.

Pero lejos de retirarse, el felino rugió. Era una habilidad similar a Rugido del León, que no afectó al hombre ni a los que estaban luchando contra el tigre, pues Eldi les había aplicado Corazón de León, pero sí a todos los demás. El niño y quienes atendían al herido se quedaron inmovilizados por el miedo, mientras que los que luchaban contra lo que hubiera en el agujero salieron corriendo, abandonando su responsabilidad.

Inmediatamente, el felino se abalanzó hacia los que huían, dejando al resto atrás. Eran las presas más fáciles y vulnerables, y sólo necesitaba a uno de ellos para saciar su hambre. Después de ello, se marcharía con la presa en sus fauces, para poderla devorar con tranquilidad.

Eldi intentó crear un Muro de Fuego para detenerlo, pero el felino lo saltó con facilidad, acercándose velozmente a sus víctimas.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora