Condado de Tenakk

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Tal y como recordaba, aquella parte del bosque se hacía más espesa, por lo que era difícil encontrar el lugar cuando no podías consultar un mapa con la cruz marcada que te habías bajado de los foros. Lo peor es que no había una pared de roca en la que buscar una abertura, sino una superficie llena de pequeñas colinas, en alguna de las cuales debía encontrarse una cueva que se adentraba hacia el suelo y que estaba cubierta de vegetación.

Había esperado que no fuera fácil, pero empezaba a desesperarse. La única razón por la que su cuerpo no estaba cubierto de arañazos era Regenerar y Cuerpo de Acero, pero estaba cansado de usar el hacha para cortar las hierbas, o de encontrar agujeros que no eran más que agujeros. Y suerte del Aura de Hielo para protegerse de los pequeños insectos, ya que la de fuego era demasiado peligrosa de utilizar entre tanta espesura.

Cortó un tentáculo que se enroscaba en su brazo y que segregaba un veneno paralizante, lo suficiente para dejar indefenso a un animal de hasta nivel 20, pero que a él sólo le ocasionó un leve entumecimiento en el brazo. De haberse encontrado en esa situación días atrás, podría haber sido un problema mucho más serio, pues hubiera corrido el riesgo de ser digerido por la planta carnívora dueña de aquellos tentáculos.

Otros tentáculos se abalanzaron hacia él, por lo que decidió acabar con la raíz del problema, usando Jabalina contra el cuerpo principal de la planta, y perdiéndose ésta con la lanza tras el hueco que había estado tapando.

Eldi penetró en aquel hueco, tanto para recuperar la lanza como ante la esperanza de haber encontrado lo que buscaba. Y así fue, pues la luz de la lámpara descubrió el hermoso reflejo de los metales incrustados en la roca.


Las cuevas eran extensas y carentes de peligros para él, y tenían una salida a otro conjunto de cuevas. Era un pequeño agujero apenas visible desde el otro lado, pues estaba escondido entre las formaciones rocosas de un techo de cinco metros de un lugar sin luz.

Bajó con una cuerda mientras su asistente iba y venía sin aparentemente importarle aquella altura, sólo concentrado en su trabajo de recolección de minerales.

El nuevo sistema de cuevas era más amplio y había claras trazas de haber sido visitado, como cenizas en el suelo de un pequeño campamento ya levantado. Probablemente un punto de descanso para cazadores, y cuya entrada no tardó en encontrar. Era casi de noche, por lo que decidió volver por donde había venido, subir por la cuerda y descansar en aquella parte de las cuevas que parecía más segura, aunque usando Poder del Topo para preparar algunas trampas alrededor, por si acaso.


A la mañana siguiente volvió a bajar a la otra cueva y salió a explorar. Subió por la ladera para buscar un lugar despejado desde el que poder ver los alrededores, y desde el que pudo avistar una aldea que debía encontrarse a unos 10 kilómetros de allí. El camino que llegaba hasta ella pasaba no muy lejos de allí, y por él se acercaba un carruaje en dirección a la aldea, por lo que decidió acercarse para observar más de cerca.

El carruaje llevaba el escudo de armas del reino de Engenak y el del Conde de Tenakk, uno de los nobles del reino que en el juego se consideraban débiles, y cuyas tierras no contenía lugares de nivel mayor que 30. Por ello, no tenía una extrema necesidad de soldados de alto nivel.

Los ocho soldados que protegían el carruaje tenían niveles muy bajos, con un máximo de 15. De hecho, los soldados de menor nivel van del 5 al 20, mientras que los veteranos del 20 al 35. A partir de allí hay caballeros, de 30 a 45; caballeros veteranos, de 45 a 60; élites, de 60 a 75, y las fuerzas especiales, que pueden llegar a nivel 90 y suelen ser exclusivas de la realeza. Sólo unos pocos nobles se pueden permitir tener soldados de semejante nivel.

Además, hay mercenarios que pueden ser contratados por un tiempo y precios razonables, junto con aventureros que pueden o no prestar sus servicios. Lo que quedaba claro es que aquel carruaje no llevaba a nadie que los condes consideraran imprescindible, pues ni se veía muy lujoso ni la escolta era de alto nivel, pero el hecho que llevara escolta significaba que tenía algún tipo de asunto oficial entre manos.

Lo siguió con la mirada mientras se perdía por el camino, preguntándose si sería algún mensajero, un recaudador de impuesto o tenía algún otro tipo de asunto en aquella aldea. Sea como sea, en las circunstancias actuales le era difícil averiguarlo.


Y mientras, en la aldea, dos niños esperaba temerosos la llegada del enviado del conde. Sin padres y bajo el cuidado del resto de la aldea, no podían oponerse a la generosa oferta del noble que dominaba aquellas tierras, aunque todos sabía que su interés no era altruista. Aquellos niños tenían la capacidad de aprender el oficio mágico de peletería, permitiéndoles usar los utensilios mágicos propios de su oficio, un oficio muy demandado como todos los mágicos.

El conde se había ofrecido a acogerlos, y darles un hogar y un maestro, pero nadie dudaba que les esperaba una vida poco menos que de esclavitud, como a otros les había sucedido. Por desgracia, no habían podido esconder a los niños a tiempo y no tenían el poder de oponerse, que sólo significaría la desgracia para ellos y sus familias.

La única esperanza para ellos era el retorno de quien casi cien años atrás había obligado a los nobles a tratar a sus vasallos como algo más que meras posesiones. Y si bien la noticia de la llegada del último visitante había alcanzado sus oídos, hasta ahora no había ninguna de que Eldi Hnefa hubiera sido el que había regresado.

Así pues, los aldeanos no tenían más remedio que despedirse de los dos hermanos mellizos. Y estos sólo podían aceptar su destino y esperar a que vinieran a recogerlos, con la esperanza de que su vida no sería especialmente mala bajo el control directo del conde.

Tragaron saliva cuando vieron la nube de polvo que indicaba la inminente llegada del carruaje y apretaron con fuerza sus propias pertenencias, lo poco que podían llevarse consigo.

Regreso a Jorgaldur Tomo I: el mago de batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora