Verdadero amor - Jacob Black y tú

|| La fiesta es mañana..||

-Buenos días _____(T/n).- susurró Alice mientras abría las cortinas de mi ventana dejando que la luz ingrese a mi habitación.

-Alice, no crees que es muy temprano- susurré, mientras volví a meterme bajo las sabanas.

-Nada de eso, hoy es un día especial. -Murmuró Alice.

-Uhmmm, la fiesta es mañana Alice, no hoy. - susurré

-Lose, pero hoy es la prueba de vestidos para todos, debo asegurarme de que den una buena impresión a la familia. - comentó

-No crees que vestirnos todo un día antes y vernos, es no tan "llamativo", al otro día ni siquiera mi familia se sorprenderá al verme. - respondí, saliendo de entre las sabanas y sentándome en la cama.

-Es por ello, que soy la única que los va a ver, no todos _____(T/n). Casi todos han elegido vestidos y tu no. - murmuró. - Tienes que verte hermosa.

-Por cierto, invité a Jacob a la fiesta, ¿no les incomodara, ¿verdad? - murmuré

-Si no está atrás de Bella, pues ni Edward lo notará. - susurró

Aquel comentario, no me gusto en lo absoluto, pero, aunque me doliera, ella tenía algo de razón, trate de olvidar todo eso y Alice empezó a buscar en mi armario algunos vestidos, no estaba seguro con respecto a ninguno, pero yo tenía en mente otros, recibí unos regalos de mis padres hace un buen tiempo y pues esos vestidos estaban en mi casa y no aquí, utilizaría quizás alguno de ellos para así poder escaparme de la prueba de vestuario de Alice, al menos por hoy. Aun así, dejé que Alice buscara en mi armario, tenía uno en color palo rosa que era también muy lindo y que según Alice ese iba a quedarme genial, accedí a lo que dijo así no tenía que pasar por mas ropa y todo lo demás, aunque todo ese análisis a mi closet duro alrededor de 3 horas. Como buena hermana salió de mi habitación y se fue ahora a la que probablemente era de Edward, ya que su voz se escuchaba muy fuerte conversando con ella, tenía la intención de buscarlo y arreglar las cosas un poco al menos, pero cuando estaba por salir Rosalie y Emmett me detuvieron frente a mi habitación.

-Necesitamos tu ayuda...- susurró Rosalie mientras tomo de mi mano y me llevo a la cocina.

-¿Y ahora que ocurre?...- susurré viendo algunas personas desconocidas en mitad del comedor.- Rosalie que es todo esto

-Son ayudantes, vinieron a decorar la casa para la fiesta de mañana. – murmuró Esme. - Las demás decoraciones la pondrán mañana en la mañana y también traerán los bocaditos y las tortas que se pidió.

-Pero necesitamos de tu ayuda para elegir que sabor es el mejor. - murmuró Rosalie.

-¿Y cómo ayudare?.-inquirí

-Es muy sencillo señorita Cullen.- comentó una joven que estaba frente a la mesa y con una fila de 6 pedazos de pastel.- Necesito que pruebe de cada uno de ellos y el que mas le guste es el cual elegiremos para mañana.

-¿Debo hacerlo yo?.- murmuré.

-Tu degustación por la comida es mejor que la de nosotros ____(T/n).- susurró Emmett dedicándome un suave guiño.

-Esta bien, probaré cual está mejor. - respondí

La joven me indico el sabor de cada uno y aunque sentí que mi lengua estaba en una mezcla de sabores hubo una que llamo mi atención, más que cualquier otra. Era el pastel que tenía en el centro una mermelada de frutas con un leve toque a licor, si, licor. Era algo sencillamente extraño ya no ingería un tipo de alcohol ni nada, pero la sensación refrescante de esa era exquisita. Según Gabriela, era una torta de frutilla, que en su interior estaba bañado de una crema con ligeros toques de licor de fresa, pero que su porciento de alcohol era lo mínimo, solo que la fresa en esa combinación era agradable. Rosalie se acercó a probar solo por la necesidad de complacer a la señorita alegando de que esa era la que escogeríamos. Me necesitaron para algunas cosas más, degustación de más bocadillos, los refrescos y todo, mi tiempo de almuerzo había pasado mucho antes, ya eran casi las 5pm en la que toda la familia estaba involucrada en casa, que me hicieron olvidar de mi plan principal que era buscar a Edward, pero cuando me acerque a su habitación el ya no estaba ahí, se había marchado y con él mi oportunidad de conversar y arreglar todo.