Al día siguiente todos nos levantamos temprano, Ethan y Bastián estaban ya listos, pues iría con ambos a casa de Elena, Ethan prometió volver antes con Adrianne, así la pelinegra no se sentía tan sola. Tomamos algo suave en el desayuno, lo suficiente para tener energías, aunque claramente los chicos comieron más de la cuenta, ese era su modo. Adrianne se quedaría en casa a acomodar más cosas y cocinar algo para todos, ya que ella no podía acompañarnos. Lleve el grimorio en mis manos y Ethan sostenía las cadenas, por si sucedía algo, sería quien me las coloque lo más rápido posible, aunque por ahora estaba tranquila.
Caminamos un buen rato cuando estuvimos cerca al lugar de Elena y pude ver como ella nos esperaba en aquel borde del campo que la protegía.
Nos invitó a pasar y me recibió con un pequeño abrazo.
—¿Cómo amaneciste? - me preguntó.
-Bien, creo que, con mucha energía, más que otras veces. Así que estoy lista. - contesté. - Oh, por cierto, Elena, él es Bastián.
-Así que tu debes ser él amigo lobo de Ethan. - pronunció ella.
-Ese soy yo. - añadió Bastián con una sonrisa mientras recibió el abrazo de Elena.
-Ahora veo por qué ______(T/n) habla maravillas de ti. - comentó. - Hacen una linda pareja.
-Uhmmm, no es que nosotros... - tartamudeo Bastián.
-Somos amigos... - intervine.
-"Aún". - murmuró Ethan.
-Pues al menos tiene a alguien Ethan - respondió Elena.
-¡Hey!, porque siguen haciéndome esas bromas. - pronunció Ethan.
-Es que ya estás en la fase de ser un solterón. - contesté mientras me acerque a él y lo abrace sutilmente.
-Solterón empedernido, ¿ok?.- comentó entre risas Ethan.
Todos empezamos a reír para luego empezar a caminar a la cabaña de Elena. Al parecer ella me enseñaría unos hechizos que podrían ser buenos para mí.
Por su parte Ethan se despidió para volver con Adrianne y todos estuvimos de acuerdo. Bastián quedaba maravillado de conocer el espacio de la cabaña de Elena, es más, hasta ella misma le propuso que fuera al lugar que parecía un campo deportivo, ahí se distraería con el básquet.
Él accedió y nos dejó a ambas solas, Elena tenía todo preparado y me enseñó a realizar un hechizo que se hacía llamar, hechizo de sello, uno capaz de hacer dormir a un vampiro durante un buen tiempo, a tal grado de llegar a disecarse. No podía creer aquello, pero en definitiva era algo emocionante, por supuesto.
Practicamos, aunque no podía hacerlo con alguien, practicar ayudaba mucho, me enseño también unas formas de remedios caseros, con yerbas, flores y otros ingredientes naturales, era su forma de curarse con el paso de los tiempos. Ya que los aquelarres de brujas no tenían algún hospital cerca o lo que sea.
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