|| Repartidor de paquetes....||

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- ¡Hola! - comenté quedándome cerca.

- ¡Hola!, tú debes ser ____(T/n), ¿cierto? - comentó el joven alto. - Alguien me envió para entregarte esto.

- ¿Para mí? - pregunté algo sorprendida de sus palabras, pero recibí aquel paquete, estaba muy bien embalado y en una parte de ellas decía "-De: Adrianne". - Adrianne....

-Si, la señorita Adrianne lo envío. - susurró.

- ¿La conoces?... - murmuré mientras levanté la mirada hacia él.

-Claro que sí, Ethan me la presentó, disculpa soy algo torpe y olvide decir mi nombre. - me dedicó una sonrisa para luego acercarse un paso a donde yo estaba. - Me llamó Bastián.

"¿Bastián?, él era él chico del que Ethan siempre me habló, entonces se trata del mismo hombre lobo, bueno, la sangre de lobo corría por sus venas, pero aun él no rompía aun aquella maldición. No podía imaginar que el chico que alguna vez vi en un centro comercial sea el mismo chico con el cual querían emparejarme, casarme para ser exactos, todo esto de seguro era obra de Ethan para hacerme enojar un poco, cuando era molestos o conseguía hacerlo y de la peor manera, sus bromas eran así.

-Gracias Bastián, he oído sobre ti.... - susurré. - Eres pariente lejano de Ethan.

-Si, diría que varios " tátara tátara atrás", es como un tío en realidad. - murmuró. - Bueno, debo irme....

- ¿Volverás a PortAngeles? - pregunté, al cual recibí un ligero movimiento de su cabeza a modo de aceptación. - Es muy tarde.... puedes quedarte en mi casa y luego mañana irte.

-No, disculpa, pero no quisiera incomodar... - sugirió él.

-Nada de eso, no es molestia para mí, además, eres amigo de Ethan, lo aprecio mucho, jamás sería grosera de dejar a un pariente suyo a la deriva

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-Nada de eso, no es molestia para mí, además, eres amigo de Ethan, lo aprecio mucho, jamás sería grosera de dejar a un pariente suyo a la deriva. - susurré - Acompáñame.

No podía correr ya que él no era un lobo aún en su totalidad, así que optaríamos por caminar, admirando cada espacio del bosque, al parecer a él le gustaba, ya que la residencia de uno de sus abuelos estaba sobre un bosque cerca de Jacksonville, eso me comento durante nuestro trayecto.

-Bien, hemos llegado. - sugerí, aunque por el rostro de Bastián, no comprendía nada.

-Es mi imaginación o, ¿no veo nada? - susurró acercándose más a donde yo estaba.

Le dediqué una sonrisa y asentí a lo que dije, olvide que el hechizo de protección en esta casa no era visible así nada más, coloque ambas manos frente al lugar para volver a decir las palabras correctas y dejar que la casa se viera. Bastián quedó admirado al ver que donde no había nada, ahora se formaba ante sus ojos una gran casa, me acerqué a abrir la puerta para así ambos ingresar.

-¿Te has acostumbrado a vivir así?..... - preguntó cuando se sentó sobre un sillón

-¿Te refieres a la magia?-susurré, para ver como asentí con un movimiento en su cabeza.

Verdadero amor - Jacob Black y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora