-Si, ¿hice algo malo?- añadí.- Lo lamento, es que es mi mejor amiga, sabes que le cuento todo lo que hago.
-No, es normal cariño.- concluyó.- Solo espero que no hable y diga algo, sino Ethan va a matarnos.
-Espero y no, ya le advertí. Y si algo hace, la vamos a callar, definitivamente sí. – reí para luego dedicarle un guiño.
-Callar como, ¿un mes sin compras?.- continuo.- Oh quizás la dejemos en una isla perdida.
-Pues encontraría el camino, tienes poderes...-insistí.- Creo que quemar unas revistas la volverían loca y estaría en depresión.
Ambos asentimos a la idea, para empezar a caminar nuevamente en la dirección de los demás, aunque estábamos a mitad de camino se me ocurrió algo, que quizás iba a desviar la atención. Y de cierta forma iba a relajarme también, ya que necesitaba un poco de eso.
-Creo que irás solo a cenar, voy a dar unas vueltas aún, quiero despejar mi mente.- confesé.
-¿A dónde vas?.- preguntó él.
-Quiero solo correr, además, será una buena distracción, si preguntan por mí, sabrán que demoramos por ello.- concluí.- Es una buena idea para escapar.
-Bueno, aunque no hicimos algo malo.- murmuró.
-Claro que no, pero ya sabes la tensión que habrá, creo que ni hablaría yo tampoco de la vergüenza. – comencé a comentarle.
-Lose, bueno, ve y diviértete, me encantaría acompañarte pero.- frunció el ceño-
-Aun no puedes. - negué moviendo mi cabeza.- Pronto eso acabara, yo sé que sí.
Y antes de que pudiera decirme algo se inclinó para dejar un beso en mis labios, comprendiendo mi idea, quería algo de tiempo para mi y relajar y correr libremente por el extenso bosque, era algo que necesitaba siempre. Dejar que el aire, que la naturaleza me envuelva en mi forma lobuna, después de aquel beso me aleje y donde antes estaba yo, había sido reemplazada por una gran figura de un lobo blanco.
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Pude ver a Ethan que siempre se sorprendía ante tal cualidad, pues el era lo opuesto a mí en el color, mientras yo era de un color claro, su color negro azabache como la noche ,solía darme escalofríos. Se acercó acariciando mi cabeza para luego empezar a correr en otra dirección, adentrándome en el espacio del bosque.
Era emocionante sentirse así, amaba la magia, pero transformarte en lobo era sentirte libre, correr sin algún prejuicio, sentir tranquilidad y paz en todos los esplendores posibles. Agradecía siempre esa parte que fue heredada por mi madre, por que me recordaba siempre a mamá, aunque solo tuve dos ocasiones en las que pude verla en su forma de lobo y claro, papá siempre tuvo cuidado. Siempre estuvo ese riesgo que me hiciera daño, pero como lo dijeron, el linaje de mi madre se controlaba mucho y ayudaba en aquellos instintos, sin contar que todo era cuestión de práctica, tarde o temprano te adaptabas a tu forma de pensar y actuar.
Corrí por todo ese inmenso lugar, disfrutando de la brisa del mar como golpeaba mi rostro al correr cerca de la orilla, podía disfrutar del agua fría que el mar acercaba a mis patas, también degustaba aquellos aromas tan exquisitos que las flores a mi alrededor me obsequiaban. Tenía todo eso en un ambiente tan cálido y reconfortante. Me senté frente al mar observando parte de la luna, quien aún no estaba completa en su totalidad. Pero no quitaba lo hermosa que esta podía ser. Recuerdo haber estado minutos en ese lugar, hasta que sentí unos pasos en mi dirección, lo cual me hizo estar alerta y pude notar como Ethan se acercaba hasta donde yo estaba esta vez.
-Bastián comentó que saliste a distraerte y pues quizás pensé que necesitabas compañía. - confesó sentándose a un lado de donde yo estaba.- Aunque no puedas conversar, puedo estar aquí.
De lejos lo observé, ladeando a un lado mi cabeza para volver mi atención a donde estaba nuevamente, aunque pude ver con detenimiento como Ethan analizaba cada parte de mí, quizás se sentía extrañado de poder verme de esa manera. Y sobre todo, pensar que él deseaba algo así, poder convertirse en cualquier momento, ya que si había alguien más que amaba lo de ser lobo, era él. Era su naturaleza, creció con ello, él nació para ser un lobo y aunque ser hibrido cambio un poco su vida, jamás olvidaba que su amor por su parte lobuna era inmensa.
-Cuando te veo, de cierta forma puedo decir que es como sentirse orgulloso. - pronunció. -Amo ser un lobo y ver a más personas como yo, convivir en una manada, ser una familia enorme, me da nostalgia.
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Volví a ladear mi cabeza y giré un poco quedando frente a Ethan, volvía a sorprenderse de mi tamaño, pues para ello, debía agachar un poco la mirada, ya que medir mas de dos metros no era algo tan normal en una chica y menos en un lobo. Extendí una de mis patas hacía él, para luego ver como había extendido su mano colocándolo sobre mi pata y acariciar despacio parte de mi pelaje. Era bueno verlo por aquí cerca, sentía un aprecio inmenso y me reconfortaba saber que siempre estaba pendiente a mí.
-Imagino que pasarás la noche aquí , afuera. Tranquila lo entendemos, al menos ya se que decirle a Adrianne. - continuo. - Ya sabes cómo es ella, suele alocarse cuando no sabe dónde estás.
Asentí a sus palabras para levantarme nuevamente y ver que Ethan estaba haciendo lo mismo, se acercó a mi lomo y acarició este lentamente para luego girar en dirección de casa, creo que era ya su hora de descansar.
-Nos vemos luego _________(T/n), que descanses. - dijo.
Iba a empezar a correr cerca de la casa de Elena, pero disfrutaría más estando cerca a nuestra casa provisional, así en la mañana podía verlos a temprana hora. Por hoy quería seguir con mi curso de ser lobo, al menos hasta que sea un nuevo día. Nadie iba a enojarse si estaba fuera de casa, menos si solo estaba unos escasos segundos de casa. Era lo que necesitaba, conectarme con uno de mis linajes, lo cual ayudaba mucho en liberar tensiones y todo el poder que mi cuerpo sentía, me relajaba. Además, estaba lista para dormir cerca, formar un pequeño ovillo de mi cuerpo y descansar de esa manera.
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