||La más soñadora de todas...||

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-Hola mamá...- murmuré acercándome a la cocina y encontrando a Esme quien se acercó a mi en segundos para abrazarme.

-Hola pequeña, me empezaba a preguntar a qué hora volverías. - comento.

-Si, papá me lo dijo, pero bien, estoy aquí. - susurré.

-Bueno, nos debatíamos por saber que querías comer hoy, ya que Edward se ofreció a cocinar. - murmuró.

-¿Edward va a cocinar?- comenté.

-¿Cuál es la sorpresa?- murmuró Edward. – Se cocinar, además ya lo he hecho antes, cuando recién llegaste.

-No me sorprendí por que cocinaras. Me sorprendí de que estarías en casa, como siempre estas con Bella. - susurré entre risas mientras Esme me sonrió.

-Pues hoy no puedo, tengo entendido que Charlie iría a casa de una tal Sue y pues, es territorio de los Quileute, no puedo ir. - comentó.

-Oh, que pena por ti Edward....- susurré para soltar una pequeña risita a modo de broma y Edward lo entendió perfectamente.

En segundos estaba molestándome tratando de hacerme cosquillas a lo cual solo me reí a mi modo, habíamos perdido un poco la conexión con Edward debido a Bella, pero al menos hoy estaría solo y podría recuperar al menos unos minutos a aquel hermano que siempre me consentía en lo que podía.

Sugirió que prepararía una lasaña sabiendo que era mi plato preferido, sobre todo si lo hacía él, era casi el único que las comidas italianas le salían a la perfección, aparte de ello pues estuvo varios momentos en Italia y aprendí coda costumbre y comida de ese lugar. Esme termino de arreglar algunas cosas en la cocina y dejo el lugar libre para Edward, iba a irme de ahí para dejar que él cocine solo, pero pidió mi compañía, así tenia con quien conversar y pues acepte en quedarme.

Empezó a contarme sobre cómo fue que Victoria apareció hoy en la mañana cerca a los limites y pues no logró cruzarlos ya que Victoria fue perseguida por algunos Quileute y se fue tanto de la reserva como de Forks, por ahora.

-Es algo momentáneo Edward, Victoria va a volver....- susurré.

-Si, eso lose bien, pero por mas que tratamos en detenerla se nos escapa de todo. - murmuró.

-No es el momento preciso aún, dejémosla ver cual es su plan y con ello atacaremos. - comenté.

-Gracias...- murmuró Edward quien se giró a verme.

-¿Por qué me agradeces?.- inquirí

-Por que aun así apoyas a la familia, siendo Bella la que esta en peligro y sobre todo porque ella te ha tratado mal, cuanto lo siento, espero con el tiempo lograr que ella cambie el concepto que tiene sobre ti. – susurró.

-No es nada, no es la primera persona con la que me topo de esa manera, aprendí a vivir con ello y créeme me enorgullezco de no ser solo una simple humana. - le dedique una sonrisa a Edward, quien se acerco y todo suavemente mis manos.

- Aunque lo nuestro en un tiempo no haya funcionado, quiero que sepas que eres especial para mí, pase lo que pase voy a protegerte, porque eres mi familia _____(T/n), una muy especial, más que todos.

Aquellas palabras propias de Edward me hacían sentir tan bien, me acerque a el y logre abrazarlo por algunos segundos, en el fondo yo sabía perfectamente que mi hermano no era malo conmigo, su forma de proteger era algo impulsiva pero no hacía las cosas con maldad, ya no, los días en que temía por mí, se habían acabado, además, cuando él estaba solo parecía que no era influenciado por el aura de Bella quien lo manipulaba, aunque Edward tampoco era tonto y se daba cuenta de las cosas. Nuestro momento fue interrumpido por la ebullición que hizo una de las ollas en la cual indicaba que parte de la comida ya estaba lista. Volví a mi lugar en el comedor sentándome y esperando que Edward cocine, de momento Esme me llamo a la sala así que me acerque a ella, quería que toque algo para ella en el piano, no era tan perfecta como Edward, pero aprendí de él, pues fue quien me enseñe en algún tiempo todo lo que se.

Complací a Esme con una de sus sinfonías favoritas, la cual admiraba y podía escucharla una y otra vez sin que la aburría, decidí tocar otra, la cual era la favorita de Edward, era la sonata n.º 14 Claire of moon de Ludwig van Beethoven. Esa era la tonada que Edward siempre amaba escuchar, así que la toque para él, estuve tocando por algunos segundos, cuando sentí su presencia a mi lado, sentándose junto a mi y ambos tocando al compás, aunque al final deje que el continuara con todo, Esme fue la que adoro mas el momento, ya que la música de ese tipo era su favorita. Terminando eso, Edward se encargo de servir mi plato de comida mientras ellos me observaban comer, a veces era incomodo ser la única que comía algo y ellos solo observaban, pero había aprendido a vivir con ello.

Pasamos la tarde disfrutando la compañía de todos, por unos segundos Edward me insistió en jugar PlayStation, pero no era buena en ello, pero accedí solo con el fin de pasar mas tiempo con él, Esme me hacía porras a lado, ya que conseguí empatar al final en unos de los juegos, aunque era inevitable que no ganase, ya que siempre leía los movimientos de sus oponentes, pero en este caso, el no podía hacerlo conmigo.

-¿Estas tratando de leer mi mente?- susurré.

-Aunque trate, no puedo conseguirlo, es más difícil de lo que podría pensar. - comentó. -Es como solo escuchar un gran silencio en ti, pero estoy seguro que tienes mas pensamientos que cualquier persona.

-Soy mas soñadora entonces...- respondí con una sonrisa entre mis labios.

-La más soñadora de todas. - comentó Carlisle que entraba en la sala hasta donde estábamos.

-¿Qué tal el trabajo hoy papá?- susurré.

-Bien, termine algo agotado por papeleos, pero, ver a mis dos primeros hijos teniendo la química de siempre, me hace sentir mas feliz aún. - susurró en mi dirección.

- Pues Edward es él complicado papá...-comenté. - Pero accedió a comprarme una moto si le ganaba en el juego.

-Hey, yo no dije eso....-comentó riéndose Edward a lado mío.

-Mamá, Edward me esta llamando mentirosa y no lo soy, ¿cierto? - susurré haciendo un pequeño puchero a Esme.

-Mamá, Edward me esta llamando mentirosa y no lo soy, ¿cierto? - susurré haciendo un pequeño puchero a Esme

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-Edward, tienes que cumplir tu palabra, ____(T/n) ganó una moto. - susurró acercándose a mí y abrazándome.

-Así que una moto...- inquirió Edward.

-Son lindas, me llamo la atención cuando las vi en Forks, así que dije por que no. - murmuré. - No hay nada de malo que use una, ¿cierto papá?

-Claro que no, además si Edward te prometió una, estaré al pendiente para que cumpla su palabra. - susurró.

-Acabo de ser utilizado y nadie se da cuenta aquí. -respondió Edward mientras me observaba.

Todos nos reímos por el momento que estábamos teniendo, era totalmente agradable, además había conseguido que uno de mis hermanos compre una moto para mí, no sabía utilizarla, pero Jacob quizás podía ayudarme, creo que era el indicado para ello, así se mantendría ocupado en algo distinto para enseñarme y no tendría que estar tan pegada a él como cuando no se sentábamos juntos y siempre buscaba la forma de tomar mi mano, aunque no era tan grave, solía darme vergüenza eso.

Verdadero amor - Jacob Black y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora