Un rayo de luz pequeño apareció por mi ventana el cual estaba ahora totalmente sobre mi rostro, era el sol diciéndome a su manera que un nuevo día empezaba y que debía despertar ya. Realmente amaba mi cama, no solo por lo suave y amplia, sobre todo porque podía dormir hasta tarde, cosa que no lo hacia en Italia, por suerte hoy no tenia a Rosalie a primera hora diciéndome buenos días y eso de por si era muy raro, era la primera en verificar si estaba en mi cama y si pude descansar. Me vestí luego de darme un aseo super rápido y Sali de mi habitación, el pasillo estaba totalmente vacío, ningún ruido por aquel segundo piso. Continúe el camino hasta bajar a la sala y no había rastros de nadie aun, ¿se habían ido a algún lugar sin avisar?, eso estaba raro, siempre avisaban al menos algo, sobre la mesa del comedor yacía un plato a lado de este una caja de leche y una caja de cereal, solo podía pensar que era la pequeña de la familia y que me cuidaban como tal y ese desayuno era cortesía de Emmett ya que se encargo de firmar aquella caja con una perfecta letra como el solía tenerla, una pequeña sonrisa apareció en mis labios y cuando estaba por volver a la cocina se escuchó pasos, como si estos vinieran en mi dirección.
- ¿Papá?, ¿eres tú? - susurre
-No, Carlisle y los demás salieron temprano, ¡Buenos días _______(T/n). - comento Edward quien se acerco hasta la mesa quedando a unos metros míos.
¿Edward?, ¿me había saludado él?, eso era muy raro, sobre todo porque hoy no lo veía con aquel rostro que mostraba molestia ante mí, por el contrario, una sonrisa estaba dibujada en sus labios mientras me saludo. El Edward que estaba frente a mi lucio distinto, una camisa celeste clara, unos pantalones y el cabello removido, tal cual solía usarlo él. Cogí una cuchara que había cerca y regrese en la dirección de Edward, me senté frente a la silla donde él estaba y esboce una diminuta sonrisa algo sarcástica.
- ¡Buenos días Edward!, al parecer hoy es el día de los milagros...- volví a dedicarle esa sonrisa y vertí algo del cereal en el plato.
-Los milagros existen _____(T/n). - sonrió nuevamente y se sentó.
- ¿Dónde están todos?......-pregunte mientras vertía leche y tome la cuchara para poder empezar a comer.
-Salieron, Carlisle y Esme fueron a Forks, querían comprar algunas cosas, el resto está de caza. Carlisle me pidió que te avisara y que te cuide en lo que pueda. – sonrió nuevamente mientras me miraba.
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- ¿Cuidarme?, ¿mi papá me encargo en la persona que mas me odia de esta casa? - rodé los ojos ante aquel comentario y cuando estaba por estirar mi brazo en dirección a las servilletas sobre la mesa, Edward fue más rápido y me la entrego mientras estaba ahora a centímetros de mí. -Gracias.......
- ¿Quién te dijo que te odio? - miro intrigado con una ceja levantada.
- ¿No es evidente? Toda la casa se dio cuenta, creo que tu no......- susurre mientras vertí un poco de cereal nuevamente y comí de este.
-No te odio ______(T/n), es complicado......te lo explicare con calma luego de que termines de comer y salgamos al bosque. – comento y volví a levantarse.
- ¿Salir?.......- dije después de comer y dejar mi plato a un lado.
-Si salir, apúrate o se nos hará tarde......- en una velocidad impresionante, levanto mi plato y todas las cosas de la mesa para ir a la cocina.
-Soy mayor que tú Edward y mas fuerte, no puedes ordenarme.........-susurre mientras me levantaba de mi asiento y me cruzaba de brazos al girar y observarlo.
-Se que eres fuerte y no me da miedo _____(T/n). – dijo esto y al decir mi nombre volvió a hacer eso de desaparecer de mi vista y ahora tenerlo a escasos centímetros de mí, su rostro estaba cerca al mío, como si me mirara de una forma retadora. – Iré por mi casaca...- al mismo estilo que de Edward desaparecí del lugar para llegar en segundos a mi habitación.
¿Qué había pasado ahí abajo?, Edward y yo habíamos hablado por primera vez y de la forma en que las cosas pasaron fue todo raro. Pero realmente me agrado el momento al menos un rato, ya que era una oportunidad de que podamos congeniar al menos algo, iba a tomar esa oportunidad ya que a veces sus comentarios eran muy hirientes para mi y era incomodo sentirse así en la casa. Busque en el armario una casaca que pudiera abrigarme y al ponerme esta tome mi móvil y baje hasta donde estaba Edward, este me espero en la salida, también puesto una casaca y abrió la puerta cuando llegue a su lado.
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