Desperté por un extraño ruido, parecía ser él de una regadera eléctrica, sentí los rayos del sol llegar a mi rostro y gruñí en voz baja.
Rápidamente cubrí mi cara con la sabana y me di la vuelta boca abajo para seguir durmiendo.
Que alivió, no hay dolor de cabeza. Supongo que me salvé de una resaca.
aún así sentía la suficiente pereza para no querer levantarme de aquí por un largo tiempo.
—Hmm, chicas...—murmuré adormilada.
Al no recibir respuesta supuse que aún seguían durmiendo y quién sea que se estuviera bañando no me iba a escuchar por el ruido de...
¡Cielos!
¡Mi cuarto no tiene baño!
Abrí mis ojos rápidamente y quité la sabana que hace segundos estaba cubriendo mi rostro sentándome sobre la cama. Este no es mi cuarto.
—¿Como llegué aquí?—pensé en voz alta y alboroté mi cabello tratando de recordar.
De pronto cientos de pensamientos rondaron por mi cabeza.
Tal vez entraron a robar, alguien golpeó a mamá y nos llevaron, probablemente nos secuestraron, sí, nos secuestraron o más bien...
¡Me secuestraron!
Me levanté inmediatamente buscando la salida con la mirada.
Dios, ¿porqué me secuestrarían? Ni si quiera tenemos dinero.
¿Y porqué solo a mi?
Bajé mi vista a mi pijama, una blusa de tirantes y un pequeño short negro.
Cerré mis ojos quejándome mentalmente.
Tomé una bata negra de la misma tela cubriéndome.
No puedo salir de aquí vestida así, con desesperación mi vista recorrió el lugar.
¿Por que no hay ningún armario? Observé las dos puertas.
Con temor me puse de pie y de puntitas caminé cerca de la puerta doble, esta se abrió automáticamente. Mis ojos se abrieron de asombro.
—¿Que...es todo esto?—murmuré al entrar al lugar.
Una habitación con cientos de abrigos, blusas, vestidos, pantalones, zapatos y bolsos aparecieron frente a mí, incluso había un sofá donde podría sentarme por horas y pensar que podría ponerme.
¿Esto es...a caso es una boutique?
Levanté mi vista y una gran lámpara plateada caía del techo, todo era blanco y con pequeños detalles plateados. Lucia fino y elegante.
Anhele todo deslumbrada.¿Qué...estoy haciendo?
Salí de mi trance para volver a la realidad; mi vida estaba en peligro y tenía que salir de aquí cuanto antes.
Busque con la mirada algo que ponerme para salir. ¿Esto no sería robo, cierto? Podría tomarlo y regresarlo después. Claro, ya que esté a salvo.
Tome uno de los vestidos blancos holgados, fruncí el ceño y me acerqué viendo los demás.
—Demasiado fino para ser algo casual—murmuré.
Me detuve al volver en sí.
—Pero, ¿que estoy haciendo? No vine de compras—Repliqué quejándome.
Me cambié lo más rapido posible y me apresuré para salir del. Pase una mano por mi cabello pelándolo hacia atrás.
La puerta automática se abrió de nuevo y corrí hacía la puerta principal para salir de la habitación cuando la puerta del baño se abrió.
Me mantuve inmóvil.
Cielos no.
Probablemente esta era mi perdición y ahora estaba pagando por mentirle a mamá, por tener una mala conducta y entrometerme en peleas.
Dios, perdóname por todos mis pecados.
Por favor.
Aún me encontraba de espalda y cerré mis ojos pensando en todas las cosas por las cuáles que merecía esto.
—Debí haber sido mejor hija, mejor estudiante–murmuré, cientos de pensamientos horrorosos cruzaron por mi cabeza de lo que me podría suceder tras encontrarme en esta situación.
El ruido de la puerta cerrarse me hizo regresar a la realidad.
Abrí mis ojos y vi la pared blanca frente a mí, lentamente giré hacía atrás temerosa cuando ví a un hombre de espalda quién solo tenía puesta una toallá alrededor de la cintura.
¡El me secuestró!
Mis nervios se pusieron de punta y él miedo se estaba apoderando de mí y cuando él iba a girar hacía mi, volví a cerrar mis ojos fuertemente.
Estaba esperando y pensando lo peor cuando su voz masculina me saco de pensamientos.
—¿Qué haces?—escuché decir al hombre que hace segundos se encontraba de espalda.
Mi corazón se detuvo por un segundo, el miedo definitivamente me estaba hacíendo una mala jugada, no podía ser.
Yo conocía esa voz.
Abrí mis ojos con temor y lo ví a él.
Con su piel blanca que hacía resaltar el cabello pelinegro ondulado cayendo al costado de su rostro derramando pequeñas gotitas de agua debido a que acaba de salír de la ducha.
Sus labios carnosos rosados entre abiertos por la desconcertante situación, pero cuando sus ojos obscuros se entrecerraron, se asomó una sonrisa en su rostro que podría hacer derretir a cualquiera.
Mi secuestrador, ¿eres tú?
Estoy alucinando, ¿es por qué bebí anoche?
No lo podía creer.
Parpadeé varias veces percatandome de que no estuviera alucinando.
—Tú...—mi voz temblorosa con un poco de falta de respiración salió con dificultad.
Tragué saliva, sentí que mis piernas temblaban y que en cualquier momento caería, me empecé a sentir mareada y mi vista se tornó borrosa hasta que no logre ver nada más.
Me desmayé.
{..}
Abrí mis ojos con dificultad, mi vista estaba borrosa pero lentamente todo se fue aclarando a través de mis pestañeos.
Confundida observé a mi alrededor, estaba en la misma habitación que está mañana.
—Ah...sí. Me reuniré con usted en treinta minutos—escuché la voz masculina que llamo mi atención,—De acuerdo Señor Lim.
Mi vista subió y vi un hombre de espalda frente a la ventana abierta, él parecía conversar por teléfono.
En cuestión de segundos el colgó y giró hacía mi dirección, el reflejo de el sol y la luz no me permitía ver su rostro.
Fruncí el ceño tratando de poder verlo, el subió su brazo izquierdo sobre su cabeza y dio un paso al frente cubriendo con su cuerpo la luz que entraba por la ventana.
Abrí mis ojos sorprendida y solté un suspiro, llevé mi mano cubriendo mi boca abierta por el asombro.
¿Qué está pasando ahora mismo?
¡Cielos! ¿realmente es él?
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¿Qué pasó ayer?
Fanfiction¿Eres actualmente una fan? entonces esta fanfic es para ti. Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños? La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...