¿Eres actualmente una fan? entonces esta fanfic es para ti.
Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños?
La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...
—¿Lo recuerdas? ¿Eres la persona que lo recuerda? ¿Recuerdas todo lo que sucedió allí?
Ella asintió con lágrimas en sus ojos.
—Lo lamento, habértelo ocultado y fingir que no te reconocí. Pensé que sería más fácil pretender que no sabía nada. Pensé que sería menos doloroso.
Entré a mi habitación y me dejé caer al suelo abrazándome de ambas piernas y cubrí mi rostro entre ellas. La escuché tocar la puerta insistentemente.
—Por favor, ábreme. Hablemos.
—¡No quiero!—grité entre lágrimas y continué llorando.
—Se—Eunyeong cayó por un momento,—Se que te encontraste con Seoyoon aquella vez. Yo...fui quién consiguió su dirección, debido a un viejo amigo que es guardia de seguridad. Pensé qué...
—¿Pensaste que? ¿Que él me reconocería? ¿Como ese tipo de pensamiento pudo haber cruzado por tu cabeza?
—Lo siento. No fue correcto. ¡Quería hacer algo por ti pero no sabía cómo hacerlo!—se desesperó.
Me levanté y me recargué en la puerta de espalda.
—Extraño a él. A Ji Eun. A la existencia de la abuela. En este año ni sí quiera me he permitido pensar en él, en todos estos recuerdos. Cada que vez que lo hacía solo salía a correr hasta que no pudiera más y solo pensara en dormir, en lo cansada que estaba. Incluso sigo poniendo mi cepillo de dientes en la parte derecha pensando que el lo pondrá en la izquierda ¡Y todas esas malditas pequeñas cosas no puedo evitar. ¿Eso es justo para mí? Vivir de esta manera cuando solo soy una estudiante universitaria.
Comencé a llorar.
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—Discúlpame, por hacer que llevarás sólo tu esos recuerdos.
Me giré y abrí la puerta.
Ella observó mis ojos llorosos
Se acercó y me abrazó.
—Está bien. Puedes desahogarte conmigo. Di lo que sientes, hazlo.
—Tía. ¿Sabes todos los días que lo he estado esperando? que aparezca y me diga que me recuerda. Que lamenta haberlo olvidado. Lo he soñado tantas veces. Pero sigo siendo la única con esos sentimientos. Lo sigo esperando. Cada noche, lloré en silencio y en algunas ocasiones dormí en felicidad imaginando en la posibilidad en él que viera mi rostro y me recordará. Fingí estar bien, pero me estoy desbordando por dentro y entre más pasa el tiempo siento como si nos alejáramos cada vez más. Mis sentimientos están desordenados. ¿Me estoy cansando de esta espera?
Me aleje un poco de ella. Limpio mis lágrimas y me observó.
—Todo estará bien—tomó mi rostro entre sus manos.
—¿Como puede estar bien? Aún duele, duele tanto como sí fuera ayer. Tía, quisiera que nada hubiera sucedido.
