¿Eres actualmente una fan? entonces esta fanfic es para ti.
Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños?
La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...
Tragué saliva y observé mis manos un poco nerviosa.
—Él...siempre me mostró una persona completamente distinta a la que la gente decía y eso me hacía sentir especial. Solían decir que es poco agradable, pero la realidad es que es el hombre más noble que he conocido. Él es una persona cálida, humilde, comprensivo, simpático, respetuoso y educado. También es protector. Es bueno esperando, le gusta hablar en sarcasmo y no le gusta que lo contradigan–sonreí observando a la nada,—Su temporada favorita es cuando llueve, ese idiota nunca espera por la feria de un billete de cien dólares—reí por lo bajo—Logra todo lo que se propone. Es un poco miedoso pero finge ser duro. Cuando está molesto solo permanece en silencio y evita hablar con la gente. Odia que me preocupe y odia que...–
—¿Estás llorando?–preguntó Mina sorprendida. Sandara solo permaneció en silencio observando la escena.
Toque mis mejillas sintiéndolas humedecidas percatándome de las lagrimas.
—Lo siento–me puse de pie, tomé mi mochila y salí de ahí para entrar a los baños de la escuela.
Suspiré y mojé mi cara, agache mi cabeza sobre el lava manos.
—Oye. ¿Que fueron todas esas mentiras allá afuera?—reclamó Sandara a mis espaldas,—¿Cual ex novio?
Levanté mi vista y la vi a través del espejo. Mina entró detrás de ella.
—Siento haberte hecho recordar a tu ex novio–se disculpó. Sandara frunció el ceño hacia ella.
—Está bien–sonreí a medias,—Iré al salón de clases. Me voy—les avisé dirigiéndome a la salida.
—Oye. Park Somi—llamó Sandara.
{Dos semanas después}
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Habían sido dos semanas difíciles debido a exámenes y trabajos finales. Volver a mi rutina aún era un poco exhaustivo. La vida, de estudiante lo es.
Alguien tocó sobre mí butaca y levanté mi vista.
—Park So Mi, la felicito por su desempeño en los exámenes finales—felicitó el profesor.
—Ah...gracias—sonreí a medias.
—Solo hubo un pequeño error en todos ellos.
—¿Un error? ¿Cual fue? Creí leer muy bien todas las preguntas—fruncí el ceño. El me mostró el examen señalándome el error.
—El año y tú edad—negó al reír,—He corregido los demás, no te preocupes,—Regresa a dos mil dieciséis, Park Somi. Aún falta mucho para el dos mil veintiocho—rió, permanecí en silencio.
—Estamos en dos mil dieciséis—murmuré.
—Eso es todo, puedes retirarte—me pidió, asentí y salí del salón de clases.
