¿Eres actualmente una fan? entonces esta fanfic es para ti.
Todo comenzó como una broma. Pero, ¿que pasaría sí un día despiertas trece años después casada con el chico de tus sueños?
La caracteriza su despreocupada apariencia y malas notas debido a...
—Woah, ¿estoy viendo bien?—se preguntó Mina al verme bajar del coche.
—¿Fingirás sorpresa después de que me obligaste a ir a clases de manejo por semanas?—murmuré en queja,—Cosechas lo que siembras—seguí mi camino.
—Seguro que sí—se emocionó.
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—¿Es realmente necesario seguir yendo a las clases de comportamiento y lenguaje formal?—pregunte a Sandara quien estaba de visita en mi oficina.
—Dímelo tú–observó mis zapatillas a lado del escritorio,—Aún sigues quitándote las zapatillas al llegar a la empresa. ¿Que crees que dirá la gente cuando miren que andes descalza por allí?
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Sólo crucé mis pies descalzos debajo del escritorio.
—No es como si anduviera descalza por la empresa—respingué,—Solo lo hago cuando estoy aquí. Además hacen que mi tobillo duela.
Ella se puso de pie y tomó su bolso.
—Te tomarás el día libre, vamos–me llamo de pie. Negué en súplica. Ella se dio la vuelta y tomó mi brazo jalándome, caí al suelo y ella siguió haciéndolo.
Mina entró con papeles en mano y observó la escena.
—¡Mina!–grité desde el suelo mientras Sandara me jalaba,—Aprendí a utilizar adecuadamente los utensilios, beber vino, manejar y clases de lengua formal pero me niego a utilizar zapatillas. No me gustan. Son incómodas–hice una mueca. —¿Verdad que no es tan necesario?–sonreí incómoda.
—Lo es–respondió al acercarse, —Pero hay cosas más importantes por hacer. Toma–me entregó unos papeles, Sandara me soltó y aún sobre el suelo comencé a hojear.
—¿Que es esto?–levante mi vista hacia ella al no entender nada.
—Una demanda.
—¿Una demanda?
—Estamos en serios problemas.
—¿Aún...más?—pregunté un poco desconcertada.
Sandara sorprendida por la situación le arrebató los papeles para leerlos por si misma.
—¿Una demanda? ¿Por qué?–se quejó confundida.
—¿Estás enterada del escándalo contra la empresa?—preguntó Mina.
