¿Qué pasó ayer?

Capítulo 10 Part 3 ¿Eres mi amante?

Abrí mis ojos en asombro hacía Seoyoon pero el ya me estaba mirando, posé mi vista en el hombre perpleja.

¿Debo morir ahora?
Volví en sí.

—Ah...ah. Sí, él es un amigo—me acerqué a él y lo tomé del brazo,—¿No te hable de él antes? Es raro—titubee nerviosa.

La vista de Seoyoon recorrió mi brazo sujetando al hombre.

Mordí mi labio por mi errónea acción.
Lo solté de golpe aventándolo un poco mientras reí nerviosa. Golpee su hombro amigable.

—¿Porqué actúas así?—me miró el hombre,—Ahh—comprendió,—¿Eres Lee Seo Yoon?—se asombró.

—Sí, soy su esposo—se presentó.

—¿Su esposo?—sonrió por lo bajo y me vió,—Ah, cierto. No me presente adecuadamente—se dirigió a Seoyoon,—Soy Jason Roben—levantó su mano en dirección a él.

—Sr Lee, el coche está esperándolo—una empleada se acercó.

El lo miró por última vez.

—No creo que sea necesario saludar a alguien que no volveré a ver—tomó su maleta y subió al coche.

Permanecí inmóvil viendo la situación.

¿Que acaba de pasar?

—Él es tan grosero—murmuró el hombre desconocido a mi costado,—Por personas como él la gente dice que los que tienen dinero son así. ¿El es así siempre o debería preocuparme?

Cerré mis ojos y me quejé en voz baja.

—Oye, ¿te has vuelto loco?—reclame,—¿Por que dijiste que nos vimos el viernes pasado?

—¿Por qué no debería saberlo?

—¿Por qué?—repetí.

—¿Sientes algún compromiso con él?

—¿Qué?

—¿Crees que lo mal entenderá y te preocupa?

—¿Que hay sí me preocupa? Es mi esposo, debería preocuparme lo que piense sobre mí—me molesté y su rostro de torno serio.

—¿Por eso estabas tan nerviosa? Creo que eres clara ahora—murmuró,—Te estás esforzando mucho, ¿no lo crees? ¿Para quien debes decir esto? Sólo estamos tú y yo.

Giré a mi alrededor y le hice una seña de que se mantuviera en silencio.

—Escucha—giré hacía alrededor percatándome de que nadie nos escuchará—Lo que tengas que decir, no lo digas aquí–susurre, él levantó sus cejas y lo vi mirar hacía los lados.

—Está bien—comentó relajado observando la casa, ¿como podía estar tan tranquilo?,—Entonces, ¿nos podemos ver esta tarde?—me preguntó de repente, este descarado,—El no estará después de todo.

Corrí a él y cubrí su boca, él se sorprendió por la cercanía.

—¿Que estás diciendo?

Tras notar lo cerca me alejé repentinamente.